Capítulo 11 De vuelta en Underland

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Cap. 11 De vuelta en Underland

Al pasar a través de aquella puerta era un poco más delgada de lo que creía

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Al pasar a través de aquella puerta era un poco más delgada de lo que creía. Pero eso no fue un impedimento para que su asombro fuera creciendo conforme se iba acostumbrado a las circunstancias. Los colores y sus combinaciones fueron entrando en su mente, cada vez con mayor claridad y nitidez. Pocos cosas habían cambiado. Sólo que ahora todo parecía reflejar mayor alegría y colorido. Se respiraba un aire diferente...incluso notó que ya no era tan pequeña como...¿antes? Ahora todo tenía sentido. Sí...ella había estado antes en ese lugar pero...¿por qué parecía diferente? Sin embargo seguía siendo muy extraño.

Debido a que era más delgada que antes el vestido le quedaba demasiado holgado. Tenía que recogerlo al caminar para evitar tropezar con los holanes de aquella exquisita prenda que la hacía lucir más femenina que cuando estaba por casarse con Hamish. Sin embargo, aún no terminaba de creer que se encontraba en el mismo lugar.

Había setos lila y rosados, hongos verdeazules, plantas que se mecían al viento, en el aire las partículas que el diente de león se había encargado de esparcir flotaban suavemente como cargadas por un hada o un duende invisible.

Avanzó y sus pasos casi nos e escuchaban pero su delgadez le impedía moverse demasiado rápido. Sentía que ella era más ligera que el aire y por momentos casi volaba como una hoja.

El cielo era igual de azul pero las flores tenían mayor colorido. Una de ellas fue quien habló:

- ¿Quién eres?-

- Alicia- respondió ella.

La flor la contempló y al verla tan delgada chilló:

-¡Eso no es verdad! Tú no eres Alicia...pareces...pareces una...serpiente.

-¡No soy serpiente! Soy Alicia Kingsleigh y creo que ya estuve hace tiempo aquí.

-¡No! ¡Nunca!- insistía otra flor.- Nunca habíamos visto a una flor con un tallo tan delgado.

- No soy flor...y ustedes son muy...maleducadas.

En eso el Conejo Blanco interrumpió la charla.

- Es Alicia, no cabe duda. Cambiamos la forma de entrar y lo logró...así que...conclusión, es la misma Alicia.

- ¿Quién lo asegura?- aseveró el Dodo.

Alicia se exasperó e insistió pretendiendo ser escuchada:

- No han tomado en cuenta mi opinión. Yo tengo algo que decir.

- Pide la palabra- sugirió el Dodo.

- Entonces...pido la palabra- comentó Alicia decididamente.

El Dodó interrumpió:

- Eso está bien, pedir la palabra es lo correcto. Ahora, cállate.

- ¡Un momento! Si ni siquiera he hablado.

- Aquí nadie habla- continuó el Conejo, llamado McTwisp- hasta que yo lo decida, ya que soy el vocero de la Reina Blanca.

- ¿Reina Blanca? –repitió Alicia. Un recuerdo vago venía a su mente.

- Sí, Mirana, la Reina Blanca, la majestuosa y dulce Reina de Underland. Ella autoriza o desautoriza para hablar. Así que si yo lo digo, hablas.

- Oye...eso no es justo, yo pedí la palabra.

El Conejo masculló algo entre sus salientes y largos dientes superiores y dijo al fin sentándose en un hongo:

- Está bien...habla.

Alicia empezó:

- Pues bien...no sé cómo vine a dar aquí, pero estoy segura que...

- Yo sí sé- interrumpió un extraño personaje regordete.

- ¿Tweedle Dee?- preguntó Alicia.

- No, soy Tweeedle Dum, Tweedle Dee es él- dijo señalando a alguien exactamente igual a él.

- Bien, ¿cómo sabes cómo vine aquí?

- Lo sabemos, es todo- dijeron los dos gemelos al unísono.- Comiste "thinalver" para ser ma's delgada y bebiste longshaver para ser más larga.

- Bueno, eso no importa ahora, sólo quiero decirles que soy Alicia por encima de lo que todos digan y no me importa lo que piensen. Sólo quisiera saber por qué el Conejo me trajo...

- Si eres Alicia tendrás que dar una contraseña.

- ¿Cuál contraseña?- dijo ella.

- Debes contestar un acertijo...pero no soy yo quien debe proponértelo.

- ¿Puedo saber qué quieren de mí?- insistía Alicia.

- Mira- dijo uno de los gemelos. – La única forma de saber cuál es tu propósito es que consultemos a Absolem.

- ¿Absolem?- se preguntó.- Pero si Absolem ya...

- Lo sé- dijo McTwisp – pero aquí siempre necesitamos un Absolem. Debe haber siempre un Absolem en Underland. Si no, Underlad, dejaría de existir.

- Está bien- dijo Alicia- vamos.

Se dirigieron a donde un ave del Paraíso descansaba sobre unas ramas. Su rico y vistoso plumaje asombró a Alicia, ya que ella conocía dichas aves pero no estaba tan familiarizada con notrar que aquella ave escribía en un viejo pergamino con una de sus plumas.

Demente y Maravilloso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora