Capítulo 37: Quererse no tiene horario.

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Grayson

Un día escuché una canción venezolana, cantada por Simón Díaz, la cual tiene una frase que no puede ser más acertada para definir mi relación con Jade.

"Cuando el amor llega así de esta manera uno no se da ni cuenta, quererse no tiene horario ni fecha en el calendario cuando las ganas se juntan..."

Y es que el enamorarme tan perdidamente de ella fue tan repentino que no sabría decir el justo momento en el que sucedió. Solo sé que pasó y no puedo estar más agradecido.

Mis padres se enamoraron más o menos a la misma edad que nosotros, y pensar que podemos tener la misma suerte que han tenido ellos, con tantos años de amor, me llena de mucha ilusión.

—¿Por qué tienes cara de bobo? —pregunta Jade con una sonrisa en la cara.

Estamos en su habitación, acostados y abrazados, solo disfrutando de la presencia y cercanía del otro.

—No sé de qué hablas...

—Si claro. Mejor explícame porque mirabas hacia la pared con una sonrisa en la cara sin razón aparente—ahora me mira con una ceja arqueada y expresión burlona.

—Solo... no puedo creer que arregláramos las cosas tan rápido y que ahora pueda tenerte así, entre mis brazos—digo, robándole un casto beso de sus dulces labios.

—Bueno... solo teníamos que hablar, estamos en la vida real y nuestra reconciliación no tenía por qué ser tan dramática como en las telenovelas.

Ese comentario me roba una carcajada, y a ella también, porque en realidad nuestra relación si ha sido un poco dramática.

—Te amo—le digo cuando ya estamos un poco más calmados.

—Y yo a ti...No sabes cuánto—ahora es ella la que me roba un beso.

Beso que cada segundo va tornándose más y más apasionado. Y no me quejo, pues un simple beso puede significar mil cosas, y en todos los besos que he tenido con Jade siempre ha habido y hay amor. Un amor que crece y se fortalece cada vez más.

Claro que nuestro beso se ve interrumpido por el grito de llamado de Liv, la cual no tengo idea de cuando llegó puesto que cuando yo llegué ella no se encontraba en casa.

—¡Jadeeeee! Baja ahora mismo Angie está aquí y tengo que decirles algo muy importante.

—Agh...que aguafiestas— dice Jade, rodando los ojos, antes de levantarse de la cama.

—¡Graysooon, ya sé que estas aquí, baja tú también! —Vaya que es algo importante porque Liv nunca grita.

—¿Qué querrá tu hermana? —Jade se encoge de hombros.

—Sea lo que sea, ya lo vamos averiguar— me guiña el ojo, mientras toma mi mano, y salimos de la habitación para encontrarnos con mi cuñada.

Mientras tanto, yo no puedo dejar de pensar en lo afortunado que soy de haber tropezado aquel primer día con Jade en la universidad. Ese día el universo conspiró a mi favor.

Y hoy lo hizo nuevamente, al permitirme poder sostenerla nuevamente de la mano. Por eso prometo no volver a soltarla nunca más, porque ella es la persona que me complementa y a la cual amo.

Fría como el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora