XXVI: Inicio de dos nuevas historias

2.6K 319 129
                                        

Iris

—Y... ¿Qué tal si te doy tu primer baño? — pregunto emocionada.

—Ni loco. — responde serio, pero ya es tarde. —Odio el agua.

Me giro y lo empujo al lago, obviamente sin soltar nuestras manos entrelazadas. Abro mis ojos y veo a un hombre, gracias a Dios cubierto en sus partes íntimas gracias al agua, mojado y mirándome con el ceño fruncido. Sonrió de oreja a oreja y su ceño se descuida un poco.

—Estas en la orilla, no te vas a ahogar. — le aseguro.

Trato de conectarme con mi bisabuela a lo cual logro en unos cinco segundos.

—Mama, tráeme jabón y ropa algo grande. — le comento, escucho como ya se va a quejar. —Por favor. — pido con mi tono de súplica.

—Ay, está bien y luego iré a dormir. No quiero que nadie me levante.

—Gracias, ah y trae tijera si tienes. — le agradezco, me concentro en mi otra mitad. —Ya mismo quedarás como nuevo. — escucho como trata de gruñir, pero siento como aprieta más nuestras manos.

A los minutos mi bisabuela llega con lo que pedí, se le cae todo al ver a un hombre tirado en el lago desnudo. Trata de emitir palabras a lo que falla varias veces, lo seña y yo solo asiento. Recoge lo que se le cayó.

—La luciérnaga loca, tenía razón. — emite sus primeras palabras. —Un hombre desnudo, sexy y pervertido. — mi otra mitad le gruñe. —Esto... traje lo que dijiste. — aleja su mirada del cuerpo de Arco algo abochornada. —Me largo a dormir, espero que no pidas algo más.

—Gracias, mama. — exclamo a lo que ella solo mueve sus manos en forma de despedida.

—Si está dotado... — escucho como susurra, trato de no mirar nuevamente esas partes del hombre.

—Bueno empecemos. — doblo mi pantalón hasta mis rodillas al igual que mi blusa de manga larga, me adentro en el agua, tomo el jabón y empiezo a frotarlo en sus fuertes músculos, trago.

El sucio es difícil de sacar, pero lo logro dejando ver una piel blanca pero no pálida, sino que tiene su color. Las cicatrices ya son dejes del oficio en su cuerpo, tiene hasta en sus piernas marcadas, pecho marcado, brazos marcados, espalda marcada, abdomen marcado, zona "V" marcada. ¿He dicho que todo es marcado? Siento como me mareo, trato de no pensar cosas sucias mientras lo baño. Solo tienes que verlo como un paciente que necesita tu ayuda, Iris. Quién sabe si tiene cicatrices ahí abajo también, trago con más fuerza.

—Tú, lávate ahí. — mando cerrando mis ojos, dejando el jabón en sus manos y girándome para no ver.

—¿Cómo? — pregunta con inocencia a lo que tapo mis ojos desesperada.

—¿Tienes el jabón? — cuestiono.

—Claro, que lo tengo me lo dejaste en la mano. — contesta con obviedad.

—Pues... frótate fuerte en la zona que falta. — respondo haciendo muecas con mi mano. —Por delante y por detrás, Arco. Que no falte nada...

—¡Ah! — grita.

—¿Qué paso? — pregunto mirándolo, este está tapando sus partes con dolor.

—Fuerte no era Iris. — responde con voz más aguda de lo habitual y sus mejillas sonrojadas. No puedo evitar reírme. —Maldición, no te rías, duele como un infierno. Tengo hasta nauseas, mis bolas duelen, siento que me subieron a la garganta.

—Lo siento, creí que sabías que podía doler. — comento sin dejar de reír, trato de ayudarlo acariciando su espalda.

—¡Pues no lo sabía! — exclama, giro mis ojos.

Alfa Iris: ConexionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora