"Y Sansón se enamoró de una mujer del Valle Sorec, que se llamaba Dalila, y los príncipes Filisteos fueron a ella pidiendo que les entregara el secreto de su fuerza, y ella aceptó, pagando cada uno mil cien piezas de plata..."
Dalila y Sansón, relato bíblico.
Cuando las puertas metálicas detrás de ellos fueron cerradas, Samuel llegó a la conclusión de que aquel sería su final, el final de sus amigos, de su esposa, de él mismo, de todo aquello que había vivido y que le faltaba aún por vivir. El incesante mutismo de la habitación le tenía con el alma al borde del filo. Podía ver que todos se encontraban tensos, con las armas arriba, esperando para que a cualquier signo de movimiento comenzaran a disparar. Samuel estaba seguro de que solo era cuestión de minutos, incluso segundos.
— No se separen...— escuchó la voz de Javier, el padre de Alex, quien era el encargado de su escuadrón.
Ninguno contestó nada, Samuel apenas y podía ver en la oscuridad que presidía en la habitación, solo conseguía distinguir algunas siluetas, pero estaba seguro de que Estefanía se encontraba a su lado derecho, le había prometido que no se separaría de ella aunque eso fuese en contra de las reglas de su padre, de algún general o de cualquier otro alto rango. Él estaba dispuesto a terminar con su vida para salvar la de ella.
Podía sentir los latidos de su corazón golpeteando a una velocidad vertiginosa su pecho, sus manos temblaban y sudaban como nunca antes lo habían hecho, intentaba sujetar con fuerza la metralleta pero temía que en cualquier momento, por el nerviosismo que recorría su cuerpo, terminara por dejarla caer en el momento menos indicado. Comenzó a disminuir el paso de su andar, algo se acercaba, podía sentirlo en todo el cuerpo, respiraba agitadamente y la adrenalina estaba preparada para distribuirse por todo su cuerpo. Se detuvo.
— Algo viene...— murmuró Samuel, prestando atención al casi imperceptible zumbido que había osado romper con el silencio.
Ninguno de los presentes se movió, todos se encontraban demasiado concentrados intentando hallar una forma de salir de ahí, debían realizar una retirada estratégica porque aquello se estaba yendo de bruces.
— Voy a investigar... — anunció Javier, y aunque Samuel no pudo verlo escuchó el sonido de sus pisadas, estaba seguro de que se estaba aproximando a la puerta de la izquierda, aquella por la que habían planeado seguir avanzando si la electricidad no hubiese sido cortada. Debían de averiguar cómo salir de ahí.
— Samuel... — la voz de Luzu le hizo girar el rostro en dirección al frente, estirando una mano para buscarle intentando acercarlo a él, quería estar lo que más junto posible de todos. Frank encontró el camino por sí solo, parándose detrás de este, Estefanía le había tomado de la mano, dándole un fuerte apretón en señal de apoyo para lo que fuese que se aproximara.
El zumbido poco a poco comenzó a subir de intensidad, haciendo que la sensación de ansiedad creciera en Samuel, lo que estuviese viniendo hacia ellos era mejor que llegara ya, porque los nervios le estaban comiendo por dentro. Se mordió el labio inferior, en una mezcla de duda y angustia, fue entonces que con el detenimiento del zumbido y la repentina presencia de una alarma, una explosión se suscitó en la habitación.
La puerta donde Javier había ido a investigar se encontraba ahora destruida y este tirado en el piso, muerto por la explosión seguro, la electricidad volvió repentinamente, alumbrando aquella extraña habitación blanca repleta de cajas de metal y el tiroteo comenzó proveniente del pasillo por donde se venían llegar varios militares, Samuel, Luzu, Frank y Estefanía lograron cubrirse, sin embargo, los otros dos chicos que habían ido con ellos no lo habían logrado a tiempo, cayendo muertos al instante.
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Utopía, el inicio del camino: Cuervos -Fanfic Gay- [WIGETTA]
FanfictionEl mundo es un rompecabezas cuyas piezas cada uno de nosotros arma de diferente manera ...