Capítulo 8

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Ruth es como la menta, huele bien, es fresca, es extraña de usar en las comidas y es deliciosa si la combinas a la perfección. Ella realmente no está loca, solo encontró la mejor manera de salir de su casa. Ruth es muy inteligente y realmente buena actuando, es genial que no haya perdido la cabeza rodeada de personas que pueden que no estén realmente mal, pero que simplemente estén traumadas.

Probablemente Catalina deba ir, paso un muy mal rato con Mateo esa noche, aun no se como es que no lo se como es que sigue sin ir al verlo, estando tan cerca. ¿Me pregunto si lo habrá visto en algún momento? Y si lo hizo como reacciono, un ataque de nervios o una repentina escena de amor. Lastima no podre saberlo...

El aire se rompe y mi cabeza recibe un golpe muy fuerte, certero. Me levanto rápidamente mi vista busca exactamente que fue lo que dio a mi cabeza. Izquierda, delante, derecha y atrás, pero observó tan rápido que pierdo coordinación.

Un balón de fútbol soccer, de esos que son especiales para jugadores profesionales o como normalmente se escucha decir "de forro" esta seguramente a de ser la tercera vez que un balón de estos me golpea.

Cada golpe dependiendo de que intensidad, distancia y trayectoria duele mas. Principalmente cuando eres una inexperta en el juego. Cuando sucedió la primera vez quizá tenia unos diez años, jugábamos un campeonato en la escuela, la portera se había enfermado y yo no había jugado, así que me sustituyeron a mi simple vista no fue la mejor opción.

Lo que sucedió en cuanto tocaron el silbato no fue tan malo, porque mi equipo era bueno, ya tenían varias anotaciones y a mi ni siquiera me habían visitado, pero cuando se acercó mucho, una de nuestras compañeras trato de arrebatarles el balón y termino marcando penal.

En ese momento no pensaba en que si la pelota dolería, sino en ¿Cómo detendría el balón?

-¿Listas? - Pregunto el árbitro.

-De ninguna manera. - Respondí en susurro, al mismo instante en que silbo y el balón impacto contra mi rostro.

No entro en la portería pero sangre cayó por mi nariz durante media hora, los profesores me llevaron a la enfermería y después de un rato llegaron las del equipo a entregarme el trofeo, recuerdo que dijeron.

-Tu nariz se lo merece, además seguramente le gustará.

Lo único que logró salir de mi boca fue un simple gracias, pase el más amargo de mis días, me dolió la cabeza y me dolía la nariz pero a la vez estaba feliz porque ganamos y porque tenía el trofeo.

Ese día fue una mezcla entre un mordida de jengibre y una paleta de miel, cerezas para decorar.

-Oye me pasas el balón. - Grita un niño desde la acera.

-¡Tengan más cuidado hacia donde lanzan el balón! - Proteste.

-¿Te golpeamos?

-Si. - Respondí un poco molesta, me observaba preocupado con un tanto de miedo, no era mi intención asustarle. Sus ojos verdes sobresalen de su rostro, su cabellera rubia, es opacado por ellos, son como esmeraldas. Cuando sea grande será muy encantador.

-Lo siento. - Susurro, me levante le pase el balón.

-Así que... ¿Juegas con tus amigos? - Mencione mientras lo tomaba, pensaba lanzarlo con el impulso de mi pie, pero podría lastimar a alguien e incluso al mismo niño, así que lo mejor es caminar.

-Si... - Resumió un tanto nervioso.

-Bueno aquí tienes. - Le sonreí, la tomo y salió corriendo.

Un recuerdo más que debo agregarle a este parque, probablemente cuando sea mayor en lugar de contarlas mejor escribiré un libro o no se estoy muy loca muchas cosas podrían suceder.

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