Lady Invierno | Juego de Tronos

21. Mujer de acero

Los bordes de la puerta enmarcaban la escena que tanto había temido ver. Pero allí estaba, y esta vez no había marcha atrás.

Notaba la presencia de Sam a mis espaldas, y lo cierto es que el pensamiento de su impaciencia por entrar me daba igual.

Encima de una mesa estaba el cuerpo de Jon, pálido y desnudo, cubierto por una simple sábana que dejaba su pecho lleno de heridas al descubierto. Cuando fui capaz de apartar la vista noté la presencia de Ser Davos y un Guardia de la Noche más en la habitación.

Entonces mis pies reaccionaron, marcando el ritmo de los latidos de mi corazón, que se habían ralentizado escandalosamente.  Di a Sam el libro que llevaba en mis manos, un poco a tientas, estirando el brazo hacia atrás hasta que noté cómo disminuyó el peso del objeto y decidí soltarlo. Miré a Ser Davos y aquel movimiento de cabeza hizo que las paredes se tambalearan. Me fallaron las piernas mientras la sangre abandonaba mi rostro.

Todos los allí presentes se acercaron a mí apresuradamente una vez caí sentada en el suelo. El sonido de sus pesadas pieles y el vaivén de las espadas llenaron la estancia.

"Mi Lady" dijo uno de ellos. Le reconocía a pesar de que se me hacía difícil ver con claridad. Eddison Tollet, conocido como Edd. Mayordomo de Jon, y su hombre de confianza después de Sam.

"Estoy bien."

"¿Podéis levantaros?" Preguntó, a lo que yo negué débilmente.

"No lo sé."

Tendió su mano hacia mí, esperando a que la aceptara. Se le notaba cansado y me pregunté cuál era el aspecto que tenía yo entonces.

Me limité a agarrar su apoyo y levantarme, dejando a un lado las voces que me alentaban a quedarme allí tirada.

"Sam, ¿por qué la has traído aquí?" Preguntó el chico, aún ejerciendo como sostén para mí.

"Quería ver cómo se encontraba, pero no estaba en su habitación. La encontré en la biblioteca con Heath, parecía asustada."

"No estaba asustada" mentí, mirando al chico por encima de mi hombro.

El lobo blanco que estaba tumbado en el suelo se levantó elegantemente, para después acercarse a mí con sus sollozos y golpearme levemente en la pierna con la cabeza.

"Te necesitamos, Dyanna. Más que nunca. Estoy seguro de que Jon querría que se hiciera justicia, y sé que quería que tú estuvieras en esto" dijo Ser Davos.

"¿En qué?"

"En las batallas que están por venir."

"Le he fallado" respondí, mirando la pálida piel de su cuerpo inerte, sin tener el coraje suficiente para acercarme más.

"No penséis en eso ahora" dijo Edd, aferrando su agarre en mi codo. "Pensad en que esos cabrones que os han dejado con vida van a arrepentirse de haberlo hecho".

"Lo harán" dije, mirando a los tres hombres que habían decidido encerrarse allí. "Pero aún tenemos que intentar algo."

•••

Ser Davos luchaba por igualarme el paso, pero no conseguía alcanzarme. Después de lo ocurrido sólo me faltaba visitar a una persona, y esa era Melissandre.

Me salté el protocolo de llamar a la puerta y la abrí sin pensar, ignorando el hecho de que no me encontraba del todo bien.