El mensajero de las leyendas

Ménethor

Lenoder y el hombre decidieron seguir el camino juntos y compartir provisiones. Aunque el hombre que iba con el casi no podia sostenerse en pie Lenoder se sentía más seguro con él.

Para pasar la noche se adentraron en una cueva donde hablaron y contaron historias.

·Aun no sé tu nombre.

-Ménethor, soy el consejero y general del reino de el valor. Y dime ¿ A qué vas tu al reino del alto elfo?

·Tiene información sobre mi raza y Idirian sabe mucho sobre ella. Antes me contaste que habías pasado por el bosque de Sacul. ¿Qué bosque ese?

-Era el que estaba frente a la montaña.
·¿Quién es Sacul?

-Espero que te gusten las historias de miedo, porque esta es una de ellas.

·Me encantan las historias de todo tipo.

-Cuenta la leyenda que una vez unos niños se alejaron mucho de las tierras de Laurien para jugar, y uno de ellos se adentró en el bosque. El niño se habia escondido allí todo el día y cuando llegó la noche el joven humano gritó llamando al resto de sus amigos. Pero en vez aparecer ninguno de ellos apareció un dragón y calcinó al niño.
A la mañana siguiente sus padres le encontratron allí. Habían ido a buscar al niño los amigos, los padres, guardias y la misma Laurien. La cual lloró al ver el cuerpo de aquel niño hecho cenizas. Laurien le puso el nombre del bosque de Sacul ya que así se llamaba el niño.

·Es una historia horrible, si es cierta, ya no creó que Laurien sea tan mala a pesar de lo que me han contado.

-Si lo es en, nuestro reino a Laurien se le conoce como la reina falsa. Ya que ha utilizado mil engaños para ganarse al pueblo.

·Además soltó mi hipogrifo, hace más de 2 semanas que no le veo.

-Tenías un hipogrifo, fascinante. Dicen que los hipogrifos se habian extinguido junto al reino Ibato .

·Si, junto a mi reino. La verdad es que ese hipogrifo lleva conmigo desde siempre. Si algún día encuentro a mis padres le preguntaré como llegó Castaña hasta mi.

Antes de que pudieran seguir hablando escucharon un ruido al fondo de la cueva. Fueron entonces hasta alli se encontraron a alguien con quien no contaban. Era un hombre con pelo muy negro, ojos grandes y oscuros, cejas pobladas, una armadura a cachos y un brazo lleno de quemaduras.
El humano y el Ibato tras una corta deliberación decidieron que hablase Lenoder.

·¿Quién eres?

-Me sacaron todo. Me derrotaron y yo no pude hacer nada. Huy aquí, a la montaña caída.

-Ménethor- Dejame a mí yo sé hablar con descelebrados. Mi loco y sucio amigo, ¿Qué te sacaron, de quien huiste, y por qué aquí?

El hombre se transformó en dragón, atravesó la cueva y salió volando.

-¿Eso era un krancos? ¡Increíble! Jamás pensé que vería uno. Cuando se lo cuente a mis amigos no se lo van a creer.

Pero Lenoder no escuchaba, se había ido al fondo de la cueva donde vio que el krancos tenía allí como una pequeña casa. Donde encontró una nota en la que ponía:

Es el primer día que voy a pasar en esta montaña, he visto a todos mis hombres morir. Soy Astrod y si alguien ve esto que sepa que he sido yo el que ha acabado con Laurien. Cuando me recuperé ire directamente a matarla. He encontrado el mejor lugar para descansar. Una cueva en una montaña. He escogido este lugar porque se que aqui no vendrá a buscarme. Tan cerca de su reino jamás vendrá.

·¿No te das cuenta de lo serio que es esto? No es un krancos cualquiera. Se trata de Astrod el lunático. Iba a matar a Laurien pero se olvidó. La montaña le enloqueció.

-Chico, no te tomes esto como un problema o acabarás como él.