Dos días han transcurrido desde que John vino a proponerme ese impensable trato, jamás creí que me propondrían algo como eso, pero ¿seré capaz realmente de entregar a Dylan?
Me balanceaba en mis sabanas sujeta como si fuera un columpió mientras cantaba mi canción favorita. Miraba atentamente cada rincón de esta habitación, ya me sabía de momería todo el lugar.
—You don't own me don't try to change me in any way; you don't own me don't tie me down cause I'd never stay...
La puerta se abre y entran cinco policías, incluyendo a John. Cuando llegan al lado de mi celda, los miro sonriéndoles a cada uno mientras sigo balanceándome y tarareando.
—Sáquenla de ahí —habla John.
Un policía de contextura mediana entra junto con dos policías tras de él. Yo saltó desde las sabanas y camino hacía atrás hasta que siento que choco con los barrotes.
—___ coopera, por favor —escuchó a John.
Una sonrisa maliciosa aparece en mis labios y los tres policías que estaban dentro de la celda conmigo, retroceden algo asustados.
—¿Vienen a jugar conmigo?
Me acerqué a ellos arrastrando los dedos de mis pies y uno de ellos me tomó de los brazos para inmovilizarme, pero fui más rápida que él y con un ágil movimiento de brazos, lance mis piernas hasta su cabeza envolviéndola y así incorporarme encima de él, con mis manos agarré su cabeza dispuesta a romperle el cuello cuando siento un golpe de corriente que me hace caer al piso inconsciente y todo se vuelve negro.
Las ruidosas risas de todos los policías hacía que mi cabeza retumbará, me tenían amarrada en una silla inmóvil, miraba hacía todos lados pero solo alcance a ver a un policía que llevaba puesta una mascara de payaso y tomó algo en sus manos, las acercó a mi cabeza y todos comenzaron a reír más fuerte cuando siento una corriente de electricidad que me recorrió todo el cuerpo, sentía como los dedos de manos y pies se retorcían.
Estaba sentada en el rincón de las duchas de la cárcel, riéndome mirando a todos los policías que me miraban como si fuese una especie de animal en el zoológico. Algunos estaban con sus celulares tomando fotos o grabando la —divertida para ellos— situación. Algunos policías habían entrado a las duchas mientras yo me bañaba y trataron de tocarme, yo traté de luchar y entraron todos los demás policías, no tuve otra opción que tirarme al suelo y llevar mis rodillas a mi pecho tratando de taparme y reírme de lo patéticos que se veían.
Abrí mis ojos adaptándome a la luz que había en la habitación, observé cada detalle del lugar desconocido hasta que encontré a John.
—Hey John, ¿qué me harán?
Miro a unas señoras vestidas de azul, enfermeras pensé. Una de ellas se me acercó por en mi espalda y tiró mi cabello hacía delante de mis hombros.
—Te pondremos un pequeño chip en el cuello —responde y siento un fuerte pinchazo en mi cuello.
—¡AUCH! —grite por el dolor— ¿Para qué?
—Para poder saber todos tus movimientos y así saber si te llegas a escapar de la ciudad —me mira fijamente.
—Quiero mis cosas de vuelta —entrecerré mis ojos— Ya sabes, si quieres mi ayuda.
—Si, lo sé —señala una caja que estaba frente a mi— Ahí encontraras todas tus cosas.
Una enfermera toma mi caja y se la lleva, desaparece de la habitación y si las miradas mataran, ya estaría muerta.
—¡Oye vieja, no te lleves mis cosas! —grite a todo pulmón.
—Tranquila, Thompson —se me acercó John— Te dejáremos en el baño y tú podrás arreglarte tranquila. ¿Qué mas quieres aparte de tus cosas?
Mire el techo poniendo mi mejor cara de pensativa —Quiero... Teñirme el cabello, porque ¡mira! —miro mi cabello sobre mi pecho— Ya esta desteñido y no se ve cool.
—Entendido —se gira hacia unas mujeres que no eran enfermeras que también se encontraban en la habitación— Ya saben que hacer con ella.
*
Terminé de vestirme y acomode mi cinturón, me observe en el sucio espejo que había en el baño y sonreí.
—Diablos, ___. Estás más ardiente de lo que recuerdo —me dije a mí misma.
Me agaché para sacar una pistola plateada con dorado, tenía escritas las palabras "odio" y "amor".
—Es perfecta —chillé emocionada.
Acomodé mi nueva pistola sobre mi cinturón y noté que me faltaba algo.
—Mi bate —empuñe mis manos y salí del baño.
Me encontré con John fuera del baño, estaba solo. Me miró de pies a cabeza y asintió con su cabeza, tenía sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón negro.
—Quiero mi bate —lleve todo mi peso a mi cadera izquierda.
—Te está esperando —se me acercó hasta estar a centímetros de mi rostro— Te vez realmente hermosa.
Estaba segura de una cosa, John tenía sentimientos hacía mí. Se notaba en su mirada cuando estábamos completamente solos y en la forma en la que me trataba.
—Gracias —susurré y deje mis labios entreabiertos.
Él bajo su mirada de mis ojos a mis labios y lamió sus labios. Me acerqué más a él, si eso era posible, pase mi dedo índice lentamente por su pecho y sentí como se tensaba.
—Muero por salir de aquí y hacer travesuras contigo —canturreé cerca de su oreja.
—Basta, alguien nos puede ver —cerró fuertemente sus ojos.
Sonreí ante el poder que podía llegar a tener sobre John. Me alejé de él lo suficiente para comenzar mi camino hacía la habitación donde me habían entregado mis cosas y puesto el chip en mi cuello. Al llegar a la habitación, pude encontrar fácilmente mi bate, lo tomé llevándolo a mi hombro y siento varios pasos a mis espaldas.
—____ Thompson, ya sabe... —la interrumpí.
—____ Quinn —me giré para encontrarme con una señora blanca y subida de peso.
—Oh, bueno ____ Quinn, soy Violet y soy tu jefa —dice firme poniendo sus manos en su espalda.
—Pensé que John era mi jefe —levanté mi ceja izquierda.
—Soy la jefa de tú jefe —aclaró— Si cometes alguna tontería, no solo te encerraré en esa celda nuevamente, sino te daré cien años de prisión.
—¿Cien años? —reí a carcajadas— ¿Estas consciente de eso, vieja? No puedo estar cien años en esa maldita celda.
—Te lo advierto, perra —se acerca peligrosamente a mi— Una sola estupidez y te pudriré en esa celda.

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Disaster II • Dylan O'Brien
FanfictionDos locos psicópatas enamorados que harán hasta lo imposible por volver a estar juntos. SEGUNDA PARTE DE DISASTER.