Darien despertó de su letargo de dos días de inconciencia. Parpadeó varias veces intentando adaptarse a la tenue luz y, todavía con los traspiés de la somnolencia, observó los alrededores pulcros de la habitación donde se hallaba. Movió sus entumecidas extremidades, intentando sentarse sobre la cama y, en el acto, apoyando la espalda contra el espaldar.
Le dolía demasiado la cabeza, como si le hubieran pegado con un bate en la nuca. Hizo una leve mueca de dolor y se desenchufó del electrocardiógrafo. La maquina hizo un pitido continuo y la puerta de la habitación se abrió de golpe, asomándose horrorizados las figuras de Armando y Mina.
—¡Darien! —exclamaron al unísono—, ¡despertaste!
Darien sonrió con suavidad. Nunca creyó que le haría tan bien ver a Mina y Armando.
—Buenos días —saludó como si nada, alzando dos dedos en señal de amor y paz.
Oh, bueno.
De verdad no esperaban esa reacción.
Mina y Armando intercambiaron miradas sorprendidas.
—¿Estás bien Darien? —preguntó perplejo su hermano acercándose más a la cama, para así tocarle la frente.
El joven no refunfuñó al tacto de su familiar, como en otras épocas sí lo hubiera hecho.
—Sólo me duele la cabeza —admitió apoyando pensativamente un dedo sobre sus labios mientras miraba hacia el techo—, pero por lo demás me siento bien —agregó, alzando sus brazos entre un enorme suspiro—, ¡desde hace tiempo no me sentía así! —enfatizó con una enorme sonrisa positiva.
Silencio incomodo en la habitación.
Mina y Armando volvieron a intercambiar miradas sorprendidas.
¿Dónde se hallaba el Darien malhumorado de estos últimos meses?
Se esfumo para siempre. Ahora volvía a ser el mismo de siempre.
—¿Por qué se quedan así? —cuestionó con algo de molestia el chico de pelo negro—, ¿por qué se mantienen mirándome como si fuera un fantasma? ¡Mis recuerdos han regresado! Soy yo, el mismo de siempre.
¡Eso sí fue una inmensa sorpresa!
Mina apoyó su mano contra su descontrolado corazón. Podía ver algo diferente en Darien. Lo analizó con la mirada. Los cabellos negros despeinados, la palidez del rostro y la resequedad de esos labios. Suspiró con fuerza. Eran tan condenablemente atractivo inclusive cuando estaba enfermo. Él la miró de modo transparente, con una calidez que hace tiempo no se sentía en su persona.
Mina agachó avergonzada los ojos y los latidos de su corazón retumbaron en sus oídos. A su mente viajaron miles de recuerdos. Desde el primer momento en que lo conoció hasta el día de hoy. Ese algo que había escondido en lo más profundo de su corazón, continuaba ahí presente. Ni el tiempo era capaz de aminorar esa sensación, ese leve cosquilleo, esas ganas de querer tocarlo y de estar a su lado. Por eso se había mantenido alejada de Darien, porque verlo con Serena le hacía daño.
La nariz de la rubia empezó a arder y apretó los ojos aguantando las ganas de llorar.
—Darien! —exclamó sin poder controlarse más.
Se abrazó con fuerza al cuello masculino, el hombre le correspondió posando suavemente su mano sobre la espalda de ella.
Desde hace tiempo quería abrazar a Darien, desde aquella vez que lo vio en la mansión de los Shields.
—Darien, dime que tus recuerdos han vuelto, que tú también has vuelto, por favor —pidió con tristeza, con la cabeza recostada sobre el pecho masculino.
ESTÁS LEYENDO
♡ La niña de mis ojos 2: Revelación (Sailor Moon)
RomanceContinuación del fanfic "La niña de mis ojos 1"- Después de aceptar los sentimientos del uno y del otro, finalmente llega la prueba más grande. Darien se ha olvidado de ella. ¿De verdad el amor lo puede vencer todo? ♡ COMPLETO Dibujo de portada por...