Capítulo 19: ¿Cómo se te ocurre comprarme condones?

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Grayson

La semana pasó muy lenta para mi gusto, aunque salí varias veces con Jade y disfrutamos mucho, estaba volviéndome loco porque llegará el fin de semana.

Pero hoy por fin es viernes. Hoy es la noche en que debo ir y quedarme a dormir en la casa de Jade. Por todo el fin de semana. SOLO para acompañarla y bueno... yo no me quejo.

Estoy terminando de acomodar la ropa que llevaré en una mochila, cuando escucho la bocina del auto de Sam. El me llevará.

— ¡Sammmmmm! —Sip. Esa es Lily gritando por "su príncipe"—. ¡Grayson, Sam esta aquí! —esa pequeña es un megáfono andante, no entiendo porque la mayoría de las cosas las dice gritando. ¿De quién lo habrá heredado?

— ¡Ya voyyyyy! —le grito como respuesta.

Tomo mi mochila y me dirijo a la sala.

Cuando llego, Sam está con Lily en brazos, y mi madre, la mujer más dulce del mundo, tiene cara de pocos amigos. No sé qué rayos le pasa, desde que le dije que me quedaría a dormir en donde Jade, tiene la loca idea de que será abuela antes de tiempo.

— ¿Listo hermano? ¿Preparado para esta noche? —me dice Sam, subiendo y bajando sus cejas de manera insinuante.

No se que les hace pensar a todos que tendré sexo con Jade esta noche. Sé que ella no lo va a permitir. Aunque claro, si por mi fuera...

—Ehm...—miro a mi madre, la cual ahora me mira con el ceño fruncido— Si, vámonos.

—Uhm—Carraspea mi madre—. No tan rápido jovencito. Ven para acá—me dirijo hacia ella, pero muy cauteloso. No sé con qué me puede salir—. Dame mi beso de despedida—coloca su mejilla y yo la beso rodando los ojos. Uf... pensé que me saldría con otra cosa.

—Bueno, Ahora sí. Vamos Sam.

Sam deja a Lily en el suelo y da media vuelta igual que yo para irnos. Pero mi madre me vuelve a detener antes de que llegue demasiado lejos. Por favor, que no sea una de sus locas ocurrencias.

Comienza a buscar en su cartera como loca y todos la vemos interrogantes. Hasta que saca un pequeño paquete, yo me quedo estático, Sam se comienza a partir de la risa y Lily comienza a saltar para a averiguar que es el dichoso paquete.

—Oh... hermano. ¿Dónde está la cámara cuando la necesito? Tu cara es todo un poema y debería grabarla para la posteridad—todo lo dice con un tono burlón. Será idiota—. Tía Maggie, espero hayas comprado talla extra pequeña—ahora si lo mato, como se le ocurre decir semejante estupidez.

Pero peor aún, ¿Cómo se le ocurre a mi madre darme condones? ¡Unos malditos condones! Oficialmente este es el momento más incomodo y vergonzoso de mi vida. Ojala la tierra me tragará.

— ¿Qué es eso mami? —reclama saber Lily.

—Caramelos tesoro, pero son solo para tu hermano. Ve a la cocina, allá está el postre de chocolate que tanto te gusta.

— ¡Yupiii! —Comienza a saltar Lily—Adiós hermanito, dale saludos a Jade de mi parte—lo último casi no lo escucho, pues Lily entro a la cocina como un huracán. Tanto es su amor por la torta de chocolate que se olvido despedirse de Sam.

—Mamá—miro a la cocina, procurando que Lily no salga y me oiga hablando—. ¿Cómo se te ocurre comprarme condones? ¿No crees que ya esté grandecito como para comprarlos yo mismo? Esto es vergonzoso.

Fría como el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora