Capítulo 26: No puedo perderlo.

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Jade

Me pregunto si alguna vez alguien ha sentido como si un interruptor se bajara en su interior y apagará todas sus emociones. Cómo todos los sentimientos van siendo drenados de su ser lentamente, para que al final no quede...nada. Absolutamente nada.

Porque eso es exactamente lo que siento. Si es que aún puedo sentir algo.

Ver a Grayson tirado en el asfalto, completamente estático, activó ese interruptor que me vació de emociones.

Cuanto desperté de mi inconsciencia, provocada por el golpe mi cabeza contra el volante, y vi por el retrovisor a Grayson caminando hacia mí, pensé que estaba ileso. Pero presenciar cómo su cuerpo perdía fuerzas me aterró.

Salí del auto lo más rápido que pude, grité su nombre, corrí para tratar de alcanzarlo, pero nada funcionó. No llegué a tiempo. Su cuerpo se desplomó en el pavimento sin que yo pudiera hacer nada para impedirlo.

Y aquí estoy, arrodillada a su lado, con su mano entre las mías, comprobando sus signos vitales, que noto cada vez más débiles, y mi corazón se rompe poco a poco.

¿Por qué tuve que reaccionar de esa manera? ¿Por qué tuve que ser tan impulsiva? Él sólo quería ayudarme, quería hacerme entender. Hacerme feliz. ¿Y yo que hice? Huir.

Todos mis sentidos se apagan. No veo, no oigo, no digo ni siento nada.

Así que, cuando un paramédico se acerca a nosotros para atendernos, mi reacción es de terror ante la sorpresa de no haberlo visto antes.

—Señorita, ¿podría seguir a mi compañero para que la revise mientras yo atiendo a su amigo?

—No es mi amigo, es mi novio—no sé cómo recupero la voz, pero lo hago para responderle, sin apartar la mirada de Grayson, y aunque parece absurda una aclaración de ese tipo en una situación como esta, no me importa—. Y no. Estoy bien y me pueden atender aquí. No me pienso separar de él así que atiéndannos aquí.

—De acuerdo.

Los paramédicos comienzan a hacer su trabajo en silencio, y gracias al cielo es así, porque no quiero hablar, no puedo hablar. Pero tengo una duda que debe ser contestada.

—El conductor que venía en dirección contraria. ¿Qué pasó con él?—le pregunto a nadie en especifico, mirando al vacío. Sólo espero que alguien me conteste.

—Era un joven alcoholizado y tenía una sobre dosis de drogas—me informa uno de los paramédicos.

—¿Era? —pregunto.

—Si, señorita. El joven murió de un paro cardiaco al momento del choque.

Asiento. No me alegro, pero cada quien tiene el destino que merece. Ese tipo fue un imprudente al colocarse tras el volante en un estado en que no debía. Por su culpa Grayson está así. Aunque yo también...

Mi línea de pensamiento se ve interrumpida por un grito desesperado.

— ¡Déjenme pasar, es mi hijo! ¡DÉJENME PASAR! —definitivamente es la madre de Grayson.

Dios, ¿cómo voy a ver a sus padres a la cara? ¿Qué pensarán de mí? De seguro creen que soy una lunática, pues, ni siquiera los había conocido formalmente y me comporte como tal. Y ahora Grayson está así por mi culpa.

Desvío la mirada de Grayson un par de segundos para ver cómo su madre se dirige hacia nosotros. Tras ella viene su esposo, Liv, Ben y Angie, supongo que Sam se quedó con Lily. Dios, Lily, ella ama tanto a su hermano, ¿qué le voy a decir?

Fría como el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora