Capítulo 15

2.6K 123 95
                                    

Antoine se mantuvo intranquilo toda la noche. Mientras estaban en la sala de espera de urgencias, esperando a que el médico les hiciera pasar a hacer una ecografía, llamó a Amil para explicarle por qué no estaban en casa y pedirle que no le dijera nada a sus padres. Después comenzó a caminar de un lado a otro de la sala.

–¿Puedes parar?–preguntó Noa secándose la lágrimas de los ojos–Me pones nerviosa.

–Lo siento, amour–Anto se sentó junto a ella–. ¿Por qué no me lo habías dicho?

–Me enteré la semana pasada–suspiró ella–. Como estuviste tan ausente no encontré momento y te lo iba a decir esta noche. Pero con lo de tus padres y todo...

–Siento haber sido tan idiota, amour. No quería... No quería que mi fama se metiera en nuestra relación y no fui del todo sincero contigo.

Anto se secó una lágrima que caía por su mejilla.

–¿Qué pasa si no sale adelante, Anto?–preguntó ella mientras él la rodeaba con sus brazos

–Pues que lo intentaremos otra vez. Tal vez este no sea el momento de que seamos padres y haya que esperar un poco. Sea lo que sea lo asimilaremos juntos.

–¿Me lo prometes?

Anto asintió y el medico los llamó para entrar. Anto entrelazó sus dedos con los de ella y le dio un apretón en la mano, dándole esperanzas.

                                (...)

–Genial, ahora tengo que encubrir al estúpido francés porque no le ha contado a sus padres que van a ser abuelos cuando debería estar en el hospital con ellos y...–Amil se quedó callada–Espera, yo tampoco sabía nada.

Lucas la observó de reojo.

–Si quieres puedes ir al hospital y yo me quedo con ellos.

–¿Y si pregutan?

–Estaréis aquí antes de que amanezca.

–Prefiero esperar. Voy a llamar a Luna, seguro que Saúl la tiene despierta.

Lucas soltó una carcajada.
 
                              (...)

–¿Amil? ¿Qué haces llamando a las dos de la mañana?–la voz de Luna indicaba que no estaba dormida

–Ha pasado algo. Noa y Anto están en el hospital. Noa ha empezado a sangrar y estaba embarazada...

–Espera, ¿estaba? ¿lo ha...?

–No lo sé. Anto no me ha llamado desde que me llamó para decirme que estaba allí.

–¿Y cómo es eso de que no lo supiéramos?

–Ni idea–Amil suspiró–. ¿Os he interrumpido?

–No. Estamos viendo la tele. Lo otro lo hicimos antes.

–¡No quiero detalles!–Amil rió–¿Venís hasta aquí? No voy a poder dormir hasta que vuelvan y Lucas ya se ha dormido.

–Danos 15 minutos.

–Gracias.

Luna colgó y miró a Saúl.

–El gringo está en el hospital con Noa, puede que estén perdiendo un bebé. Así que iremos a su casa a hacer compañía a Amil.

–¿Tengo que vestirme?–murmuró Saúl mientras buscaba sus bóxers

–No creo que tu hermana esté por la labor de verte desnudo.

Saúl rió y se vistió rápidamente.

                                 (...)

Saúl, Luna y Amil estaban sentados en el sofá cuando Lucas apareció con cuatro tazas de chocolate humeante.

–Espero que esté bien–suspiró Amil acomodándose en el pecho de Lucas

–Tanto ella como el bebé –dijo Luna haciendo lo mismo pero en el pecho de Saúl

Amil se llevó la mano al vientre, las pequeñas se movían demasiado.

–Joder Lucas, me recuerdan a ti cuando duermes.

–No me muevo tanto.

–No. Solo amanezco contigo casi encima y me das patadas durante la noche.

Saúl contuvo una carcajada y acarició la cabeza de Luna.

Escucharon el ruido de la cerradura y se incorporaron.

–¿Qué hacéis despiertos?–preguntó Antoine cerrando la puerta tras de sí y caminando hacia ellos

–Antoine, erais tres cuando os fuisteis. Te faltan dos.

Anto negó con la cabeza y se secó un par de lágrimas.

–No éramos tres, éramos cinco.

Luna abrió ligeramente la boca para preguntar algo pero Anto la interrumpió.

–Uno se ha perdido y los otros dos están luchando por quedarse. Noa se tiene que quedar ingresada para intentar salvarlos. Son muy pequeños y no saben si sobrevivirán.

Lucas se levantó para abrazar a su amigo y Saúl hizo lo propio.

–Solo he venido a coger ropa para mí–murmuró el francés secándose las lágrimas–. Ella se tiene que quedar toda la semana... Ya me voy de nuevo.

Anto subió las escaleras y volvió a bajar las escaleras con una bolsa.

–¿Quieres que vaya contigo?–preguntó Amil

–Un acompañante por persona–suspiró Anto–. Mañana podéis venir si queréis.

Anto salió de la casa, desmotivado, y antes de sube al coche volvió a entrar.

–Decidle a mis padres la verdad por la mañana. Pero no les dejéis venir. Por favor.

Volvió a salir de allí y se subió al coche.

–Eran trillizos–murmuró Luna

–Esos dos van a salir adelante–suspiró Amil–. Lo presiento.

                                   (...)

Anto entró en la habitación. Noa seguía llorando.

–Cariño, ya está–Anto la abrazó–. Esos dos van a salir adelante, te lo prometo. Van a ser tan peleones como su padre, que no desistió hasta que consiguió lo que quería.

Le guiñó el ojo y la chica sonrió.

Anto se puso el pijama y se acomodó en el sofá.

–Ven–susurró ella–. No voy a poder dormir sin ti esta noche.

–Lo superaremos todo juntos, amour–él besó su cabeza–. Todo.

                                   (...)

–¿En el hospital?–Isabelle miró preocupada a Amil

–Isabelle... Noa estaba embarazada, de trillizos, pero ha empezado a sangrar de repente. Han ido al hospital lo más rápido posible pero uno ha muerto. Los otros dos siguen luchando por la vida.

–Ojalá todo salga bien... ¿Puedes llevarme a la iglesia, Alain? Necesito pedirle ayuda...

Isabel le se cambió rápidamente y se fue con su marido a la iglesia.
Théo no se haba levantado y Luna y Saúl, que habían dormido en el salón, seguían dormidos.

–¡Luna!–Amil le gritó al oído–¡Arriba!

Luna se despertó sobresaltada y, al incorporarse, su cabeza chocó con la de Amil.

–¡Mi cabeza!–exclamó Amil llevándose la mano al sitio del golpe–¡Me vas a dejar tonta!

–Tonta ya eres, hermanita.

Saúl se llevó una colleja por parte de su novia y de su hermana.

–Vamos, tenemos que ir a ver a la pareja–suspiró Amil–. Esperemos que haya buenas noticias.

BlindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora