Maratón (Parte 2/6)
Capitulo 7:
“Metete en el coche.” El demando agresivamente.
Mi respiración salía temblorosa de mi boca mientras lo miraba. Mis dedos soltaron la mano de Kendall y me tambalee hacia atrás. Rápidamente gire con rumbo hacia el otro lado del aparcamiento. Mi cuerpo pasando a través de los mucho coches. Mi ritmo cardiaco aumento cuando mire hacia atrás, Kendall estaba justo detrás de mi. Sus piernas dándole una fuerte ventaja, seria difícil para mi poder escapar de el. Gemí cuando una enorme mano tomo mi muñeca, evitando mi escape. Mi cuerpo fue jalado de nuevo a el. No podía controlar mis acciones cuando mi mano voló hacia la cara de Kendall. Era la segunda vez que lo abofeteaba desde que nos conocimos y por su aspecto, no estaba muy feliz. Sus ojos verdes como flechas en los míos. Suspire mientras sus cálidas manos se colocaron en mis caderas antes de levantarme y arrojarme sobre su hombro. Mis puños golpeándole en la espalda, en un intento de forzar que Kendall me libere. Pero no lo hizo. Haciendo caso omiso de mis protestas, cruzamos en el aparcamiento.
“¡Kendall!”
Agarre en puño la parte inferior de su camiseta entre mis dedos.
“¡Bájame!”
Unos segundos mas tarde, fui levantada de su hombro y colocada delante de el. Kendall se acerco, instintivamente me moví hacia atrás, solo para dejar salir un chillido de asombro cuando mi cuerpo se puso en contacto con el lado se su coche.
“Usted lo golpeó.” Lo acuse.
“Si.” Él respondió casualmente.
Su respuesta fue casi burlona. El quería que yo tomara represalias.
“Bueno, ¿Por qué?”
“Se puso en mi camino.” Sonó su voz ronca.
No respondí nada, ¿Qué podía decir?
“Metete en el coche.”
Su mano cogió mi muñeca pero la aparte. En lugar de pelear conmigo jalo la puerta del copiloto dejándola abierta y espero a que yo me subiera. Mi espalda se quedo presionada al vehículo, mientras me dirigía a la puerta, manteniendo la distancia entre nosotros tanto como sea posible. La ida a casa fue silenciosa. Miraba a Kendall de vez en cuando, sus manos apretando con fuerza el volante. Su mandíbula tensa mientras mantenía su mirada por la ventana. De pronto nos detuvimos frente a mi casa.
“Te recojo mañana a las nueve.”
Ni siquiera me miraba. ¿Por qué estaba enojado conmigo, yo no era la persona que había golpeado a alguien justo en la cara? Mis ojos me movieron a su mano derecha, los pequeños cortes siendo un recordatorio de su mal genio y que yo probablemente no debería hacerlo enojar. Me desabroche el cinturón de seguridad y espere a que Kendall vaya por el frente y abriera la puerta. Una vez que baje lo pase rápidamente y cruce la calle hacia el frente.
“Marie.”
Gire cuando Kendall cogió mi mano. Me sorprendió cuando el se inclino y me dio un suave beso en la mejilla. Sus cabellos largos haciéndome cosquillas en la piel mientras se alejaba.
“Nos vemos mañana.”
Asentí levemente con la cabeza antes de que el soltara mi mano y se encaminara hacia donde estaba su coche.
*****Al día siguiente*****
“¿Vas a salir con el, después de lo que paso la primera vez?” Lucy hablo atónita.
Puse el altavoz Antes de colocar el teléfono en mi casa.
“No es que yo quiera, pero tenias que haber visto lo que hizo con la cara de Estiven.”
“Razón de mas para no ir.” Contesto Lucy.
Salte un poco cuando alguien llamo a mi puerta.
“Lo siento Lucy, me tengo que ir.”
Se despidió antes de colgar el teléfono.
“Esta abierto.” Grite a mi madre para entrar.
Daba la espalda a la puerta, mi objetivo estaba en la ropa colgada en mi armario. Mis dedos moviéndose por los colgadores antes de buscar una blusa.
“Mamá, ¿Qué estas…”
Me di la vuelta, dejando caer la ropa que estaba sosteniendo. Kendall parado con una sonrisa, los ojos fijos en mí. Me di cuenta que solo estaba usando shorts y un top. Su visión paso de arriba abajo por mi cuerpo antes de hablar.
“Tenia la esperanza de que ibas a usar algo un poco mas sexy.” Me guiño un ojo, señalando la ropa que había dejado caer.
Ni una palabra salió de mi boca mientras lo veía dirigirse a mi cama. Se sentó, reclinándose sobre los codos mientras yo estaba de pie delante de el. Kendall echo un vistazo alrededor de mi habitación, teniendo en los alrededores antes de conectar con mi mirada de nuevo.
“Yo… ¿Cómo entraste?” Sacudí mi cabeza.
“Tu madre me dejo entrar.”
Iba a tener que hablar seriamente con ella.
“Deberías usar un vestido.”, Continuo.
“No.”
Eso era lo último que iba a usar, sobre todo alrededor de Kendall y sus manos escurridizas. El se rio profundamente en mi respuesta contundente. Me aparte de el para sacar unos jeans negros ajustados y una blusa. Un jadeo cayó de mis labios al sentir su proximidad cuando gire. Kendall sonrió, con el pecho prácticamente topando con el mío cuando estiro su brazo por detrás de mi cabeza. Su chaqueta que había colgado afuera del armario estaba ahora fuera del colgador y el se remango la parte de los antebrazos, empujando hacia arriba las mangas. El aroma de Kendall llenando mis sentidos, pero me lo quite de encima.
“Me voy a cambiar.” Le informe.
“Te puedes cambiar aquí, no me importa.” El sonrió.
Deje escapar un suspiro antes de empujarlo lejos de mí caminando hacia mi baño. Me asegure de que la puerta estaba cerrada con llave antes de desvestirme.
*****
Una vez cambiada, abrí la puerta para encontrar a Kendall viendo en mis cajones.
“¡Kendall!”
Se volcó con una sonrisa en el rostro, mostrando sus dientes. Mi boca quedo abierta al ver lo que él tenia en la mano.
“Me encantan estos.” Me guiño un ojo.
Rápidamente tambaleándome hacia el, le quite la ropa interior de encaje de sus manos. Metiéndolos de nuevo en el cajón antes de cerrarlo fuertemente.
“¿Qué te pasa?”, Le pregunte retóricamente.
Se quedo riendo mientras un color rosa aparecía en mis mejillas. Volqué bruscamente aparte de el deslizándose en mis zapatos, agarrando mi chaqueta y mi bolso.
“Te ves sexy.” Me susurro en el oído.
Mi respiración se estremeció al sentir su fuertes brazos envolverse alrededor de mi cintura desde atrás. Apreté los ojos cerrados mientras sus dedos rozaron mi pelo a un lado, sus labios rellenos haciendo contacto con la piel justo debajo de mi oreja. Que succiono suavemente, luego trasladándose a mordisquear mi oreja.
“K-Kendall.” Tartamudeé en voz baja.
El se aparto, agarrando mi mano y llevándome fuera de la habitación.