Capítulo 13

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–Te prometo que ayer Anto no estaba mintiendo, Noa.

–Vale. Te creo.

Noa avanzó tras Amil y Luna entre los pasillos del centro comercial.

–¡Mirad esa!–Luna se acercó a una de las cunas–¡Es perfecta! A Saúl le va a encantar... Además la podemos modificar si queremos...

Mientras Amil observaba una cuna gemelar y Luna regateaba el precio de la vendedora, Noa se sentó en una silla a esperar.

Se frotó los ojos, cansada, pues apenas había dormido. Cogió su teléfono nuevo, que le había dejado Cris hasta que llegara el suyo, encargado por Anto.

Desbloqueó el teléfono y observo el fondo de pantalla. Anto se había encargado de poner una foto de ambos después de su salida del hospital.

Entró en el Whatsapp y observó el mensaje de Anto que llevaba sin abrir desde que había entrado, a las diez.

Miró el reloj, la una, ya era hora de contestarle. Abrió el mensaje y lo leyó un par de veces. Después respondió.

Anto accedió a cenar con ella en casa, pues a él tampoco le gustaba mucho salir a cenar

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Anto accedió a cenar con ella en casa, pues a él tampoco le gustaba mucho salir a cenar.

–Ya estamos–sonrió Luna colocándose a su lado–. ¿Ya estás hablando con Anto? No aguantas ni un día sin él, ¿eh?

Noa se sonrojó y guardó el teléfono.

–Bien–sonrió Amil–. Vamos a comer. Después iremos a comprar ropa.

–¿Pero aún tenéis ganas de hacer más compras?–preguntó Noa suspirando

–Oh, venga ya. Vamos a comprar ropa para ti–sonrió Luna–. Para que estés perfecta para Anto.

                                (...)

Caro cerró la puerta una vez que sus suegros salieron con su novio, que iba a llevarlos al aeropuerto.
Comenzó a recoger la mesa y, cuando todo estuvo limpio, caminó hacia el sofá.

Se iba a sentar, pero le llegaron unas náuseas repentinas. Fue hacia el baño y se agachó junto al váter, pero no vomitó.
Suspiró y cogió la pequeña prueba que había hecho el día anterior y había dado positivo. Tenía que decírselo a Eden.

Escuchó la cerradura y se apresuró a esconder la prueba y salir del baño. Caminó hasta el salón y dio un salto para sentarse en el sofá antes de que su novio entrara.

–Ya estoy aquí–Eden se acercó y la besó tiernamente–. Mis padres se han ido encantados. Dicen que por ellos ya les podemos dar nietos.

Caro ocultó su sorpresa y volvió a besarlo.

–¿Te parece si esta tarde vamos al cine?–preguntó sonriendo

Eden asintió.

                                 (...)

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