Casa de Mayte

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Llevábamos al rededor de 2 meses siendo jefes. Y esta era la segunda pijamada que organizabamos como equipo. Mayte ofreció su casa, así que saliendo de éxodo nos iríamos todos juntos para allá, pues al día siguiente tendríamos un día de campo con papás.
—¿Qué quieren cenar?—Nos preguntó Mayte cuando hubimos llegado todos a su casa.
La respuesta era casi obvia por parte de todos.
Tacos.
A la vuelta de su casa había una taquería, dejamos nuestras cosas en su casa y nos encaminamos a la taquería. Al llegar ahí, puedo decir que fue uno de los momentos más felicies en mí vida.
Estábamos todos sentados al rededor de dos mesas, comiendo tacos y riéndonos de nuestras anécdotas. Me sentí en familia en ese momento.
Todo era muy bueno, tanto que no nos dimos cuenta de las horas, los meseros emepezaban a usar su sutiles técnicas para que pagáramos y nos fuésemos.  Pero a pesar de ello, no lo hicimos. En definitiva es uno de mis momentos favoritos en mí vida, aquélla cena con ellos fue la más divertida, la más hermosa y la que jamás olvidaré.
Pero todo lo bueno tiene su fin, tuvimos que irnos a casa de Mayte, pues ya era noche. Aún así, decidimos estar por ahí afuera un rato, todos juntos.
Un par de cigarrillos y unas carcajadas era lo que necesitaba, y ellos me lo dieron.
Fue una noche larga, dentro devla casa, que era muy pequeña, estaba en la planta baja la sala con dos sillones pegados a la pared en forma de escuadra, más hacia al fondo estaba un cuerto pequeñito lleno de estantes con libros, en el piso de ese cuarto imprivisamos una cama gigante con cobijas y almohadas para dormir ahí todos juntos, sin embargo no cupimos todos. En la segunda planta estaba el cuarto de Mayte, un baño y el cuarto de su papá. Abajo en la cama improvisada nos quedamos Mateo, Carmen, Vicente, Juan Pablo, Fany y yo, arriba en el cuerto de Mayte estaban ella, Pinzón y André.

La verdad es que aunque me haya costado reconocerlo en un principio, sentí celos, quería que André estuviera abajo con nosotros y no con su ex novia. Mayte me caía muy bien, no tenía nada en contra de ella, más bien era él. En fin, traté de no pensar mucho en eso, y nos dedicamos en su mayoría a hacer tonterías.

—Marcale, por favor—Carmen casi chillaba con mi celular en la cara.
—No—Me reí—Marcale tú.—Le aventé mi celular.
—Ash, está bien. —Carmen empezó a buscar entre mis contactos el número de mi amigo Marco.—Aquí está...—Sonrió.
Marcó el número y lo puso en altavoz, esperamos hasta que alguien contestó del otro lado.
—¿Hola?—Era un Marco somnoliento a las 2 de la mañana.
—Hola—Contesté yo, en un particular tono de gemido de vídeo porno. Un montón de risas ahogadas se escucharon atrás de mí.
—¿Quién eres?—Preguntó aún somnoliento, haciendo caso omiso al gemido.
—Soy tu chiquita sucia—contestó Carmen gimiendo. Aún más risas ahogadas se escucharon.— Gímeme como la otra noche— Hubo silencio por parte de Marco por mucho tiempo, pero nunca colgó. Eso nos causó más gracia, ya no pudimos más y soltamos la carcajada, así que tuvimos que colgar.
Esa fue nuestra primer víctima, pasamos varios minutos llamando a otras personas para hacerles la misma broma. El cuarto estaba lleno de risas, parecía que no teníamos sueño. Entre las personas a las que les marcamos estaba André, obviamente nos contestó.
—¿Qué quieren?—Contestó muy bajito
—A ti—Contesté con un gemido y escuchamos una risa del otro lado—Baja yaaa
—Voy—contestó riéndose—Sólo tú me podías gemir así
Colgamos, no sé por qué, pero sentí la necesidad de colgar y agradecí que todo estaba oscuro y nadie pudo ver cuando mi rostro se tornó rojo granada.
No sabía cómo explicarlo, me sentía molesta porque André estaba arriba con Mayte y no con nosotros. Odiaba eso, odiaba que después todo siempre voy a sentir algo raro cada vez que lo veo. Me encanta cuando sin razón aparente llega y mi abraza, me encanta cuando me escucha todas mis tonterías y cuando le hablo con la verdad y siempre me aprieta la mano. Aún me gusta y me gusta mucho.
Carajo, no puedo seguir así, Carlos es... Bueno ya ni es, sólo y siempre me va a tratar como su amiga, no puedo ya esperar nada de él.
"Grrrrrrrrrrrrrrr"
Un ronquido gigante proveniente de Mateo me regresó a la realidad, ya se habían quedado dormidos todos menos Juan Pablo y yo, lo gracioso es que estoy segura que ni siquiera habían pasado 5 minutos.

—Todos murieron—Me dijo Juan Pablo—¿Tienes sueño?
—No—Le dije—Quiero hacer pipi, ¿Me acompañas?—No quería ir sola, le dije que tenía miedo, la realidad es que tenía miedo de escuchar algo que no debía en el cuarto de Mayte.
—Si, vamos— Nos pusimos de pie y fuimos al segundo piso.
Yo me fui directo al baño y Juan Pablo entró al cuarto de Mayte porque escuchamos que seguían despiertos.
Cuando entré al baño, giré las llaves del lavabo y me eché agua en los brazos hasta los codos, por lo general hago eso cuando estoy nerviosa, pero no entendía por qué estaba así. Tardé unos minutos más hasta que salí. Fui directo al cuarto de Mayte y me encontré a Pinzón dormido boca abajo entre André y Mayte y no pude evitar sentir un gran alivio.

—¿Siguen despiertos?—Aunque era muy obvio lo pregunté para hacer conversación.
—No, yo ya estoy dormida—Mayte se acostó y se tapó hasta la cara—Ya bajense o algo, quiero dormir.
—Vámonos Juanpi, yo igual ya quiero dormir.—Le dije.
—Sip, vamos—No sé por qué me decía que sí a todo siempre.
—Los acompaño—Se paró  André ylos tres salimos juntos del cuarto.
Bajamos a la sala y nos sentamos en el sillón de la sala, algo raro noté en la cara de André y definitivamente no me iba a dormir hasta averiguar qué le pasaba.
—Oigan, estoy muriendo, ¿Ya vamos a dormir?—Dijo Juanpi, juro que parecía borracho.
—Si—Dijimos André y yo al mismo tiempo. Pero cuando entramos todos los lugares estaban ocupados, menos el de Juanpi, lo que era seguro es que ni André ni yo cabiamos.

—Voy al sillón, ¿Vienes?—Me dirijí a André, señalando con el pulgar la sala delante de mí.
—Si, vamos—Se rió y me siguió.
Se sentó justo donde se juntaban los dos sillones y yo me acosté en uno poniendo mi cabeza en sus piernas.
—Muy bien André, ¿Qué tienes?—le solte.
—¿Por qué?—me sonrió—Tengo frío y así.
—Porque te conozco, ¿Qué pasa?—lo miré—No tienes frío, estamos como a 23 grados a las 3 de la mañana, no mames—Soltó una carcajada, ese sonido me encantaba.
—Mayte, eso me pasa—Mi corazón empezó a latir muy rápido, esa no era buena señal.—La extraño y justo ahorita estábamos hablando de lo que pasó entre nosotros y por qué terminamos.
—¿Y por qué terminaron?—Siempre quise saberlo.
—No Ana, me da vergüenza, yo lo arruiné todo.—Jamás lo había visto así, su cara no era la de siempre, quería hacer algo por él.
—No te preocupes, todos nos hemos sentido así.
—Ana, es que neta es la niña que más he querido siempre, y allá arriba fue como recordar cuando estábamos juntos, casi lloro Ana.—Me confesó.
—Claro que la extrañas, Mayte es una niña increíble, y ¿Por qué no? Lucha si es lo que quieres—suspiré—No conozco el motivo de su ruptura, pero ya pasó y si hablaron hoy y de verdad te importa, lucha por ella.

Yo sola acababa de pisotear lo poquito de amor que le quedaba a mi corazón. Acababa de cerrar para siempre esa delgada línea que existía de mis sentimientos por él, pero creo que lo hice porque lo entendía, yo sé lo que es sentirse así por alguien cuando tu fuiste quien lo arruinó.

No te arrepientas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora