Capítulo 23

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No hay muerte. Nunca.

Es imposible eliminar la verdadera vida. Todo lo vivido perdura por siempre.

Los humanos somos mucho más que un cuerpo.

Somos ideas, amor, odio, rencor, paz, futuro, presente, pasado. Sensaciones.

Somos caminantes de un camino recorrido infinidades de veces y aún así conserva todas las huellas. También las nuestras.

Nada de lo que alguien haga no deja huellas.

No somos simplemente un cuerpo.

Seremos, quizás, la asociación del cuerpo, el alma y el espíritu.

Ese cuerpo que nos limita con la piel hasta donde somos y hasta donde ya no somos más; y con toda la física y la matemática los límites de lo que podemos (caminar, reír) y lo que no podemos (volar, correr a 200 Km por hora).

Ese espíritu que es testigo y fiel compañero del cuerpo. Quién recoge todo lo vivido por siempre. Cuidando nuestro nombre.

Esa alma que sale en busca de otro cuerpo y otro espíritu cuando ya es suficiente lo que en el mundo físico lograron juntos el cuerpo y el espíritu ahora abandonado.

No hay muerte.

Nunca.

Nada de lo vivido será destruido.

Ni vida eterna ni reencarnación. Ni nada que intente responder que hay más allá de la muerte.

No hay muerte y por lo tanto no hay "más allá de la muerte".

Esta percepción que tenemos de nosotros es como la que tenemos de las palabras.

Se pueden borrar las escrituras, quemarlas, romperlas. Pero de ninguna forma se puede destruir lo que una palabra significa.

Puede que exista un daño físico, pero no somos solamente algo físico.

Quizás las personas algún día podamos entenderlo.

Si algún día nos dijésemos que no hay ninguna pérdida en la vida logremos no extrañar tanto a todo eso que aún está con nosotros. No al lado, sino EN nosotros.

Tal vez aprendamos que los últimos retratos de la creación somos cada uno de nosotros, y podamos ser mas que eso.

Quizás aprendamos que Dios solamente podría organizar nuestras letras para saber que palabra ser.

Algunas serán más largas que otras, algunas tendrán un significado más específico, algunas serán nexos entre otras dos palabras.

Pero ninguna de ellas carecerá de significado ni de importancia.

Si alguna vez alguna faltase todo el lenguaje se destruiría.

Aún así las palabras son mejores y más importantes aún si se agrupan formando oraciones, frases, poesías, discursos, ideales y hasta religiones.

Si alguien borra, quema o rompe una palabra, de ninguna forma esa palabra deja de existir.

No hay muerte.

Nunca.

El último retratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora