XXI: Una nueva guardiana

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Iris

La noche brilla ante la luna, pero parece que no le hace efecto a la madre naturaleza. Al contrario, la hace ver más hermosa. Su melena marrón de diferentes tonalidades danza con el viento delicadamente. Ojos vivos de colores me observan esperando mi respuesta, pero ni sé que pensar. Tengo tantas cosas en la mente, diversidades de cosas por hacer.

—¿Mi destino? — pregunto sin pestañear, bajo mi mirada a sus pies descalzos.

—Todos los guardianes necesitan a alguien que los una, necesitan ver que tienen que ser un equipo y no estar luchando a muerte. — explica con tranquilidad, en mi campo de vista observo como se dobla y me ofrece el collar. —Puedo ver y sentir que tu siente lo mismo que yo. Todo es un balance... y eso no lo está entiendo mi querida Luna.

—¿Tu querida Luna? — pregunto apretando mi mandíbula y formando puños en la arena fría. —Es una asesina, me ha quitado mucho. Si pudiera contra ella, la...

—La vida da varias oportunidades para enmendar a cada ser en este inmenso universo. — me interrumpe con mucho respeto sin dejar de ofrecer el collar. —Se que puedes hacer que ella vea, además puedes controlar a Arco para que no actúe de forma salvaje. — no la miro a los ojos, eso no es suficiente como para querer salvar su forma de ver la vida. —Recuerda, sin ella tu familia no existiría y ni tu misma, sin ella no hubiese hecho todo lo que ha hecho no hubieses conocido a mi hijo.

—¿No puedes hacerlo tu? — cuestiono, esta cubre el collar con su mano.

—No estaré despierta por mucho tiempo como para detenerlos, además estoy débil. — contesta, miro sus ojos grandes. —Iarreaj me hizo un favor, hechizo para cuando quería dormir y hacerme una con el planeta. He despertado gracias a ese hechizo que consiste en que Arco quiere algo que no es para el mismo, sino para ser felices a otros. Pero tu... me has dejado sin aliento, quiero que te quedes con lo último de mi otra mitad.

Vuelve a ofrecerme el collar que empieza a brillar en sus manos blancas. Aunque he cambiado sigo queriendo escapar de mi destino. Siento que no soy suficiente, que necesito más experiencia o algo más. Su otra mitad es el padre de Arco. ¿Por qué no dejárselo a su hijo?

—Pero el que lo debe de tener es Arco, es tu herencia. — digo para hacer que razone lo que me está ofreciendo, pero me sorprende ver como niega rápido.

—Arco debe de ser como su padre a su tiempo, tiene en su sangre ser un gran guardián. — toma mi mano y deposita el collar, lo siento vivo. —El collar te acepta, estas destinada a ser una gran guardiana al igual que mi hijo.

—No debo aceptarlo... — respondo tratando de devolver el collar.

—Es tu destino, no tienes que temerte. — lucha con mi mano para devolverme el collar. —Creen en ti, como muchos lo hicieron y otros lo hacemos. Que todo lo que has perdido, sufrido, llorado lo conviertas en experiencia. — cierro los ojos, siento que me está leyendo la mente. —Alfa Iris, muchos te necesitamos. Los guardianes, razas, tu familia, Jafet, Max, Killa, Luz, el propio Arco y yo. Por favor...

—¡Deja de suplicar! — grito con el ceño fruncido, agarrando su muñeca y enfrentándome a sus ojos. —Lo hare... — susurro bajando mi mirada a nuestras manos. —Acepto ser un gran guardián y alfa.

—Alfa Iris, ahora tendrán un gran poder en tu ser. — deposita el collar en mi mano y hace que lo cubra con mis dedos. —No solo tendrás el poder de un guardián sino de uno de los grandes guardianes que surcaban los cielos.

Alfa Iris: ConexionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora