-Legión AlfaOmega-
Los subieron a la aeronave sin problema alguno. Se sentaron juntos sin separarse, justo como su líder lo ha ordenado.
-Nunca se separen- dijo Samanta antes de desaparecer de su vista.
Marco no paraba de pegar con la pierna el piso, algo andaba mal. Siempre hay algo buscandolos. Susejh seguía aferrada a su francotirador. Como si en cualquier momento lo necesitara.
En la aeronave no había más que tres hombres. No tenían idea de quienes eran y ellos tampoco se molestaron en presentarse. Se sintieron incómodos y molestos, sobre todo Marco quien seguía con una ansiedad terrible subiendole por el esqueleto. Claro, por supuesto, su amiga estaba advertida por su muerte y ahora el estaba separado de ella, el capitán de su escolta separado de su líder. Inútil se sentía.
Cuando la rampa se cerró ellos esperaban a que Samanta saliera con una nueva orden, esperaban a sus alocadas y espontáneas órdenes que sólo a ella se le ocurririan en este mundo. En ves de eso sintieron accionar los motores y la aeronave se elevó por los cielos, dirigiéndose a la otra capital central.
Galeana era la más desconfiada de todos, dudaba de todo y de todos, esta no era la excepción. Veía fijamente a sus acompañantes, alguna expresión de nervios, algún titubeo de fuerza dentro de ellos. Bien lo saben, son temidos, son odiados, por eso es que llegaron a tal extremo de mandar a matar a su líder. Desaparecer al punto negro del lienzo blanco. Galeana lo encontró, un ligero movimiento de ojos que fueron a caer sobre los suyos, media sonrisa salió de su boca.
-Tienen algo planeado- susurra Galeana al oído de Marco quien se mantenía con la mirada sobre el piso.
-¿Y si atacamos?- sugiere Susejh.
Marco lo piensa profundamente. Samanta es demasiado difícil de matar, si necesita ayuda...algunas veces, la mayoría no recurre a nadie, pero Marco sabe que si lo necesita los llamará.
-No, en todo caso si no le hacen nada armaremos alboroto- se mueve un poco, aun con malestar,
Josh seguia mal de su brazo. Tenía los ojos cerrados. La herida seguia punzandole, pero gracias al torniquete de Samanta le había cesado mucho. También estaba de acuerdo con Marco, el no esta en posición de ataque.
-Deberíamos esperar- Josh se anima a entrar en la conversación- Ustedes conocen de más tiempo a Sam, saben lo que hará de ser necesario.
Marco lleva la cabeza hacia atrás. Ni si quiera el que la ha tratado de proteger sabe de lo que es capaz aquella chica. Es tan misteriosa e inevitable. Cierra los ojos unos momentos y escucha algo extraño. Un crujido ya escuchado antes.
-¿Cuanto dura el viaje?- pregunta directamente. Uno de los acompañantes sin mirarlo se limita a contestar secamente.
-Dura por lo menos tres horas.
El que contesta se va hacia la cabina. No regresa en varios minutos. Mientras los demás sólo se miran. No han encendido ninguna luz, nada. Ha ido por intuición, ¿o porque todo estaba planeado?
Aparece de nuevo por la puerta y se para frente a ellos, vacila un poco y luego anuncia algo inesperado.
-Me han informado de que la aeronave donde iba su líder ha sufrido un accidente aéreo, la aeronave a caído- lo dice, titubea, se traba, miente.
No se muestran sorprendidos, tratan de comprenderlo. Es mentira, es mentira, mentira, se repiten una y otra ves. Con una fuerza creciendo dentro de cada uno, odio, ira, rabia.
Eso hace que el anunciante se tense, no han caído en su trampa. Era obvio que no, tienen el instinto de Sam. Son como fieras dormidas, parecen silenciosas y majestuosas, pero cuando abren la boca enseñan los peores colmillos que pueden existir. Jóvenes, astutos, valientes, soldados. La peor combinación para tratar de persuadir.
Marco decide hablar y piensa algo que Sam hubiera dicho en esta situación.
-¿Qué tragedia, no?- lo dice con una sonrisa desquiciante, malévola.
Así todos se quedan mirando a sus acompañantes
Ahora los que tienen miedo de morir no eran la legión AlfaOmega

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Rebeldes
Fiksi IlmiahEl juego de las mentiras continúa. ¿Ahora en quien puede confiar la hija de los Mondragón? Ella ya no tiene intenciones de ser un peón más, ahora tiene una expectiva bastante alta y nada imposible la cual alcanzar. Se convertirá en la reina que der...