Cap. #18
Había estado despierta durante una media hora, mi cuerpo no podía moverse mientras el fuerte brazo de Kendall me sostenía hacia a él. Mi espalda todavía estaba firmemente pegada a su torso. Cada vez que me movía un poco, inconscientemente él apretaba su agarre, dedos largos sosteniendo en puño la camiseta que yo llevaba. Una risita escapó de mi boca mientras intentaba escapar por última vez. Kendall dejó escapar un gruñido gutural. Me sorprendió cuando él agarró mi cadera, girándome hacia él. Sus ojos aún estaban cerrados, pero yo sabía que estaba despierto. Sus cabellos claros puestos desordenadamente sobre la almohada.
"Marie". Su voz ronca gruñó.
Kendall parpadeó un par de veces antes de que se centrara en mi cara. Me había pasado en vela pensando en la situación de la familia de Kendall. Me dolía el corazón al pensar en lo que Kendall, su madre y su hermana habían vivido. Nadie merecía ese tipo de tratamiento. No podía dejar de pensar en Kendall que parcialmente se culpaba por los terribles acontecimientos. Se sentía impotente, incapaz de detener a su padre.
"Kendall".
Sus ojos verdes perforando los míos mientras me miraba. Me mordí el labio, tratando de formar las palabras en mi mente. No tenía idea de cómo iba a reaccionar. Una parte de mí tenía miedo de enojarlo, pero me obligué a hablar.
"Yo-yo creo que deberías contactar a tu madre."
Tenía la frente arrugada en una mueca, labios carnosos bien apretados. Mi corazón latía con fuerza mientras esperaba a que él dijera algo, pero se quedó callado.
"Deberías llamarla." Dije en voz baja.
Soltó un suspiro de frustración, sus dorados cabellos despeinados mientras negaba con la cabeza. Las grandes manos de Kendall empujando las cubiertas. Rápidamente se levantó, tirando de sus pantalones de ejercicio azules y pasando por la puerta y de ida por el pasillo. En cierto nivel yo sabía que iba a comportarse de esta manera. Mis ojos fuertemente cerrados, acumulando el valor de ir tras él. Me levante de la cama caliente, mis pies descalzos sobre la alfombra hacia la puerta. Un fuerte golpe me hizo saltar, el sonido haciendo eco en el silencioso apartamento.
Mis ojos se posaron sobre el desastre de platos rotos en el suelo de la cocina. Kendall estaba de espaldas a mí. Su pesada respiración se escuchaba mientras yo permanecía inmóvil por un momento. Caminé de puntillas alrededor de los fragmentos afilados de porcelana que cubrían las baldosas, deteniéndome detrás de la alta figura de Kendall. Vacilantemente llevando mi mano hasta su hombro, mis dedos presionando ligeramente en la piel suave.
"Ellas quieren saber de ti." Hablé.
Me sorprendió cuando Kendall se volcó bruscamente. Su rostro tenía una expresión de ira mientras sus iris verdes encerraban las mías grises. Largos cabellos claros cayeron desordenadamente alrededor de su cara mientras lo miraba a apretar la mandíbula, la vena gruesa en su cuello adquiriendo un papel protagonista.
"Tu no sabes eso." Él reprimió con dureza.
Miré su fuerte pecho levantarse y caer pesadamente. Los músculos de su estómago y sus brazos tensos.
"Y tú tampoco, si no lo intentas." Respondí.
Di un grito ahogado cuando Kendall me forzó contra el mostrador. Mi mirada asustada encontrándose con la suya mientras sus dedos hacían presión en mis caderas. Vi su rostro poco a poco suavizarse antes de que sus cálidas manos reposaran en la parte posterior de mis muslos. Me vi obligada a agarrar sus hombros anchos mientras sin esfuerzo me levantó para sentarme en el mesón. Nuestra línea de los ojos estaba ahora casi al mismo nivel. Mi enfoque intensamente contuvo el suyo antes de que él tratara de apartarse, pero le tomé la mano.