Capitulo 3

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-Elizabeth... Eli querida -mi madre tan puntual como siempre. Como si no pudiera despertarme sola.- es hora de levantarse, baja a desayunar y arréglate para tus clases. -mi madre sale de mi habitación y decido levantarme para empezar mi rutina mañanera y empezar un nuevo día.

Aunque no es diferente a los otros días. Mi vida se basa en la siguiente rutina: desayuno, clases en casa, tarea, cena y dormir. Llevo la vida más aburrida del mundo, pero qué se puede esperar de una persona que no sale al mundo exterior. Bajo las escaleras y un delicioso aroma llega a mi nariz, proviene de la cocina, mi madre está haciendo panqueques, sin duda se levantó de buen humor.

-Eli, el desayuno está listo. -me acerco a la mesa.

No veo a mi padre por ningún lado, imagino se habrá ido temprano a trabajar. Así es mejor, no habrá discusiones empezando el día.

-Buenos días Eli -saluda mi padre bajando las escaleras, solo espero que esté a punto de irse. Lo veo con buen humor igual que mi madre. Mi padre toma las llaves de su auto para irse al trabajo.

-¿No vas a desayunar? -pregunta mamá con un tono severo, no es el mejor tono para iniciar una conversación- Desperté a Eli un poco más temprano para que pudiéramos desayunar juntos. -reprocha mi madre.

-No quiero morir de camino al trabajo, gracias -genial, espero que mamá simplemente ignore su comentario.

-¿Insinúas que mi comida es mala? -aquí vamos de nuevo.

-No estoy insinuando nada, además, tú ya lo dijiste.

-Eres tan poco hombre que no te atreves a decirme las cosas claras. -ataca mi madre.

-¿Quieres que sea claro? Bien...Tu comida es asquerosa, tanto que me enferma. -contra ataque de mi padre.

-Si no te gusta deberías irte antes de  la hora del desayuno. -responde enfadada mamá.

-Ese es el problema, para poder sobrevivir tendría que irme de aquí. Pero la única razón por la que tolero la basura de tu comida es por esa niña, si la dejo contigo seguro se muere. -y me meten a mí, de nuevo.

-¡Eres un imbécil! -y ahí van los gritos. Decido levantarme de la mesa e ir al jardín.

-¿Ves lo que haces?- dice mi padre mientras salgo al jardín- Eli ya no puede tener paz ni en la mañana.

-Si no tuviera un padre tan idiota no... -cierro la puerta para no oír el resto.

Trepo el enorme árbol del jardín y me siento en una de sus ramas gruesas. Gracias a que es frondoso nadie puede verme. Veo a mi padre salir de casa hecho una furia, no entiendo por qué siempre deben pelear. Decido quedarme un rato más hasta que mi madre se calme. Escucho voces y presto atención a las dos personas que caminan por la acera pasando frente a mi casa.

-¿Podrías al menos intentar?

-Alice, no es como si me gustara meterme en peleas -es el mismo chico de ayer- Ellos me provocan. Y el que busca, encuentra.

-No puedes ceder siempre a las provocaciones -la chica pelirroja lo detiene tomando su mano y parándose frente a él- Por favor, haz un esfuerzo.

-Lo intentaré. -conforme con eso siguen su camino. Aron eleva la cabeza y nuestras miradas chocan, logra verme entre las hojas del árbol. Me mira severamente dándome escalofríos. Pero solo dura unos pocos segundos porque en el instante voltea la mirada hacia el frente y sigue su camino. No quiero ni imaginar qué ha de pensar de mí. Nada bueno seguramente. Aunque, no es que me importe mucho. 

Decido regresar adentro. Abro la puerta y me encuentro con la cocina hecha un desastre, platos rotos en el comedor y mi madre sentada en la sala leyendo, como si todo estuviera perfecto. Mamá nota mi presencia.

Te Amo en Silencio [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora