Etilia, la ciudad de la fe en el reino de la esperanza

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-Vosotros ¿Qué hacéis aquí y quién os envia?

·Nosotros somos...

Antes de que Lenoder pudiera terminar la frase, el caballero sacó una vara de color oscuro y aunque pareciese pesada el caballero la manejaba con gran facilidad.
En ese momento ya que Ménethor estaba débil Lenoder se puso delante cubriendo a los dos con el gran escudo que le habia regalado Roco. El guerrero apoyó la vara en el escudo cogiendo así el suficiente impulso para saltar por encima de los dos cayendo detrás de Ménethor, donde lucharon vara contra maza , Lenoder volvió a proteger a Ménethor. En aquella inmensa batalla en la cuál solo se podia ver chispas entraron en una conversación.

-Intrusos de Ruthiel, dejad las armas y sereis juzgados por el rey. No lleváis ropa habitual de aquí debéis rendiros espias de Rithiel.

-¿Espias de quién, juzgados por quién? Maldito lunático.

·Ménethor cállate es lo que queremos. (Dijo susurando Lenoder)

-Ah cierto.

Ellos soltaron las armas y el caballero las recogió. De camino Ménethor no paraba de toser y el caballero no paraba de golpear suavemente con la vara sus espaldas para que andasen.
Al llegar en lo primero que se fijaron era un enorme muro que rodeaba toda la ciudad. En las puertas de la ciudad estaba algo escrito en élfico.
Antes de entrar en la ciudad el caballero se quitó el casco mostrando así su rostro. Era una elfa de pelo largo y rojizo, aparentaba tener 28 años y lucia un cuerpo delgado.

En la entrada había un guardia el cual habló con la elfa.

-Ariem ¿Quienes son estos montaraces?

-Son espías de Ruthiel y los traigo para ser juzgados por Idirian.

-Vale, puedes pasar, pero sus armas me las entregaras ahora. Iré a avisar a Idirian para que vaya al juicio.

Al atravesar toda la ciudad y llegar por fin al enorme castillo de Idirian. Los llevaron a una habitación en el interior del castillo que tenia una gran silla y estaba rodeada por enormes palcos llenos de gente. A Ménethor y a Lenoder los sentaron em dos sillas atados de pies y manos con grilletes.

Un poco más tarde apreció Idirian y se sentó en la gran silla. Él como la gran mayoría de los elfos tenia pelo largo, luego su pelo era oscuro y sus ojos verdes como una pradera. Tenias buenos ropajes , una túnica larga que parecía de buena calidad y era único de los reyes que tenía corona. Se la había hecho el mismo. Y lucia rubíes, zafiros y esmeraldas ademas de ser de plata.

-Me han informado que sois espías de Ruthiel. ¿Quienes sois?

-Yo soy Ménethor y él es Lenoder.

·Yo vengo de Trevia del gran reino de Enother y él de las tierras solitarias, el reino del valor en donde es general.

-Entonces sabrás lo sel asesinato de Enother.

·¿Cómo? Eso no puede ser. ¿Quién ha hecho semejante locura?

-Si vosotros sois de tierras tan lejanas que hacéis aquí.

·Yo rey Idirian ,vengo a conocer más sobre mi raza, los Íbatos y él viene a pedirte un favor.

-¿Cuál es ese favor? General Ménethor.

-Solo te quiero pedir que nos prestes a tu ejército.

-¿Ejército? Los ejércitos se utilizan para las guerras y aunque yo tengo uno no participo en ellas.

-Pues permítame decir que está desperdiciando un ejército.

-Lo tengo para defenderme.

Tras un tiempo de reflexión Idirian decidió soltar a Lenoder y Ménethor.
A Ménethor unos elfos se lo llevaron a curar todas las heridas y enfermedades que tenía.
A Lenoder lo acompañaron unos elfos hasta una habitación en la que esperaba Idirian para hablar a solas.


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