Veinticuatro

2.7K 356 13
                                    

Son ya las ocho cuando paso despacio frente al bar.

El NoMad está prácticamente en medio de la cuadra, así que lo paso y me estaciono a la vuelta de la esquina. Sin dudarlo me bajo y camino hasta la entrada, enlazando desde lejos mi mirada con un hombre no tan atractivo que está en los primeros de la fila.

Con un par de sonrisas y el contoneo al caminar, consigo que asienta hacia mí y haga una seña con la mano para que me ponga su lado. Hacemos presentaciones y entramos al bar sonriendo y charlando, sólo acepto la bebida que me ofrece para escabullirme de su lado en cuanto se va.

Agradezco la luz tenue y me adentro en el bar, buscando con la mirada la mesa de las chicas. Vi en la conversación grupal que Laura reservó una mesa en la esquina, cerca de la barra, con sofás y poca gente.

Entrecierro los ojos y las veo, agitando las manos exageradamente mientras ríen; no puedo evitar rodar los ojos al encaminarme a ellas. Conforme me acerco resultan más claras las siluetas vestidas de varios azules y la chica de fuego protagonista de la reunión.

No por mucho tiempo.

Sonrío alegremente cuando me encuentro a unos pasos.

—Ya, ya no lloren, estoy aquí —Se ríen antes de girarse pero cuando sus ojos se posan sobre mí se abren sorprendidos y tartamudean saludos.

—¡Cassie! Estábamos llamándote —Violet se levanta y me da un beso, seguida de Emma y Anna. Me recorren de arriba abajo y aunque tratan de ocultarlo, sus ojos brillan asombrados. Supongo que es porque están imaginando la reacción de Laura.

Cuando me acerco a ella tiene los labios ligeramente abiertos y la mirada echando chispas. Sonríe apretando los dientes y se acerca para darme un beso, sujetándome por los hombros en cuanto se levanta del sofá.

—¡Vienes de rojo! —Su voz es un chillido incrédulo y reprochador. Me encojo de hombros, tanto para decirle que no me importa como para quitarme sus manos de encima.

—Sí, al final decidí que no me interesa qué uses —Escucho un jadeo ahogado detrás de mí y le sonrío dulcemente a Laura—. Porque, ya sabes, nadie se puede ver más hermosa que tú.

Acepto que el corto vestido en corte imperio es muy bonito pero es algo holgado, fuera de su estilo y me extraña. Ella agranda los ojos y abre la boca para decir algo, pero es interrumpida.

—¡Es obvio que no! —dice Anna para apoyar a Laura, y Violet me da un manotazo en el trasero.

—Ella se ve tierna, ¿pero tú? —Se abanica el rostro y me hace reír, le doy la espalda a Laura—. Uf, tú estás ardiendo, nena —Violet es lo único bueno que me ha dado seguir hablando con Laura.

Quizá si su novia no fuera tan posesiva, seríamos amigas de verdad. Le hago una seña a Anna para que se siente y se acomoda, no me sorprende que Emma no dijera nada. Ella y Laura son uña y carne.

Con el sofá en forma de U en la esquina y la mesilla metálica al centro, quedamos Laura y yo de frente, en los extremos. Emma se sienta a lado de ella, tan cerca como puede y Violet a lado mío, aunque separada, dejando a Anna en el centro pegada a la pared.

—Creímos que no vendrías, nunca te retrasas. —Anna se muerde el pulgar mientras me habla, tiene esa extraña manía.

—Me quedé dormida —explico, distraída por la penetrante mirada de Violet—. ¿Tengo algo en la cara? —cuestiono con una sonrisa.

—Nada, que nunca te había visto así —dice, dándome un vistazo rápido—. Te ves muy sexy —Me rio.

Ligeramente apenada pero lo suficientemente complacida como para aceptar sus halagos.

Susurros ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora