Capitulo 26

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Capitulo 26

Narra Vanesa

-Malú, cariño... despierta...

Me daba pena despertarla cuando hacia pocas horas que se había acostado. Pero Alba y su prima me habían pedido que lo hiciera, y que fuéramos a comer con ellas. Tenían una noticia que contarnos, y no podían esperar.

-Amor... ¿Te hago café?
-Cinco minutos más...

Me reí mientras me estiraba con ella en la cama, y la abrazaba por detrás. No me había gustado no pasar la noche con ella, y estaba algo molesta después de sus risitas con Roberto, pero no iba a juzgarla ni mucho menos iba a preguntarle sobre cosas absurdas, está conmigo y no con él, y ahora es un compañero de trabajo más. Sonreí cuando noté que se movía y apretaba mi mano contra su barriga. Besé su cuello y se rio.

-Roberto... para...

Y paré, por supuesto que lo hice. ¿Roberto? Me separé por completo. Me senté en la cama y respiré. Noté que se levantaba de prisa.

-Vanesa... no...

No me giré, no quería mirarla, ¿me había llamado Roberto? Me levanté.

-Tienes café recién hecho, cuando estés lista nos iremos al restaurante.

Me fui de la habitación, cerré la puerta y me apoyé contra ella. ¿Qué ha pasado en apenas unas horas? Cerré los ojos, esperando que al volver a abrirlos todo fuera un mal sueño. Pero no, los volví a abrir y me encontraba en el mismo lugar, y con el corazón un poquito herido. Noté que abría la puerta y me separé, cuando salió ella y fue a buscar café yo me dirigí al armario. Teníamos una comida importante, y a Alba nunca le fallo. Me puse unos tejanos, una blusa negra igual que los zapatos, me hice una coleta y me maquillé, tapé mis ojeras de una noche larga sin Malú e intenté aparentar que el nombre de Roberto no se repetía en mi cabeza a cada segundo.
Llegamos al restaurante unos minutos después, conducía mi coche mientras a mi lado Malú sin mirarme se encontraba. No le dije nada de eso, no quería hablar en aquel momento, y ella también prefirió no decir nada, y ese silencio iba doliendo cada vez un poquito más.

-¡Hola chicas!

Saludó Madame al vernos aparecer por detrás del metre que nos llevó hasta la mesa, un restaurante nuevo de la ciudad, moderno, con unas cristales enormes que daban a gran vía fue el lugar donde nos habían citado nuestras amigas para contarnos algo que nos haría mucha ilusión según Alba. Al legar a su altura nos dimos un par de besos, miré a Alba y ella entendió que algo me pasaba solo con mirarme los ojos, le sonreí para que se relajara, más tarde tendríamos tiempo de charlar y que me diera su punto de vista, y aunque me moría de ganas de abrazarla mientras de acariciaba la espalda como tantas veces había hecho en el sofá de casa, no podía caer y ver lo débil que era cuando Malú me fallaba.
Cogimos un menú variado, compartimos ensaladas,  y luego me pedí un rico pescado al horno y una tarta de arándanos de postre.

-También nos harás cuatro gin tonics. (Dijo Alba sonriéndole al camarero)
-¿Tenemos que esperar a que lleguen las copas o nos vais a contar ya? (Pregunté mientras daba un bocado a la tarta)
-Qué poca paciencia tiene Vanesa...

No miré a Madame cuando terminó aquella frase, miré a Malú y le desafié. El vino siempre me hacía reaccionar, para bueno para mal, pero siempre hacia que me espabilara. Malú en cambio apartó de mi la mirada, y se dirigió a su prima.

-Va... contarnos un poco.
-Alba, va, ¡Dale!

Alba miró ilusionada a Madame y sonreí. Cogieron sus manos y nos miraron.

-Este fin de semana... (Empezó a explicar Alba) ¡Tenemos comida familiar!

Boom. Sabía perfectamente que significaba aquello.

-¿Comida familiar? ¡Wow! (Exclamó Malú riendo y sin entender todo aquello) ¿Y?

Alba dejó de sonreír y miró a Madame, besó su mejilla y sonreí de nuevo. Me giré hacia Malú, tragué saliva y me miró.

-Eso... eso quiere decir que Alba va a presentarles a sus padres a Madame... (Dejé de mirar a Malú, y me dirigí a Alba) Y les va a contar que son pareja...

Sonreí y Alba me miraba emocionada, se levantó mientras yo hacía lo mismo. La abracé fuerte, y no solo por lo orgullosa que me sentía de ella y de su valentía, sino porque la necesitaba más que nunca.

-Va... ya... que voy a llorar... (Dijo Alba separándose de mí y volvía a sentarse) Ahora amiga, te toca a ti...

Sonreí forzadamente, y menos mal que el camarero había llegado con las copas, la cogí rápido con una mano y me la bebí sin decir nada más. Alba me miró sin entender que pasaba, y Malú... Malú estaba ausente. La miré y le sonreí.

-Ayer llamé a mi madre, le dije que tenía algo muy importante que contarle, y que a parte de mi entrada en el mundo de la música habíamos de celebrar algo mucho más importante... (Me reí, sin dejar de apartar la mirada de Malú, me miró y volví a ponerme seria) Pero quizás ya no hay nada que contarles...

El pasado nos aguantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora