Coeurs brises: amour silence

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El crujir de la grava en el suelo, el color amarillo de la tierra y la frescura del clima. Se ha pasado el invierno pero no por ello la frescura del ambiente; el follaje comienza ponerse verde así que puede detectar el olor a hojarasca. Él enreda su cabello luego de pasar toda su mano por la cabeza; está cansado después de correr tanto tiempo en la carretera con Michonne.

Le gusta su moto pero incluso luego de pasar horas en ella él puede sentir cierto fastidio del recuerdo de su hermano; la deja en lo que llaman garaje improvisado de la cárcel. Camina al interior para tomar un baño y un sueño que se merece desde hace tiempo pero el llanto apenas perceptible que proveniente de una pared de hierba lo paraliza.

Daryl persigue el sonido porque puede identificar ese ruido donde quiera y se siente muy estúpido por darse cuenta de eso, por vigilar a esa persona a la distancia; por percatarse de esa persona cuando ella ni siquiera sabe de su existencia y cuando su contacto es tan trivial que sus propias palabras no pueden mostrar nada de ellos mismos.

Y sin embargo, él sabe que le encanta el chocolate, que su cumpleaños es el 13 de agosto. Que gusta de comer el relleno del pan antes que el resto. No le gusta el agua de limón y le encanta ver los atardeceres. Es patético que se haya enamorado de ella pero es la persona más dulce que ha conocido tanto en el trato como en ideas, cuando ella habla con Carl sonríe por su forma de pensar y se recuerda a si mismo que esta atraído porque él no tiene esa naturaleza bondadosa.

Daryl ve la espalda pequeña y frágil porque el resto del cuerpo esta recargado en la hierba, él ve sus hombros moverse con un suspiro apagado así que sabe que ella está llorando y va a golpear a quien quiera que haya propiciado eso.

— ¿Qué ocurre Beth? — pide con calma.

Por un momento le recuerda a un potro asustado por la forma que se pone ansiosa cuando lo ve, se limpia los ojos en un ridículo intento para ocultarlo —Bienvenido— responde ella de manera tímida. Daryl sabe que tiene carácter pero le cuesta mostrarlo.

Con ella es fácil pedir cuáles son sus problemas, no se siente el niño torpe que tiene que gritar para que le hagan caso o insultar para llamar la atención de su hermano Merle porque Beth le proporciona una paz interior que pocas veces conoce como si lo estuviera mimando todo el tiempo.

— ¿Qué ocurre? — repite frente a la mirada avergonzada de ella.

—Hoy mi mamá se enfermó... probablemente es su fallecimiento y me hubiera gustado traerle un obsequio. Pensé en flores pero las que me parecieron hermosas están del otro lado de la cerca—.

Daryl puede cruzar el mar para ella, se siente torpe e inútil cuando no sé da cuenta que su madre murió en ese día; gira sus pies para ir en busca de esas flores mientras piensa en el único consejo que le dio su madre en toda su vida: la gente como ellos siempre tiene que hacer las cosas sin nada a cambio porque realmente no valen mucho.

El hombre se detiene, no le ha preguntado ni de qué color son y al voltear se da cuenta que ella sigue sus pasos en silencio — ¿Puedo ir? —. Pide.

El temor de que algo le ocurra lo pone tenso pero sabe que las cosas para una madre siempre quieren hacerse por sí mismo; asiente y en silencio se deslizan, ella toma su mano por los nervios y el siente que recibe un infarto por como bombea su corazón.

Cerca de las plantas ella corta varias en silencio hasta que está satisfecha con la cantidad, los dos vuelven a la cárcel y ella coloca una flor en el bolsillo del pecho de Daryl, el hombre disfruta de la delicadeza y el detalle que ella pone. Su mente dispara todo tipo de pensamientos sobre estar juntos.

—Beth— le grita una voz masculina y todo el encanto se rompe.

Zach entra en escena y de inmediato Beth se sonroja. Esta nerviosa por lo que Daryl lo entiende, no tiene dudas: historias bonitas y de romances son para jóvenes de corazones puros.

Beth cruza unas palabras con el joven, promete ir a escuchar música en su habitación y los sueños de amor de Daryl se desvanecen. Beth le da las gracias por el hermoso detalle de las flores, coloca una de sus pulseras en sus manos antes de marcharse emocionada con Zach.

Daryl se aferra a esa pulsera ya que nunca podrá tenerla, no va a morir de amor porque siempre ha estado sin ello antes pero sí que le duele donde sabía que antes no había nada.

El siguiente capitulo es el último de este trabajo así que no se resistan jeje.

TWD y Bethyl relatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora