cap 7 zorrita cazada

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Alexa dejó a sus dos pequeños amores en su hogar, salió de su departamento y bajó al tercer piso donde vivía Tetsu. Suponía que si le pagaba por que cuidara de su hermano un par de horas para darle un buen tiempo de calidad a su pareja este aceptaría.

Tetsuya la atendió al tercer timbrazo, se veía un poco cansado y Alexa dudo si debía pedir el favor o no.

-pasa...-

El departamento tenía la computadora encendida con documentos abiertos, probablemente estaba estudiando.

-¿estas ocupado hoy?- el ojiazul tomó jugo, sirvió en dos vasos y se sentó frente a la rubia.

-pensaba quedarme en casa... estaba estudiando... ¿se te ofrece algo?-

La rubia sonrió de manera coqueta...

-quería pedirte como favor que cuidaras a Taiga... -

Tetsuya iba a decir algo pero Alex suplicó con las manos.

-será solo un par de horas... solo hoy... la verdad es que... Tatsuya y yo encontramos a nuestra pareja y el saldrá... quería tener el depa para nosotras solas... en serio, solo será un par de horas... te pagaré... -

La rubia se veía realmente desesperada, Tetsu tenía el presentimiento de que Taiga no le había dicho nada puesto que no se lo había mencionado y él estaba tan incómodo y avergonzado que no sabía lo que tenía que hacer.

-estoy a dos días de entrar en celo... -

Aquella era información que ningún omega en su sano juicio tenía que decir, la ambición de muchos alfas era dejar cachorros regados y tener un harem para sí. Se lo decía a Alexa para que estuviera consiente del probable riesgo que habría en caso de dejar a Taiga.

-¿puedo dejar aquí parte de mi esencia?... sé que es un enorme favor el que te estoy pidiendo pero esto es especial... mucho...-

Tetsuya simplemente no pudo negarse a eso.

Taiga bajo con gesto tímido a eso de las 9 de la noche, probablemente el bochorno de lo sucedido había afectado a Taiga más de lo que había pretendido.

En su mano había un mechón de cabello rubio, el olor de Alexa se desprendería de él y evitaría que cualquier alfa se acercara.

El pequeño niño sin decir nada caminó directo al sofá y se enfurruñó en un rincón como un pequeño minino.

Tetsuya entró a la cocina, tomo un par de tazas, sirvió chocolate y le puso pequeños malvaviscos de colores.

Le ofreció uno a Taiga, se sentó a su lado y encendió el televisor.

-no estoy enojado contigo...-

El niño sorbió un poco de chocolate, saco la lengua al sentir el líquido muy caliente en su sensible apéndice y le miró con carita de cachorro apaleado.

-¿en serio?-

-sí, enserio.

Los ojos de Taiga resplandecieron con emoción, sopló su bebida, relajó su postura y comenzó a ver la tele.

Cuando Himuro llegó a su punto de encuentro sonrió de ver que Atsushi ya estaba ahí, su corazón no dejaba de latir y el nudo en su estómago se apretó tanto que le era difícil incluso respirar.

El oso miró con demasiado aprecio toda su figura, sonrió divertido y se acercó a él mirándolo hacia abajo con intensidad...

-¿listo caramelo?-

El tigre, mi alfa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora