Capítulo 2

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Me contó lo sucedido, y me pareció un poco cliché, pero no era de esa manera. Ella me dijo que necesitaba escapar en la fachada que estaba. Que era horrorosa la manera de vivir aferrada a una esencia que no era la de ella.

Quedamos en conversar nuevamente en algún otro momento, le acompañe a su casa y luego me fui a la mía, no sin antes acabar mi cajetilla de cigarrillos, ya han pasado cinco meses desde ese día.

Fue un martes cuando la volví a ver, ella estaba sentada en una de las banquetas, con sus rodillas dobladas, entretenida escribiendo su tarea ¿Quizás? O al menos eso supuse. Me acerque lentamente por detrás, me aproveche de su concentración y cuando ya estuve lo suficientemente cerca...

-Boo. - Dije y automáticamente se sobresalto. - ¡Hola! No se si me recuerdas... - Me observaba como un robot tratando de buscar mis datos. - ...Soy Yessica Varleza...

Cinco minutos extra largos o al menos eso sentí.

-Claro que me recuerdo, no tengo tan mala memoria, solo quería vengarme por lo del susto. - Dijo con una media sonrisa.

¡Respiré!

-¡Genial! ¿Y que haces? - Pregunte como lo curiosa que soy.

-Escribo versos, debo escribirle uno a Mateo, para que no se sienta mal...

-¿Cómo sabes que el lo leerá? - Digo mientras se lo arrebato de las manos y me siento junto a ella.

-No lo se, simplemente espero que la encuentre y la lea. - Dijo encogiendo de hombros.

-¿Puedo? - Señale su escrito.

Asintió levemente. El título decía "PRÍNCIPE AZUL"

Ya no existen príncipes azules o eso yo creía,


Pero él apareció,

A defenderme de los malos,

Sentí que era la mejor de las personas,

Quise llorar de la alegría...

Existen los príncipes azules pero ya no son como antes

O al menos eso demostró él,

El vestía una camisa azul profundo de pequeños puntos,

Un pantalón de vestir color negro y sus rizos cortos...

Sin cetro o espada, con su valentía y bondad,

Existen los príncipes azules con sonrisa,

Pero ya no defienden y rescatan de dragones

Sí no de tarados disfrazados de príncipes.

-No tienes un don de poeta específicamente pero esta muy hermoso...

-Bueno aún no está terminado. - Justificó y sonrió levemente.

-Esta bien, como digas. - Le sonreí.

Pregunte si alguna vez le había dado un poema a Mateo, corrigió, dijo que no eran poemas, eran pensamientos y que no con intenciones, pero había perdido tres pensamientos importantes que siempre había cargado en su bolso para prevenir que alguien en su casa los leyera pero tiene el presentimiento que él los había encontrado y obviamente leído.

Catalina dijo que esa noche que la encontré llorando la había pasado increíble que Mateo no era específicamente el hombre de su vida pero era bueno, amable y caballeroso, casi me convenció de que los hombres lo eran. También dijo que mañana haría algo para dejar el dichoso pensamiento sin tener que verlo.

Cata es el tipo de personas que es una creación extraña del señor. Se lo dije ese mismo día, después de hablar cosas triviales.

-Catalina, cuando el señor te creo dijo: Dos cucharaditas de seriedad, dos vasos de ternura, tres pizcas de misterio y un saco de rareza.

Reímos como locas después de ese comentario, pero entonces saque mi cigarrillo que me disponía a fumar.

-¿Te gusta Augustus Waters? - Pregunto pero sonó a afirmación un tanto feliz, como diciendo a mi también.

-Si, pero el cigarrillo realmente lo fumaré, no compré una cajetilla para tenerla de adorno.

-Eso es asqueroso, si lo vas a fumar que no sea cerca de mi. - Dijo con la peor cara de asco que pude haber visto.

-No voy malgastar mi dinero en cosas tontas que puede que nunca use. Así que para que desperdiciar de los pequeños placeres de la vida. - Dije tratando de citar a Augustus Waters.

Sólo hizo un gesto de desaprobación.

-¿Desde cuando empezaste a fumar?

Sus palabras cayeron como vale de agua fría. ¿Cuándo? Un terrible cuestionamiento, al que no tengo respuesta o tal vez si pero pretendo ignorar.

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