Capítulo 21
Narra Alba
Flashback
-Podríamos salir a cenar esta noche... ¿Qué te apetece?
-Aja...
-¿Aja? Alba... ¡Alba!
Giré mi cabeza, y guardé el móvil a un lado del sofá, miré a Madame que estaba seria a mi lado.
-¿Qué? (pregunté)
-Te estoy preguntando que te apetece hacer esta noche pero estás demasiada ocupada con tu móvil, tus mensajitos y tus risitas...
-¿Mis risitas?
-Si... No soy idiota Alba.
-No, no lo eres. (Noté el móvil temblar, me giré y sonreí)
-¿Entonces... (Volví a mirar a Madame) esta noche qué?
-Yo... tengo planes...
-¿Planes?
-Si... he quedado.
-Vaya...
-Es solo una cena. (Dije volviendo a coger el móvil)
-Ya... (Se levantó) Pues parece que sí que soy idiota...
Oí el portazo y levanté la cabeza de la conversación que mantenía en mi móvil. Me giré y vi que Madame ya no estaba. La llamé pero no me contestó. No creo que tenga que ponerse así por una cena. Es una tontería. Me levanté y me fui a la ducha. Me cambié y me puse un vestido que me llegaba hasta los pies, tenía un escote en la espalda, había cogido un poco de sol ese fin de semana de descanso, y el color blanco me quedaba genial. Me maquillé un poco, me lisé el pelo y estaba lista. Bajé y el coche ya me estaba esperando, entré y su sonrisa me hizo olvidar todo lo demás.
-¡Estas radiante!
-Tú también estas muy guapo David. (Dije sonrojada)
-Vámonos, he reservado en un local pequeñito en el centro. Te gustará.
Le sonreí, me puse el cinturón y nos fuimos para allá. Unos minutos más tarde paramos el coche, bajamos y nos dirigimos al restaurante. Estaba lleno de gente y nos hicieron esperar un rato, no me importó para nada, la música en directo sonaba increíble, la caña fría que me pusieron me sabia a gloria y David, uno de los hombres más atractivos que he conocido en mi vida.
-¿Estaba rico el cebiche?
-Increíble... A Madame le encant...
Madame... Mierda. Dejé la copa encima de la mesa. Me senté recta en la silla y miré el plato.
-Alba... ¿Pasa algo? (Le miré)
-Lo... lo siento yo...
-¿Estás bien? ¿Pasa algo con Madame?
-Que... que la he cagado... (Se rio) Lo siento mucho David...
-¿Qué sientes? Alba... Explícate.
-Yo... yo quiero a Madame.
Si... como es de caprichoso el destino. Quiero a Madame. Y me tengo que dar cuenta cuando estoy cenando con un tío maravilloso.
-Lo sé Alba... Ejem, (Carraspeó) Se te nota en la mirada... (Intentó tararear la canción y me hizo reír) No te rías de mí, ¡chica! (Paré y bebí un poco de vino) ¿Puedo contarte algo? (Asentí volviendo a dejar mi copa en el sitio) Pensé que vendríais las dos a cenar... ¿Habéis discutido?
-Bueno... (Dejé de mirarle los ojos) Podríamos decir que tenía ganas de... bueno... de...
-¡Por favor Alba! ¡Arranca! (Dijo riendo)
-Tenia (Le miré) ganas de cenar contigo a solas...
-Vaya... (Cogió su copa de vino) Es una pena... eres guapa, (me sonrojé) inteligente... muy divertida... Creo que nos parecemos muchísimo... (Asentí)
-Estamos bastante locos los dos. (Comenté riendo)
-Hay un pequeño problema... A mi... (Bajó el tono) Me gustan demasiado los... hombres.
Me quedé en blanco. Perfecto Alba. Cagada doble. Levanté las cejas, me apoyé completamente en la silla. Y vi cómo se reía de mí.
-Me meo con tu cara...
-Eres idiota.
-No Alba... Soy muy gay...
Me reí. Era terrible. Pero, estaba segura que tenía algo. Nos parecíamos demasiado. Acabamos la cena con un postre de chocolate compartido, con una copa de cava y riéndonos de todo aquello que quisimos. Incluso comentamos como hubiera sido nuestra "relación". Me llevó a casa, y salió del coche para despedirse.
-Bueno... tengo que irme ya. Mañana tengo una reunión muy importante.
-¡Ay! ¡Vanesa! (Dije sonriendo) Será muy grande...
-¡Lo sé! Estoy feliz... He ganado a una cantante increíble y... (Se acercó y cogió mi mano) a una amiga... (Sonreí) Así que como amigo tuyo que soy, (soltó mi mano y cruzó sus brazos, me miró desafiante) Haz el favor de arreglar las cosas con Madame.
Se lo prometí. Tenía que hacer algo. Subí corriendo a casa, mi móvil se había quedado sin batería tenía que cargarlo y ver los mensajes que me había mandado Madame. Entré y encontré un montón de ropa en el suelo, sonreí al oír como Vanesa reía en su habitación y oí la voz de Malú.
-¡Por fin!
Me fui a mi cuarto, puse el cargador a mi móvil y esperé a que se encendiera.
-¡Vamos! (Suspiré) Puedes ser más lento...
Estaba sentada en la cama, esperé unos segundos, puse mi contraseña, y por fin las notificaciones llegaron.
-Vanesa... Mamá... Grupos...
Apoyé mi espalda en el respaldo de la cama. Dejé de sonreír al no ver ningún mensaje de Madame.
-Ultima vez hoy a las 1.26...
Miré el reloj, hacía apenas unos minutos. Quizás aún estaba despierta.
-Buenas noches guapa... Ya estoy en casa. ¿Hablamos mañana?
Fin del flashback
-¿Y? (Me preguntó Vanesa con la taza de café en su mano)
-Nada... no he recibido nada...
Le tendí mi móvil con la conversación abierta.
-Se ha conectado hace unos minutos... (Dijo Vane)
-Si... Lo leyó poco después de que se lo enviase. (Miré hacia abajó y jugué con mis manos) Está enfadada...
-Lo está, y es normal. (La miré) ¿Qué? ¿Qué habría pasado si David no es gay?
Cogí mi móvil, y volví a llamarla. Un tono, dos, tres... nada. ¿Qué habría pasado? No sé si tengo respuesta a ello, dejé de mirar a Vanesa, y empecé a dar vueltas al teléfono. El nudo en la garganta me agobiaba. Quizás el miedo ayudaba también... El miedo a decirle lo que siento a Madame. Miré a un punto fijo del salón, entre las fotos que teníamos puestas en una pequeña mesa, allí había un revelado rápido de la primera tarde que pasamos juntas, la hicimos en un fotomatón del centro comercial La Gavia. Sonreí. Me giré hacia Vanesa.
-No... no habría pasado nada. (Dejé de sonreír)
-¿Estás segura?
Asentí. Me levanté del sofá, me calcé las deportivas, cogí el móvil, la cartera y las llaves, y salí por la puerta. Bajé corriendo las escaleras. No iba a perder el tiempo en esperar un metro, ni a gritar un taxi para luego coger un atasco en el centro. Me puse a andar rápido, a esquivar a las personas que me molestaban en mi camino, y después de unos minutos agotadores, llamadas a Madame sin respuesta, llegué a su piso. Tuve suerte de encontrarme una de las vecinas, me reconoció y dejó que entrase. Corrí a la segunda planta, respiré, y llamé al timbre.
-Madame, abre...
Me pegué a la puerta y oí como se levantaba.
-Por favor...
Unos segundos eternos después noté como ponía su mano en el pomo de la puerta y esta se abría. Me quedé quieta al verla en pijama de verano, sonreí cuando recorrí su cuerpo, la miré a los ojos y me puse algo seria, no tenía brillo en los ojos, me miraba triste, desilusionada.
-Madame... yo... (De nuevo el nudo en la garganta, miré al suelo) quiero hablar contigo...
-No Alba... no puedo... (La miré) No puedo hablar contigo, no quiero... (Vi como caía una lágrima por su mejilla) No quiero oír lo que me vas a decir.
-Pero... (Di un paso adelante pero ella hizo amago de cerrarme la puerta)
-No puedo oír como te despides de mí...
Iba a cerrar la puerta, pero puse uno de mis pies para que no lo hiciera, hice fuerza con mis manos y abrí de nuevo la puerta, la miré intentando averiguar que le pasaba por esa cabecita suya. Sonreí y dejó de mirarme. Dejó de hacer fuerza y di otro paso. Me puse delante de ella, y después cerré la puerta.
-Escúchame... (Aun no me miraba, cogí con cuidado su barbilla y subí su cara, le sonreí de nuevo para que se calmara) Nunca. Nunca me despediría de ti. (Y un poco de brillo nació de nuevo en sus ojos) No puedo. No sé qué has hecho de mí... pero... (Cogí su cara con mis manos) estoy enamorada de ti.
Me emocioné cuando salieron esas palabras de mi boca. Nunca le había dicho que la quería, y mucho menos que estaba empezando a enamorarme de ella. Pero, ya no hay vuelta atrás. Necesitaba decírselo y no perderla, porque no sé qué habría sido de mí.
-¿Qué has dicho?
-(Me reí cuando preguntó) Ay Madame... No sabía que me había enamorado de una vieja sorda...
Se rio, por fin. Separé mis manos de sus mejillas, rodeé su cuello con ellas y la apreté fuerte. Necesitaba ese abrazo. Necesitaba volver a olerla, y ni siquiera hacia cuarenta y ocho horas que no lo hacía. Y allí me quedé, quieta de pie abrazada a ella, dejándole miles de besos en la cabeza mientras la tenía apoyada en mi pecho.
-Te quiero mucho Madame... (Susurré)
Me miró, me sonrió, le brillaban los ojos y sus lágrimas de tristeza habían desaparecido. Le sonreí fuerte.
-Yo también te quiero Alba... Y creo que estoy enamorada de ti desde que te vi...
Se rio y me perdí en su sonrisa. La observé hasta que paró, con brazo la cogí por la cintura, con la otra mano acaricié su nuca e hice que nuestras caras se juntasen, rocé sus labios y sonreí. La besé y volví a perderme.
Y allí en medio del salón, en su sofá, me encontré con su cuerpo, le besé y mordí cada rincón de él. Y ella hizo lo mismo con el mío. Grité su nombre hasta que mi respiración me dejó, hasta que nuestras ganas se cansaron. Nos amamos como nunca, sabiendo que lo nuestro era de verdad.
Narra Vanesa
-Mírala, ¡qué guapa!
Exclamé cuando vi a Malú salir, por fin, de mi cuarto. Se había duchado, perfumado y me había robado uno de mis vestidos. Por supuesto le quedaba mucho mejor que a mí. Me levanté de sofá, y me puse enfrente de ella.
-¿Y Alba? (Me preguntó)
-Espero que haya ido corriendo a casa de Madame...
-Vaya dos... (Asentí) ¿Están muy enamoradas, verdad?
-Si... pero les cuesta verlo...
-Uy, no sé a quién me suenan.
Me reí, rodeé mis manos en su cuello y la besé.
-Cuéntame, ¿Dónde vas?
Miró al suelo, y me preocupé. Me puse algo seria, y esperé que fuera ella quien me lo contase.
-Bueno... me gustaría llevarte a un sitio.
-¿Si? (Sonreí) ¿Dónde vamos?
-Basta de errores, ¿no? (Asentí y sonrió) Pues... quiero presentarte a mi madre.-----------------------------
Yo soy muy PRO Alba, y necesitaba hacer un capítulo así.
¡Espero que os guste!
Y, ¿ahora? ¡¡Presentación oficial de la madre!! 😜🤘🏻
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El pasado nos aguanta
Fiksi Penggemar'Hoy camino entre ruinas, como un tempano de hielo estas paredes, esta cama que hoy te mira agoniza sin medida' Historia ficticia sobre Vanesa Martín y Malú, hecha con cariño y admiración.