Paralyzed {Kendall Schmidt} *TERMINADA*

Nuevos sentimientos

Era un día cualquiera en Los Ángeles. Me levanté temprano, feliz pensando que por fin ya era viernes. Me bañé en pocos minutos y volví a mi habitación para arreglarme. Luego bajé las escaleras dirigiéndome a la cocina y  desayuné, como de costumbre, sola, ya que mis padres salían a trabajar antes de que yo me despertara. Una vez que terminé mi desayuno, tomé mi mochila y salí de casa rumbo al colegio.
Al llegar, lo primero que hice fue buscar a Brian, mi novio. Finalmente lo encontré hablado con un profesor. La verdad no me preocupaba; él siempre se metía en problemas. Para no interrumpir, me encaminé a mi casillero para sacar los libros de la primera clase. Mientras metía y sacaba cosas de la mochila, llegó mi mejor amigo Mark.

-Hola (tn) ¿cómo estás?- preguntó

-Oh, hola Mark- respondí apenas prestándole atención

-¿Te enteraste de lo de esta noche?-

-¿Qué pasará esta noche?- dije un poco desinteresada

-Daré una fiesta. Todos están invitados. Incluso invité a los chicos y chicas que van a años superiores a nosotros- te dijo emocionado

-De acuerdo, nos vemos allá- le respondí esta vez sonriendo

Me dirigí a clase arrastrando los pies, no quería entrar al salón.
Pasé cada recreo, cada minuto, cada segundo buscando a Brian, pero no podía encontrarlo; para no preocuparme, decidí pensar en que seguramente se había escapado de la escuela como siempre hacía.

Al llegar la tarde ya me encontraba en casa. Se acercaba el momento de la fiesta, comenzaba en una hora. En realidad no tenía ánimos para una fiesta, pero por alguna razón, una pequeña vocecita en mi interior me decía que fuese, y decidí hacerle caso. También está el hecho de que era una fiesta organizada por mi amigo, claro, eso también cuenta. Mientras ponía perfume en mi cuello llamé a Brian para calmar mis nervios.

-¡Brian! Cariño ¿Dónde estabas? Te estuve buscando todo el día-

-Lo siento, es que pasó algo... -  respondió

-¿Qué cosa?- pregunté preocupada

-Me expulsaron del colegio. Dijeron que tengo pésimas calificaciones, malos comportamientos y que siempre me escapo de clase. Lo siento-

-¿Qué? ¿Es una broma? Prometiste intentar mejorar tu comportamiento-

-Tú lo dijiste, "intentar", no dije que lo haría-

-Es cierto- suspiré- ¿Al menos irás esta noche a la fiesta de Mark?-

-No, mis viejos me castigaron. Adiós- dijo, luego colgó

¿Terminó la llamada así como así? Algo debía estar mal.
En ese momento dudé si realmente debía ir a la fiesta, pero no podía defraudar a tu amigo, así que suspiré una vez más intentando olvidarme de los pensamientos negativos y me dirigí a casa de Mark.

El lugar era enorme, hermoso y estaba muy bien decorado. La gente bailaba al son de la música mientras reía e intentaba no derramar lo que fuese que cada quien tuviese en su vaso. No pude evitar sonreír, mi amigo se había esforzado mucho. Todo parecía perfecto, hasta que vi a Katelyn, mi odiosa compañera. Ella siempre me había tratado como trapo sucio, desde el momento en que nos conocimos, y yo no me quedaba de brazos cruzados, así que le devolvía las jugadas. Así habían sido los últimos cinco años. Decidí ignorarla e ir buscar una malteada, pero al darme la vuelta con la bebida en la mano, Katelyn me hizo tropezar y todo mi vestido se ensució. Qué cliché. Esta vez no estaba de humor por lo sucedido con Brian como para pagarle con la misma moneda, así que busqué a Mark para que me dijera en dónde estaba el baño. Cuando lo encontré, lo vi hablando con un chico alto, rubio y muy misterioso, jamás lo había visto en el colegio. Luego, el desconocido muchacho subió las escaleras y yo aproveché para hablar con Mark.

-¿Quién era ese chico con el que hablabas?-

-Un chico de un grado superior al nuestro. Otro chico le tiró pastel de chocolate en su remera y se fue a limpiar; y al parecer a ti te pasó lo mismo- dijo sonriendo, a lo cual  respondí con mirada muy seria -El baño está arriba, la segunda puerta a la derecha-

Ni siquiera le agradecí, solamente volteé y me dirigí a las escaleras. No voy a mentir, soy muy distraída, y en el momento en que mi mente comienza a divagar, las cosas en mi memoria empiezan a desaparecer, por ejemplo, la ubicación del baño. No tuve más opción que buscarlo por mi cuenta. Pero al abrir la primera puerta a la derecha, vi al chico rubio que estaba hablando con Mark, sacándose su remera sucia. Vi sus musculosos brazos, su bronceada espalda y unos asombrosos tatuajes. Wow. Sólo eso, wow. Pero de repente el chico se dio vuelta y me vio. Sentí cómo sus ojos verdes traspasaban mi cuerpo. Sintiendo la coloración en mis mejillas, cerré rápido la puerta y corrí a la habitación de enfrente. Me sentía extraña, sentía... nuevos sentimientos. Como que quería estar junto a él, quería volver a ver esa mirada penetrante. No sabía bien lo que era, pero solo sabía una cosa: nunca lo había sentido antes.