Capítulo 6

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–Pues parece que voy a tener que esperar contigo hasta que venga alguien.

Antoine acarició la mano de la chica, que seguía dormida.

Suspiró y cogió su móvil, para ver sus redes sociales y contestar un poco a su team grizi. Sus fans más incondicionales que seguían ahí siempre.

Dio un par de me gustas en instagram y retwitteó un par de twits en twitter.

Volvió la vista a la chica, seguía durmiendo plácidamente. Al parecer, el dolor de cabeza le hacia dormir. Pero a Antoine comenzaba a preocuparle que el ritmo de su respiración fuera cada vez más rápido.

Llamó por teléfono a Amil, que estaba con Lucas en casa.

–¿Anto?

–Amil, estoy con Noa en el coche y se quedó dormida. Dijo que le dolía la cabeza y ahora respira muy rápido. ¿Es algo normal?

–¿Está hablando en sueños?

–No.

–Pues entonces sí que es raro. Si habla en sueños es porque tiene una pesadilla. Si no...

–¿Si no qué?

–Tócale la frente. ¿Está caliente?

Antoine puso su mano en la frente de la muchacha.

–Un poco.

–Tráela aquí. Hay que conseguir que le baje la fiebre.

–¿Tengo que preocuparme?

–Tú conduce y olvídate de ella por unos minutos.

                               (...)

–Ya le ha bajado la fiebre. Probablemente mañana por la mañana ya esté bien del todo. ¿En serio vas a dejarle tu cama?

Antoine asintió mientras observaba como Amil guardaba el termómetro en su sitio.

–Sí que te ha dado fuerte por Noa...–murmuró Lucas –Tu cama no se la dejas a nadie.

Antoine le miró mal y suspiró.

–¿Vas a contarme qué le pasa?

–Lo de la cabeza y la fiebre van relacionados con su ceguera. La última vez que le dolió la cabeza fue poco después del accidente. Cuando se quedó ciega.

–Espero que no haya causado ningún problema...

–Anto, ¿a ti te comentó algo de la operación?

–Suposiciones. “Si me opero”.

–Esta mañana a casa de Cris ha llegado una carta. Noa no la ha visto pues Cris se la ha guardado. Es la factura de la operación para que se vayan haciendo a la idea. No tiene dinero para pagarla. Lo que no entiendo es por qué no ha dicho nada...

–¿No tiene dinero para pagarla?–preguntó Antoine frunciendo el ceño

–Noa no trabaja. En Inglaterra vivía gracias a una beca que le incluía todo.

–Se la pagaré yo.

–¿Tú eres tonto? Si se la pagas tú va a descubrir quién eres..

–Y si no se la pago yo no podrá volver a ver nunca.

–Sí que te ha dado fuerte por...

–¡Cállate Hernández!–le interrumpieron Antoine y Amil a la vez

–Vale, vale...

–Decidido. Dile a Cris que me pase el número de cuenta. Haré el ingreso cuanto antes.

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