Capítulo 6

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Mamá me encontró llorando, desesperadamente yo quería que el señor parara, desde los primeros cinco pero no solo aumento y aumento, mientras Juan lloraba.

-¿Qué tienes pequeña? - Recuerdo que pregunto pero no le pude responder solo lloré hasta quedarme dormida, pero creo que los golpes que recibían los volvía más traviesos, más diablillos. Se las cobraban con quien podían no con quien se las debía.

Su hermano Daniel después de lo sucedido optó por un hábito extraño, bajo de peso, se veía triste y empezó a vestir mal parecía un vagabundo, las guerras empezaron a ser más fuertes, solo se escuchaba Daniel esto, Daniel lo otro pero siempre seguido de una palabra vulgar.

Daniel era el mayor de los diablillos pero a pesar de eso era bien educado, no se metía con las mujeres, es más nos defendía. Su cabello lacio y de color negro, con su piel morena de familia, sus ojos negros y su cuerpo demasiado delgado, ese era el Daniel que conocí y ese mismo es el que vino y cambio la forma de ser de muchos.

Principalmente la de él, él y Daniel se hicieron los mejores amigos, dejándome como amiga de la infancia. Él no se vestía como él cuando eran amigos pero si lo acompañaba, y supe que Daniel le enseñó a fumar o a mi parecer aprendieron juntos.

Alrededor de los seis meses de lo ocurrido con su padre, murió Daniel. No se supo de que o al menos yo no me entere en ese entonces, solo tenia la hipótesis de que ese hombre le había hecho algo. Le acompañamos al entierro. Su hermana Ruth quien era la más traviesa se veía devastada, pérdida entre sus pensamientos, sin vida. Él también, supuse que él sabia algo más que yo, por miraba el ataúd y le pregunta ¿Por qué? Esperando quizás que el ataúd cobrará vida.

Daniel no murió, se suicidó. Él me lo dijo tiempo después, dijo que antes de suicidarse ya había hablado con él sobre el tema. No quiso decirme que, tan sólo lo menciono. Luego de eso él, empezó a vestir no como un vagabundo si no un poco más elegante y oscuro.

Su presencia no era mala, él la hacia mala. Él se volvió distante y distinto, si alguien quería acercarse a él y volver a ser amigos, se veía en la obligación de ser como él, al poco tiempo las personas nos volvimos así, oscuras exteriormente aunque nunca sabría decir si también por el interior.

Cesar y Julián fueron los primeros, al poco tiempo Gabriel, de las niñas que jugábamos ninguna fuimos lo suficientemente capaz de hacerlo, así que dejamos de verlo durante un buen tiempo.

No supe más hasta que cumplí catorce, realice una buena amistad con su hermana. Estábamos en la sala hablando de cosas triviales cuando apareció y ya no sólo era él, Julián, Cesar y Gabriel, también estaban Samuel, Juan, David y José.

Ellos optaron por él camino de su hermano, no sabia si Daniel estaría de acuerdo, pero eran ellos, yo no podía hacer nada. Sus amigos entraron primero, estaban bromeando. Luego entro él, no le reconocí había cambiado bastante y al parece él tampoco me había reconocido.

-Rosita Fresita ¿Ya encontraste a tus amigas? - Dijo en tono burlón, me molesto un poco su comentario pero me reí, para que se diera cuenta que no lograría fastidiarme.

-¿Acaso la banda de reguetón no tiene ensayo el día de hoy? - Le sonreí, su sonrisa se borro automáticamente

-¿Quién es tu estúpida amiga? - Le dijo cortante y molesto.

-Dulce de Limón. - Le respondió con una sonrisa.

-Déjate de estupideces. - Dijo mientras le recriminaba.

-Es Yessica, tu amiga. - Le dijo. En ese momento reaccioné era su hermano. Él también reaccionó. El me observó de pies a cabeza muy serio y de la misma manera le observe solo que yo le sonreí.

Él se marchó con su amigos sin decir más, pero me dejo muy intrigada.

-Creo que lo espantaste. - Dijo Carla.

-Yo creo que fue lo contrario. - Le respondí.

-No le hagas caso está muy loco.

Todos lo estamos.


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