No has vuelto.
El pestillo sigue echado y pienso acompañar a mi cama hasta que tú vuelvas a separarnos.
Tus sábanas blancas no han vuelto a tener contacto con mi cuerpo y tu almohada ya no sujeta mi cabeza.
Las ganas que te tenía se han vuelto más grandes.
Estamos tan lejos, todavía.
Tan estúpido como cuando gritas en un lugar vacío y nadie te escucha.
Caí al precipicio sin mirar tus ojos,
Otra vez,
Se veían tan bonitos,
Tan tú,
Tan todo,
Tanto como nadar cada mañana en tus ojos café.