El odio es la cadena más abominable con la que una persona puede obligar a otras.
Ugo Foscolo.
La máquina soltó una estrepitosa explosión cuando el circuito volvió a sobrecalentarse, solo que en esta ocasión - y para suerte de Rubén- el maldito aparato había dejado ir el cuerpo de Mangel, quien parecía estar completamente en shock, con los ojos abiertos mirando la pared como lo más interesante del mundo.
— Mangel... — murmuró Rubén, acercándose hasta su pareja, preparado para la reacción que estaba seguro tendría Miguel ahora que había recuperado sus memorias.
— Yo... yo no hice nada — dijo el contrario, en un tono tan bajo que si no fuera porque Rubén estaba lo suficientemente cerca, los sonidos de la maquina lo habría opacado. — ¡Yo no sé nada, déjenme en paz!— en un instante había perdido por completo la cordura, levantándose velozmente del asiento, tomándose la cabeza con ambas manos, sufría y un dolor insoportable se instaló justamente en su cerebro, demasiada información, demasiados sentimientos, el dolor de aquel tiempo y la sensación de muerte, todo aquello le había dado de lleno en segundos y no podía controlarlo.
— Mangel, tranquilo... yo estoy aquí — Rubén intentaba tranquilizarle, intentaba demostrarle que ya no se encontraba encerrado, una parte de él se sentía terriblemente culpable de haberle hecho aquello a su pareja, de haberle obligado a revivir aquel dolor, aquella sensación, aquel pasado oscuro que él estaba seguro, era mejor olvidar, pero no podía, menos cuando el deseo de venganza era grande, un odio terrible, de aquel que te envenena el alma y la sangre, esa oscuridad que en un instante lo ahogó cuando recobró el conocimiento luego de aquel golpe hacía algunos meses.
— ¡SACAME DE AQUÍ! — le imploró a Rubén, girándose en su dirección con los ojos atestados de lágrimas, cayendo como un saco de papas cuando su cuerpo colapsó en un ataque de nervios. Rubius solo lo sujetó para que no se golpeara en la caída, tomándolo entre sus brazos para poder trasladarlo de aquel horrible lugar, debía dejar que descansara y sobre todo, tenía que conseguir que se tranquilizara, que pudiera sentirse a salvo antes de comenzar a contarle sus planes para atacar a Samuel.
— Buen trabajo chaval... — saludó Frank, acercándose a Guillermo, a quien Ollie le terminaba de colocar unas esposas tanto en las manos como en las piernas, no podían dejar que escapara.
Guillermo se encogió de hombros — Amm... gracias — murmuró en voz baja sin saber que más hacer, a Frank le parecía gracioso el hecho de aquella persona era demasiado volátil en cuanto a comportamientos, a veces podía parecer un completo lunático, como aquella vez que le había visto pelear con Samuel o como ahora, que parecía solo un cachorrito avergonzado y solitario que no sabía a donde huir. — ¿Puedo irme ya de aquí? — preguntó levantándose de su lugar, Lana necesitaba el espacio para tratar a los demás heridos. Guillermo estaba deseoso de volver a casa, a su vida monótona y sobre todo rutinaria, las guerras no eran lo suyo, mucho menos cuando le pedían pelear en contra de todo lo que él creía "correcto".
La sonrisa de Frank por un momento se volvió una mueca extraña, no había esperado ser él precisamente el que diera las malas noticias, pero estaba seguro de que Samuel sería demasiado directo y por el momento necesitaban mantener a Guillermo tranquilo.
— Ven... — le dijo, comenzando a caminar para posicionarse debajo de un árbol cercano, donde para la frustración de Guillermo y la calma de Frank, se podía tener un poco de privacidad. Este último suspiró ¿Cómo podía aminorar el hecho de que le habían mentido? — Veras Guillermo, por el momento no es seguro que nos acerquemos a la capital y a no ser quieras caminar y perderte en el bosque lo mejor que puedes hacer es esperar ¿vale?, además aún hay cosas que queremos preguntarte y no es conveniente para nosotros dejarte ir... — listo, había dejado caer la bomba lo más sutilmente que había podido, pero estaba seguro de que no ayudaba en mucho.
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Utopía, el inicio del camino: Cuervos -Fanfic Gay- [WIGETTA]
ФанфикEl mundo es un rompecabezas cuyas piezas cada uno de nosotros arma de diferente manera ...