Maratón (Parte 4/6)
Capitulo 9:
“Tenemos que irnos.”
Kendall tomo una vez más mi mano. Rápidamente nos acercamos a la atmosfera sudorosa de la pista de baile y la cabina vacía en la parte posterior. Apenas tuve tiempo de poner mi chaqueta y agarrar mi bolso antes de que el tomara mi mano una vez mas. Kendall ahora llevaba su chaqueta, empujando las mangas hasta sus antebrazos.
“¡Marie!”
Kendall no se dio cuenta, pero me volqué a ver a Hayley mirándome preocupada. Lo único que podía hacer era vocalizar su perdón. Su fuerza opacando la mía mientras me jalaba hacia la salida. Era difícil seguir sosteniendo la mano de Kendall a través de la densa multitud. Mis dedos se escapaban de el. Deje escapar un pequeño grito cuando alguien agarro mi cintura. Esta no era mi noche. Levante la vista hacia el hombre que estaba claramente borracho. Pero la sonrisa burlona le fue eliminada rápidamente de la cara.
“Aléjate.” Gruño Kendall.
Se movió a empujar agresivamente al tipo, pero rápidamente me le puse en frente presionando mis manos contra el pecho de Kendall, en un intento de detenerlo.
“Kendall”. Suplique. “Por favor, no lo hagas.”
La imagen de el golpeando a Jake aun estaba fresca en mi memoria. No podía soportar ver que suceda de nuevo. Su pecho subía y bajaba pesadamente bajo mi tacto. Suspire de alivio cuando el agarro mi mano y continuo moviéndose a través de la gran cantidad de personas. Pronto estuvimos en la puerta y en el aire fresco de la noche.
“Vamos”.
Mire la cara de Kendall, su mandíbula estaba tensa mientras caminábamos de regreso a su coche. Me esforzaba por mantenerle el paso, sus piernas largas dando grandes zancadas. Poco tiempo después reconocí la carretera donde se encontraba estacionado el vehículo negro. Un suspiro escapo de mis labios cuando me tope con el. Kendall deteniéndose abruptamente, me dejo confundida. Mis dedos apretándole la mano izquierda tratando de llamar su atención.
“¿Kendall?”
El no respondió. Mi visión se desvió hacia donde el estaba mirando fijamente. Mis ojos entrecerrados tratando de ver el interior del vehículo que estaba aparcado curiosamente justo enfrente del coche de Kendall. El golpeteo de los latidos de mi corazón parecía hacerse mas fuerte cuando de pronto reconocí a los dos chicos sentados en los asientos delanteros. Los amigos de Jake. ¿Estaban esperando a que Kendall regrese a su coche? Me jalo rápidamente hacia un callejón entre los edificios. La espalda de Kendall apoyada contra el frio ladrillo, mis manos volaron hasta su pecho para evitar que me cayera encima de el. Lo único que se oía eran nuestras respiraciones pesadas. Cerré los ojos, aliviada de que estábamos escondidos de las personas que pretendían hacernos daño. Me sorprendió cuando los dedos de Kendall apartaron el pelo de mi cara. Me miro a los ojos. Sus cabellos largos cayendo sobre su frente, sus ojos verdes brillando mientras el me miraba fijamente. Kendall era uno de los chicos mas hermosos que había visto en mi vida. Y sin embargo, el era uno de los mas aterradores.
“Podemos caminar de regreso a mi casa, no esta tan lejos.”, Susurró.
Trague saliva nerviosamente, sin decir nada en respuesta. El se aparto de la pared, sosteniéndome para que no me tambaleara de nuevo. Me tendió su mano izquierda para agarrarme pero yo negué con la cabeza. La empuje, de vuelta a su lado, antes de alcanzar su mano derecha. La intensa mirada de Kendall quedándose fija en mis movimientos. Sus nudillos ensangrentados. Era difícil decir si el líquido rojo seco pertenecía a Kendall o a Jake. De alguna manera no creo que me importaba. Mi respiración se trabo en mi garganta mientras el disminuía la distancia entre nosotros. Mi espalda se vio forzada contra la pared opuesta en el estrecho espacio. La mano de Kendall levantándose, tocando mi barbilla e inclinándola hacia un lado. Sus labios hicieron contacto con el lugar donde mi mandíbula se encuentra con mi cuello, succionando la piel cálida. Un rastro húmedo de besos fue dejado a lo largo de mi mandíbula mientras sus dedos se apartaban para descansar en mis caderas. No me di cuentas que mis ojos estaban cerrados hasta que se abrieron. El toque de Kendall había dejado mi cara. Hizo una pausa, su visión yendo a mis labios. Sentí su nariz rozar contra la mi mejilla antes de que el diera un beso prolongado a la piel. Los labios Kendall se movieron un poco, plantando otro beso en la comisura de mi boca. Cuando se dio cuenta que no iba a apartarlo, Kendall presiono mis labios con los suyos. El beso fue un poco más urgido que el anterior. Mis dedos se enredaron en los cabellos lisos en la parte posterior de su cabeza. La mano de Kendall comenzó a vagar por el interior de mi muslo.
“No.” Jadeé.
El se alejo sonriendo antes de pasar los dedos por mi entrepierna. El tacto áspero me hizo estremecer de nuevo en la pared. Mi aliento salió en bocanadas temblorosas mientras lo miraba fijamente. Kendall me dio un beso final en los labios, luego me jalo de la pared.
“Vamos a la mía.” Me guiño un ojo.
*****
Habíamos tenido cuidado de nos ser vistos por los amigos de Jake. Kendall iba a recoger el coche por la mañana, evitando una confrontación inevitable con los hombres enojados. No tuvimos que caminar mucho antes de que el sacara un juego de llaves de su bolsillo trasero. Paso su fuerte brazo por encima de mi hombro mientras me guiaba por las escaleras hasta la puerta principal. Mi pecho se levanto rápidamente hacia arriba y hacia abajo, llenándome de miedo porque iba a estar completamente a solas con Kendall. En su departamento. Eche un vistazo alrededor para ver las casas que se alineaban en el lado opuesto de la carretera. Un segundo mas tarde y me habría perdido ver la cortina que se cerro a toda prisa de un jalón. Un vecino entrometido en comprobación para ver quien era esta vez. Me hizo pensar en cuantas chicas Kendall había traído de vuelta a su casa. La puerta principal estaba cerrada con llave y fue abierta rápidamente. Kendall entro encendió la luz del pasillo. Yo estaba congelada en mi lugar, todavía de pie en el escalón superior. Frunció el ceño y se volvió hacia mí, sacándose la chaqueta de los hombros y botando sus Supras a un lado.
“Puedes entrar, ¿Sabes?” El sonrió.