Capitulo 17

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Capítulo 17

Narra Vanesa

Me sudan las manos, creo que me cuesta hasta respirar. Tantos años soñando este momento y en apenas minutos saldré al escenario a presentar mi primer single. Aun no me creo que esa noche, en el último local de la lista que Alba había hecho, el dueño me diera la oportunidad de poder cantar en su sala esa misma semana. Y ahí, dos días después, con mi guitarra entre las manos, con apenas diez personas en el local, sonaron mis canciones y me sentí muy viva. Pasaron dos semanas cuando un loco productor llamado David hizo sonar mi teléfono y me propuso grabar una maqueta, le dije que sí. Se lo conté a Silvia y se negó, escribí mi carta de dimisión y se la entregué a mi jefe de departamento. No había vuelta atrás. Esa misma noche Silvia vino a verme a la sala, me trajo un contrato, la elegí a ella en vez de David, que apenas conocía, y días después cruzaba de nuevo la puerta de esa discográfica donde empezó todo. Esta vez no me iba a sentar en la mesa que daba a la derecha de la cafetera, seguí adelante, y me dirigí a la sala de reuniones. Allí firmé el segundo contrato con ellos, cantautora novel ponía arriba del todo, sonreí. Esta vez, sí.
Oí como el público aplaudía, me colgué la guitarra en el hombro, respiré, y puse un pie en el escenario, y otro. Levanté la cabeza y un foco me iluminaba. Me acerqué al taburete, puse bien el micro, sonreía sin querer, me sentía bien ahí arriba.

-¡Buenas noches!

Aplaudieron aún más fuerte, me reí. Hice una pasada por la primera fila, Silvia sonreía, Madame y Alba aplaudían fuerte y me miraban orgullosas, Malú estaba seria... un momento... ¿Malú? Paré de reír. Todo mi cuerpo había temblado. ¿Qué estaba haciendo allí? Hoy no. Hoy no podía estar aquí. Miré sus labios, perfectos, esos que tantas perdiciones habían causado en mí, y un 'vamos' salió de ellos, aplaudió, y sonrió. Aparté la mirada y me encontré a Roberto, tragué el nudo que se había formado en mi garganta, carraspeé, y bajé mis ojos a las cuerdas de la guitarra. Ahí iba. Mi single. Mi verdad. Mis sentimientos. O como decía Alba... mi magia.

- Aún no te has ido y ya te echo de menos, cuento las horas para vernos de nuevo, guardo tu aroma para olerlo luego, ¿qué más quieres de mí?...

No pude no cantársela. Le mantuve los ojos mientras mi voz salía de mi boca. Esa canción que compuse minutos después de que ella cruzara la puerta de mi casa aquella tarde. Siempre la echaría de menos. Que si yo me caigo ella esté ahí para sostenerme. Que cuando se dé la vuelta yo le clave mis ojos. Ella es la tinta que define todas mis letras. Todas aquellas que están en una libreta y que poco a poco van a ver la luz, por fin. Todas aquellas letras que un día escribí. Todas.
Terminé, y la miré, vi como con una de sus manos limpiaba una lágrima rebelde que había caído de su mejilla. Sonreí, miré al horizonte y saludé. Di las gracias, y me atreví a cantar un par de canciones más. Aquella que me dedicaba a mí misma, a la niña que fui, la canción que le hablé a Malú mientras me escuchaba sentada en mi butaca, con mis sábanas blancas en su cuerpo. Y terminé con una versión de uno de los grupos que había pasado por ahí, idea de Silvia, sonó 'Chavalita' de Rubén Pozo, integrante de Pereza, una de sus canciones favoritas.

-'... Chavalita, es que no lo ves, la que has montado. Cuando todo se me fue de las manos.'

Terminé de pie, dándole golpes fuertes a las cuerdas de mi guitarra. Sonreí y me despedí de la sala. Fui hacia detrás, dejé la guitarra en mi funda, en el pequeño cuarto que me habían dejado para poder guardar mis cosas. Me miré al espejo, arreglé mi pelo, me repasé los labios, cogí aire y salí.

-¡Vane! ¡Aquí!

Sonreí mientras Silvia gritaba mi nombre y vi como Alba corría hacia a mí y me abrazaba.

-Increíble amiga (Me susurró antes de separase de mi) Pero... antes de que des un paso más, ven.

Me cogió del brazo y me llevó a la barra.

-Dos chupitos de tequila, un par de cervezas y dos gin-tonics. (Se giró hacia mí después de pedir todo aquello al camarero)
-¿Y todo esto?
-¡Ay amiga! A ver si así te espabilas y eres un poquito más valiente.
-Pero Al...
-Nada. (Cogió los chupitos y me dio uno) Tú bebe. Y deja que la magia de la noche haga todo lo demás.

Me reí, y seguidamente me bebí el tequila, la caña y cogí el gin-tonic. Respiré hondo. Mirñe a Alba y me sonrió.

-No puedo volver a caer... Y que todo vuelva a empezar. No quiero...
-¡Chica! Piensas demasiado. Será lo que tenga que ser...

Sonrió y me cogió de la mano. Me empujó hasta llegar a la mesa. Me puse al lado de Malú sin pensar, le sonreí, y saludé.

-¡Has estado increíble! (Me dijo Silvia después de besarme la mejilla y ponerse a mi lado)
-Cantas muy bien Vanesa. (Dijo Roberto, y le sonreí agradecida)
-¡Sí! Sobre todo la versión de Pereza... (Miré a Silvia mientras reía) Ha sido fantástico.
-Me ha encantado la segunda... (Dijo Malú) ¿Cómo es? ¿La niña que fuiste?
-(Me reí) A la niña que fui.
-Eso es. Maravilla. Muy bonita...

Sonrió mirándome a los ojos. Y no pude apartar mi vista de ellos. Habíamos convertido el momento en nuestro. Ella me conocía mejor que nadie.

-Hola...

Dijo alguien detrás de mí, me giré y me sorprendió al encontrarme con David.

-¡David! (Le di un par de besos) ¿Qué haces aquí?
-Aunque no aceptaras mi contrato... (Bajé mi mirada algo avergonzada) Quería verte de nuevo cantar y disfrutarte. Así que, aquí me tienes.
-(Le miré) Gracias. ¿Cómo lo has visto?
-(Se rio) Ya te lo dije una vez. Haces magia con tu voz. Eso sí... (Se acercó un poco a mí) No vuelvas a cantar 'Chavalita'... no te pega nada.

Me reí porque tenía razón. Me giré y presenté a las chicas a David, Alba que ya le conocía le dio un par de besos. Silvia le estiró la mano algo seca.

-Encantada. Soy la manager de Vanesa.
-Vaya, así que eres tu quien me la quitó. (Dijo riendo, pero paró cuando vio que ella no lo hacía, yo sonreí) Era broma... (Se puso serio) Felicidades, va a ser una gran cantautora... Siempre que no le dejes cantar nunca más algo que no sea suyo... porque si no...

Le di un codazo. Silvia estaba seria, y algo cabreada. Y yo me mordí el labio para no reírme. Me miró algo confuso, y carraspeé. Nos entendíamos rápido.

-¡Bueno! Creo que mejor será que me vaya... antes de que vuelva a cagarla. (Nos reímos) Espero volver a verte pronto. (Asentí) Un placer conoceros a todos.

Se despidió de nosotros dejándonos en la misma mesa, en silencio, un silencio algo incómodo que Silvia no dudo en romper.

-Menos mal que no aceptaste su contrato... (Dio un sobro a su bebida y se giró a Roberto) Bueno, y vosotros ¿Qué tal?
-Bien. ¿Verdad, Malú? Ya un poco nerviosos por la boda... pero todo va sobre ruedas. (Cogió a Malú de los hombros y besó su cabeza, di un sobro de mi gin-tonic) Por cierto, (puso su mano dentro de la chaqueta y sacó un sobre) Te he traído la invitación de boda. (Se la tendió a Silvia, mientras le daba otro sorbo a mi copa) Bueno, os la he traído. (Dijo sonriente Roberto mientras me miraba, y yo me terminé la copa de golpe).
-¡Oh! Muchas gracias (exclamó Silvia). Iremos, ¿verdad, Vane?
-Bueno...
-Uff.. tengo que comprarme el vestido, los zapatos... (Comentó Silvia) ¡cuanto trabajo! (Añadió riendo)
-Aun tienes tiempo... quedan tres semanas. (Comentó Malú)
-Claro (Añadí)... ¿El menú será el que elegimos? (Le pregunté volviendo a mirarle a los ojos)
-Bueno...
-Hay algunos cambios. (Interrumpió Roberto) Estará todo rico. El jardín de la ceremonia es precioso, y después de la cena, tendremos buena música (Añadió mirando a Silvia)
-¡Uf! (Exclamé yo) Pobres dj's que se quedan hasta las tantas aguantando a todos los amigos pesados pidiendo canciones de cuando eran más jóvenes...

Me reí mientras iba diciendo aquello, Malú también lo hizo, me giré hacia Roberto y estaba serio, no le di importancia, y segundos después Silvia también se rio.

-No tonta (Dijo ahora ella cogiendo uno de mis brazos) le dije que podrías actuar tu después de la cena.
-¿Yo?
-¡Aja! Podemos preparar alguna versión de los temas más cantados del verano y...
-Para.
-Y luego alguna de hace unos años, que todos sepan...
-Para Silvia.
-¡Ah! Y la que abre el baile nupcial claro...
-¡Silvia! (Me separé de ella) No voy a cantar en su boda. Ni en ninguna boda. ¡No! ¡Basta!

El pasado nos aguantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora