Epílogo

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Antoine subió las escaleras del Bernabeu seguido de sus compañeros.
Era la semifinal de la Champions y, con el resultado de 2-0 en el Metropolitano, solo tenían que aguantar.

El capitán del Atlético de Madrid y bibalón de oro estaba decidido a guiar a su equipo a la final por tercer año consecutivo.

El partido comenzó fuerte por parte de ambos equipos, pero en el minuto 19 un gol del galo lo decantó a favor del Atlético.

El Madrid debía marcar cuatro goles si quería clasificarse. Y no lo hizo.

Aunque el Atleti se las prometía felices, en el minuto 84, una entrada de Varane a su compatriota Griezmann hizo que este último se dejara la rodilla atrás.

El francés gritó de dolor. Rápidamente entraron los servicios de emergencia para llevárselo al hospital.

Varane recibió tarjeta roja y el partido finalizó sin más incidentes, pero nadie estaba feliz sabiendo que probablemente la carrera de Antoine Griezmann acabaría ahí. 

Saúl llamó a Noa. La mujer de su amigo era quien, probablemente, tuviera más información sobre el galo.

–No sé nada–dijo ella–. Lo llevaron a una habitación, probablemente tengan que operarlo...

Saúl y Lucas se ducharon rápidamente para ir al hospital junto con sus novias.

El galo les recibió con una sonrisa melancólica.

–Me operarán mañana. Probablemente sea entre 7 y 8 meses de baja. Y también, probablemente, sea el fin de mi carrera deportiva.

–No digas eso, Griezmann–le dio un golpecito Saúl –. Seguro que vuelves.

–Levantad ese trofeo por mí –sonrió

–Lo haremos–prometió Lucas

                            (...)

Antoine se recuperó en cinco meses, un tiempo récord.

El Atlético levantó la Champions ese año y también levantaron la liga y la copa.

El Atlético era el rey en su país y rey en Europa por primera vez en la historia.

Antoine vivió la celebración en Neptuno con sus compañeros.

–¡Campeones, campeones, oe, oe, oe!

                                 (...)

La vida seguía, y el Atlético seguía acumulando títulos.

Antoine y Noa tuvieron una niña, Antea, que era la niña de Antoine.
Los gemelos Marcos y Diego comenzaron a jugar al fútbol con cuatro años, ambos en el Atlético.

Saúl y Luna tuvieron un niño, Jorge, con el que Luna babeaba. Saúl tenía a Rose, que era su niña desde que nació.

Amil y Lucas no tuvieron más hijos. Las dos niñas llenaban su vida de una manera asombrosa y no necesitaban más.

                                (...)

Antoine dejó el Atlético un par de años después para cumplir su sueño de retirarse en la Real Sociedad.
Fuera donde fuera, todo el mundo le alababa. Era el mejor.

Lucas se convirtió en internacional español, pues ante las dos convocatorias prefirió la roja, y en imprescindible para el Cholo.

Saúl se convirtió en el capitán de los rojiblancos cogiendo el relevo de Antoine, al que todos echaban de menos.

La pareja se había mudado al País Vasco con sus tres hijos durante esa temporada, pues Noa estaba decidida a seguir a Antoine a donde hiciera falta.

Lucas y Saúl nunca abandonaron el Atlético, ellos eran canteranos y rojiblancos de corazón, y ese sentimiento se llevaba en el alma.

Antoine, tras retirarse, decidió volver a Madrid.
Allí, en el Metropolitano, le hicieron un homenaje.
Sus cuatro Champions, tres ligas, dos copas del rey, cuatro botas de oro y tres balones de oro. También se le sumó el mundial y la Eurocopa que había ganado con Francia y sus trofeos de pichichi en ambos.

Y es que, desde la llegada de su mujer, la carrera de Antoine Griezmann no hizo más que subir.

Tal vez sea verdad, tal vez sea mejor el amor ciego.

                             FIN

Tal vez esta no sea la mejor historia de amor que hayáis leído, ni la más bonita, ni la más trágica. Pero seguro que os ha sacado sonrisas, alguna lágrima e incluso algún momento de querer matar a la escritora.

Quiero quedarme con eso, con haberos hecho sentir algo.

GRACIAS de todo corazón por seguir ahí.

Os quiero.

BlindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora