Capítulo 3

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Antoine decidió darle conversación a Noa para conocerla mejor. Así se enteró de que no había nacido ciega, si no que había tenido un accidente dos años atrás en el que su novio había muerto y ella había perdido la vista.

–Lo siento mucho. No sabía que...

–No pasa nada–Noa sonrió–. Muy poca gente sabe la verdad.

–¿Me debo sentir importante entonces?

Noa soltó una carcajada y Antoine acarició su mano levemente.

A Noa la recorrió un escalofrío. El tacto de la mano de Antoine era suave. Muy suave.

–¿Venís a cenar?–preguntó Cris asomándose por la puerta del salón.

–Ya vamos –dijo Antoine mientras ayudaba a Noa a levantarse y la guió hacia la cocina.

–¿Qué hay de cenar?–preguntó Noa mientras se sentaba–Huele muy bien.

–He cocinado yo–dijo Saúl orgulloso

–Muy bien, Saúl–rió Noa

–Hay pizza–dijo Cris–. Y la hemos tenido que pedir porque Saúl ha quemado la comida

–Pobrecillo–lo defendió Luna–. Él ha intentado ayudar...

Saúl abrazó a Luna y besó su mejilla, feliz.

–En fin–suspiró Isa, colocando la última pizza en la mesa

–Qe aproveche–dijo Amil sonriente echando la mano a un trozo de pizza

Noa estiró la mano buscando con los dedos la caja de la pizza para coger un trozo y Antoine le alcanzó uno.

–Gracias, Antoine.

–Llámame Anto.

Noa asintió.

–Os tengo que contar algo bueno–dijo la chica en un tono más alto, dirigiéndose a los demás

–Es verdad, no nos has contado lo que te dijo el médico –dijo Cris

–En tres meses podré veros de nuevo. El médico ha dicho que es operable y se en caso de que algo cambie se adelantaría bastante.

Antoine se atragantó. No contaba con tener tan poco tiempo para conquistarla. Ni siquiera sabia que se iba a operar la vista.

–¡Eso es genial!–exclamó Caro para tapar la tos repentina del francés–Todo saldrá bien, ya lo verás.

–Eso espero. Hay muchas cosas que echo de menos.

–Pronto podrás volver a hacer todas esas cosas que echas de menos–dijo Cris sonriente

–Tengo que ser positiva–sonrió Noa

El francés intercambió un par de miradas de preocupación con Lucas.

–¿Quién quiere más pizza?–Amil rompió el tenso silencio que se había formado

–Yo–sonrió Noa–. Pásame otro trozo, por favor.

Amil le alcanzó un trozo de la pizza y le dio otro a Lucas.

                              (...)

–¿Qué vas a hacer mañana?–preguntó Antoine una vez que él y Noa se quedaron solos en el salón

–No tengo nada planeado, ¿por?

–Por saber si te apetece ir conmigo a dar una vuelta. Podríamos ir bastante lejos.

–No sé. No tengo esa confianza como para confiar en ti. Además no me gusta mucho el coche.

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