Jade
¡Maldita sea!
Mi coche no quiere encender. He intentado meter la llave y hacerla girar unas quinientas mil veces ¿y qué creen? Exacto. No sucede absolutamente nada. Claro probablemente esto sea mi culpa, y es que mi sabelotodo cuñado-hermano-mejor amigo Benjamín, es decir, el novio de mi hermana; me dijo hace dos días que debía llevar mi coche al mecánico, ya que vio que estaba teniendo problemas con el arranque. Claro yo la mayoría de las veces le llevo la contraria, y muchas veces cuando lo hago acierto, pero hoy no fue una de esas veces. Pero qué iba a saber yo que se dañaría el coche justo hoy.
—Jade el coche no prende, mejor deja de intentar y dime qué piensas hacer—Angie al parecer tenía mucha prisa, porque tenía los brazos cruzados y golpeaba, repetidas veces, el piso del estacionamiento con el pie.
—No lo sé. Liv está de turno en el hospital, así que no puedo llamarla a ella para que nos dé el aventón a la universidad—le respondo mientras miro a ambos lados a ver que se me ocurre.
— ¡Ya sé! —Chilla— ¿Por qué no llamas a Benjamín? Él no dirá que no a sus pobres e indefensas hermanitas—dice con un falso puchero.
—Buena idea. Déjame marcarle a ver si contesta—abro mi coche. Agarro mi mochila y busco mi teléfono. Cuando lo encuentro comienzo a llamar a Ben—. Cruza los dedos para que no esté ocupado—al quinto tono contesta.
—Hola peque, ¿Cómo estás?
—Hola Ben, estoy bien pero podría estar mejor si mi hermano, cuñadito, mejor amigo favorito, me hace un GRAN favor—hago mucho énfasis en el «gran».
—Bueno para eso estoy ¿no? Dime ¿Qué favor?
—Exacto. Para eso estas. Y verás, mi coche no enciende, entonces...—no he terminado de hablar, cuando Ben me interrumpe.
—Ahhh... tu coche no enciende. ¿Y por qué será eso? ¿Qué te había dicho yo hace dos días, Jade Ann Thompson?—No sé por qué, pero normalmente cuando mi querido Ben—nótese el sarcasmo—, me dice algo que dice ser cierto, pero yo le digo que no lo es, el se encarga de hacérmelo saber. Muchas veces.
—Ok, ok. Me dijiste que debía llevar el coche al mecánico porque el arranque estaba fallando y en algún momento no iba a encender, y blah, blah, blah... pero se me olvido, Ben. Lo juro. A, por cierto, no digas mi nombre completo de nuevo. Sabes que no me gusta.
—Pues la próxima ocasión, escúchame por una vez en tu vida ¿quieres?—Ahora se oía exasperado.
—Está bien. Lo haré. Lo que importa ahora es si me harás el favor o no.
—Supongo que el favor es si puedo llevarte a ti y a Angie a la universidad ¿o me equivoco?
—No, no te equivocas, ese es exactamente el favor.
—Está bien. Súbanse. —dice eso y corta la llamado.
Miro extrañada mi teléfono, sin comprender lo último que dijo. Aunque lo comprendo todo en cuanto escucho su bocina. Me giro y allí está, una camioneta Nissan X-Trail plateada, con la ventana del copiloto abajo y un Ben sonriente asomado por ella. El muy idiota de seguro sabía que mi coche no encendería hoy. Porque, de no ser así ¿cómo supo que lo necesitaría hoy para llevarnos a la universidad?
— ¿Suben o no? —grita Ben, sonriente.
Angie y yo salimos trotando, casi corriendo, hacia la camioneta. Angie se sube atrás y yo en asiento del copiloto.
—Sabías que mi coche no encendería hoy, por eso estabas cerca, ¿verdad? —le reprocho a Ben.
—Ja. Por supuesto. Y eso te pasa porque no me haces caso. Quizás en el futuro, lo que te diga no te entre por un oído y te salga por el otro.
—Dios, que pesadito te pones cuando sabes que tienes la razón.
—Cállate y ámame—yo por supuesto ruedo los ojos.
Ben pone en marcha el automóvil y yo me quedo viendo mi pobre coche, muerto en el aparcamiento. Ya sé que he nombrado mucho a mi auto pero es que es mi único bebé. Un hermoso Audi A6 negro. Simplemente, quien lo ve se enamora.
— ¿Y tú enana? No has dicho nada desde que entraste en la camioneta, y eso es raro en ti—dice Ben mientras mira por el retrovisor hacía donde está sentada Angie.
—Ehm...—dice ella, ruborizándose. Agacha la cara para que no lo notemos, pero lo hizo muy tarde—. Yo solo... pensaba.
— ¿De verdad? —Ben la mira arqueando una ceja— ¿Y en que pensabas? O debería de decir ¿en quién? —Estrecha sus ojos— Déjame adivinar, es en ese chico que te trae loquita, el que, por supuesto; debe ser aprobado por mí para que pueda ser llamado tu novio. Porque déjame decirte que si no me lo presentas, en lo que a mí respecta, sigues siendo soltera.
—Sam aún no me pide que sea su novia—susurra, con pesar, pero Ben y yo la escuchamos perfectamente.
— ¿Cómo que aun no te lo pide? —Ahora Ben está frunciendo el ceño—. Es que acaso te estás enamorando de un idiota, digo, porque solo un idiota no se fijaría en alguien tan especial con tu enana. Además, si no lo hace pronto, tendré una seria conversación con ese tipo, sobre como NUNCA debe hacer sufrir a una de mis hermanitas.
—Pues la verdad es que ni yo sé por qué aún no me lo ha pedido, no quiero sonar desesperada, pero no sé qué tanto espera.
—Bueno enana, no te preocupes, tarde o temprano caerá bajo tus encantos— le guiña un ojo y Angie suelta una risita—. ¿Y tu peque? Aún no me has contado en que has quedado con ese tal Grayson ¿son algo ya?
—Espera, espera, espera—lo miro enfadada—. Hace un instante, le hablabas a Angie sobre tener una gran discusión con Sam, sólo porque él aún no se le ha declarado. Mientras que a mi prácticamente me quieres lanzar a los brazos de Grayson ¿QUE RAYOS SUCEDE CONTIGO?—termino gritando.
—Sucede, peque, que con quien voy a tener una GRAN discusión si no se da una oportunidad con ese chico es contigo—tengo la boca abierta, ¿una discusión conmigo? ¿Por qué?—. Cierra la boca o te entrarán moscas. Y si, contigo. Ya es hora de que seas feliz y vuelvas a sonreír como antes.
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Pregunta: ¿Qué les parece Ben, tanto en físico, como el personalidad?
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Fría como el hielo
Novela JuvenilHola, soy Jade Thompson. Una estudiante de segundo año de la universidad, que en cierta etapa de su adolescencia tuvo que vivir un evento que cambió su forma de pensar y de actuar. No creo ni confío en nadie, bueno en casi nadie. Sólo confío en tr...