Capítulo 4

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Después de eso él me dijo con tono melancólico:

–Qué te he hecho. – Y se marchó.

En ese momento  no supe si fue pregunta o afirmación. Sólo sabia que lo había hecho ¡Por fin!, había hecho tanta cosas en un día. Él llego… y él me beso. Aunque no se porque se marchó.

Es como esa sensación que sientes cuando estas comiendo una sopa caliente y de tomar una soda fría. Sabia bien y mal. Pero él nunca fue así, lo conozco de más pequeño  cuando jugábamos fútbol  con los de la cuadra.

¡Rayos! Debo de dejar de ponerle ese sonido a mi teléfono, ese grito espeluznante sacado de alguna película de terror, va a provocarme un infarto.

–Alo. – Digo.

–Yessica María Varleza  Queen. – ¡Rayos! Mi mamá y se escucha molesta. – ¿Dónde estás?

–Mamá  odio cuando dices mi nombre completo, siento que me he metido en problemas. Y estoy ¡En el parque! – Dije finalizando con alegría sarcástica.

–¡Lo estas jovencita! Acaba de llamarme tu profesor dice que faltaste a la clase de ayer…

–Mamá  pero si el mismo profesor ha dicho que estoy muy avanzada…

–Eso no es pretexto, una clase es una clase. Si no quieres cumplir con tus simples obligaciones, hubieses dicho simplemente que no.
¡Rayos!

–Mamá  respira, tomate un té de manzanilla o de tila y  le viertes un poco de miel. – Levanto mi mano derecha a la altura de mi hombro. – Prometo recuperar la clase perdida y de lo que aprenda te cocinaré algo ¿De acuerdo? – Dije más calmada.

Sólo escucho un silencio de su parte, creo que acabo de apaciguar su enojo al menos aún tengo técnicas que puedo usar para librarme de los problemas, aunque no la debería hacer enojar vivimos solas, mamá  es madre soltera y quiera que no vivimos una para la otra. Mamá  es la combinación  más dulce que creo Dios, es relajada, paciente y divertida, es una mezcla de galletas de chocolate, vainilla y fresa cubiertas con mermelada de piña, para tomar un vaso de leche.

–De acuerdo. – Dijo y colgó.

La mayoría del tiempo me he librado de los problemas, pero hubo uno del que fue difícil  salir o mejor dicho me sacaron. Cuando empecé con mi estilo alusivo a él no hubo mucho problema, pero él día en que empezaron los problemas fueron cuando mi guardarropa  asustaba de tan negro que era.

Mamá  dijo que era algo temporal y se me pasaría pronto, no fue así no sucedió tan fácil, el primer día que me vestí de negro, pregunto que si quien se había muerto, respondí que nadie que simplemente  había decidido  vestirme de esa manera.

No hubo problema hasta que un día llegue con aroma a cigarrillo, pregunto como histérica que si había fumado, lo negué totalmente y dije que estaba con unas persona en el parque los cuales fumaban e impregnaron  su aroma en mi vestimenta.

Dudo en creerme pero se convenció, días después le llegaron rumores de que me portaba mal, esto, y lo otro, para ese entonces  fue cuando dijo que en un par de meses se me pasaría. Esos dos meses se convirtieron en dos años, siendo renegada, al principio lo hizo por él y luego por placer.

Mi vestido de XV años fue tan gótico como mamá  lo permitió, de color azul profundo y gris para decorar, no del todo mi gusto. Después del año de mi repentino cambio empezaron las discusiones, con temas primordiales como:

“Sal de casa”

“Escucha música de Dios” A mi parecer música es música, por más que sea Rock  and rall.

“Socializa” Pero y si salía con amigos que no te reúnas con ellos, tienen facetas de vagabundos e incluso rateros. 

“Usa colores alegres” ¿Cómo cual? ¡Rosa! No lo creo.

Para las vacaciones, es decir en lo que estoy, me obligó a seguir un curso de lo que yo quisiera ya este es el segundo año que llevo, lo irónico podría decir es que es de cocina. Me gusta cocinar pero no era mi intención  aprender cada uno de los detalles de distintas  comidas que tienen nombre raros y sin sentidos.

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