XIII: Hacia norte y sur

4.1K 485 58
                                    

Mis puños golpean a un lobo negro en su rostro, observo como se deforma ante mi fuerza. No paro, sigo, aunque me falta aire. Noto que hay una presencia de una niña observando, no me inmuto a mirarla.

—Iris mira. — me llamo a mí misma señalando un lugar. —La universidad, la vida humana... Se esfuma bajo tus manos llenas de sangre.

—Están llena de sangre desde que nací. — le respondo mirando al lobo muerto, noto como también ante su sangre que mis nudillos están sangrando.

—No hubieses despertado, era mas seguro para nosotras. — comenta la niña doblándose y abrazando sus rodillas. —Todavía estamos a tiempo, para ser felices, sin preocuparnos por nada ni nadie.

—No quiero. — le respondo alzando mi brazo y sigo golpeando al lobo, aunque ya esté muerto.

—Creí que éramos fuertes siendo indiferentes. — sigue hablando mi yo niña, muerdo mi lengua parando mis ataques.

—Si te preocupa que no lograre tener una profesión y no seguiré mis sueños, te equivocas. — escucho como se ríe con sarcasmo.

—Lo que pasará no lo permitirá. — me mira algo herida. —Perderemos a nuestros seres queridos al tu no decidir ignorar tu corazón y conexión.

—No lo permitiré. — contesto, vuelve a reír.

—Dolerá más que cuando perdimos a mama. — mi enojo vuelve y sigo golpeando al lobo, se forma una sonrisa siniestra en su rostro inocente. —Aunque veo que he cambiado, ya no soy la que está rota sin ganas de hacer nada. — esta empieza a dar pasos hacia mí, la sangre del lobo empieza salpicar logrando que caiga en mi rostro. —Seamos fuertes... — siento como está detrás de mí y me abraza. —Por el mundo que deseábamos y deseamos.

Siento como empieza a entrar algo doloroso a mi logrando que apoye mis manos sobre el suelo, oliendo la sangre putrefacta del lobo. Miro hacia atrás, la niña me sonríe entrando mi a mi cuerpo, pesa... caigo sobre el lobo empapándome con sangre.

Me levanto de cantazo sobre mi cama, observo como mis manos están temblando. Arco no está a mi lado por lo sucedió ayer, todo por no hablarle e ignorarlo. Acaricio la cama, extrañándolo y así va a hacer por un tiempo a lo que entreno en el sur. Paso mis manos sobre mi rostro, miro por la ventana, esta amaneciendo, pronto me iré.

Salgo de la cama y camino hacia la puerta, "si por lo menos pudiera verlo de lejos antes de irme" pienso. Al abrir la puerta me encuentro con el lobo durmiendo en el pasillo, este al notar que abrí la puerta se despierta azorado.

—Iris. — es lo primero que pronuncia atento a su alrededor.

Lo observo desde arriba, es de las pocas veces que soy mas alta que él. A los segundos se escucha un estruendo avisándonos que Marco a llegado. Arco me mira, yo me trago las ganas de hablarle, me giro y tomo mis cosas. Camino hacia afuera, encontrándome con mi bisabuela esperando que me despida de ella. Voy hacia donde ella y la abrazo escondiendo mi cabeza en su hombro, no quiero soltarla. La mujer de ojos azules me aleja y me sonríe, asiento. Me concentro en Marco para luego fijar mi mirada en mi otra mitad que esta sentado algo alejado. Camino hacia Arco y nos quedamos varios minutos observándonos.

—Nos vemos. — se despide sin tan siquiera acercándose a mí, mis ojos se llenan de lágrimas, pero logro asentir y me

—¡Iris! — escucho como me llama mi luciérnaga favorita. —¡Mas te vale llegar como una alfa que nadie puede corromper! Se que serás una excelente guardiana.

No la miro, creo que puedo caer y no querer seguir hacia adelante. Marco me recibe bajando su hala, subo a su lobo y doy una ultima mirada a todos los presentes.

Alfa Iris: ConexionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora