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—¡Es un imbécil!—exclamo hacia la otra persona al otro lado de la linea telefónica.

—Ya ¿pero te gusta?—pregunto el otro un poco harto, pues eran las ocho de la mañana de un sábado.

—Claro que no Edd, digo el imbécil se me ofreció... ¡en un baúl! —dejo salir un suspiro.

—Escúchame, si no te gustara no estaríamos aquí hablando por teléfono a las ocho de la mañana de un sábado, además, somos vecinos porque no vienes mejor aquí y me cuentas mas tranquilo. Casi toda la calle sabe que un chico se te ofreció ¡en un baúl!. —hablo nuevamente sin dejar reprochar al otro.

—Tienes razón, voy para allá, no te duermas —tras decir esto colgó la llamada, tomo sus botas al lado de su cama y se las puso. Ya en la salida tomo su abrigo el cual se acomodo una vez puesto.
La casa de Edd a la de Tom se distanciaban por la casa de Matt. Así recorrió el corto camino hasta estar frente la puerta de la casa Edd, toco la puerta la cual se abrió de inmediato, la madre de Edd recibió a Tom.

—Como te decía —hablo tirándose encima de la cama del castaño—es un imbécil.

—Pero te gusta—respondió una voz que no era del castaño.

—¿Que haces aquí Matt?

—Escuche que venias así que aquí estoy. Edd se volvió a dormir, no lo molestas.

—¿Desde cuando te importa algo que no sea tu rostro?—pregunto entre molesto y extrañado.

—¿Y ti desde cuando te importa un chico mas que Susan?—contraataco.

—¡Susan es el bajo de mi vida!—exclamo señalando al pelinaranja.

—Pero te gusta—repitió moviendo sus cejas.

—Un poquito—hablo bajo y con un pequeño sonrojo—Eso no importa, ¡Hoy hay fiesta en mi casa!

—Si con fiesta te refieres a que te emborracharas pues yo voy.

—Yo llevaré la cámara —hablo el castaño.—Tengo que tomar un vídeo de ti diciendo insultos a todos.

—¿Que? Eso quedó atrás, soy un nuevo chico, ni aunque me emborrache diré palabrotas.—hablo serio y orgullo.

—Si, lo que tu digas...lindo y educado Tom.—ambos chicos, castaño y pelinaranja comenzaron a reír.

—Pero ya tengo un mes sin esas cosas. Soy un buen chico.

—Puede que—hablo entre cortándose el castaño —eso sea lo que le gusta a ese chico.

—Si, es muy probable, ¿porque no le muestras al verdadero Toma?—sugirió el pelinaranja.

—No lo se...

Ciertamente Tom quiere cambiar pues su forma de ser le ha traído muchos problemas, a él, su familia y amigos. Pero si eso calma a Tord lo intentaría, el chico le agrada pero es muy pesado en ocasiones.

—Lo intentare—hablo finalmente decidido.

—¡Así se habla! Ahora vayan a sus casas y yo seguiré durmiendo. —hablo el castaño envolviéndose nuevamente bajo el caliente edredón.

Hey Tom!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora