Capítulo 11

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Etéreo.


¿Alguna vez te has sentido tan frágil, tan delicado y a la vez tan fuerte y tan vivo?, suena fuera de lugar, como cosas totalmente distintas y que no pueden ir en el mismo contexto, pero suele suceder: que sientas que cualquier cosa puede romperte, pero también te sientes con las ganas de arriesgarte a todo; que algo tan extremadamente delicado te haga sentir tan vivo, y despierte todos tus sentidos, te encienda desde adentro y poco a poco esa llama se propague hasta que no eres capaz de dejarla dentro, y entonces todos empiezan a notarte diferente, más vivo, más humano. De vez en cuando es bueno sentirse así, es sano y está bien.

Cada fin de semestre, algunos chicos de la preparatoria organizaban diferentes fiestas, estaban los que hacían fiestas sólo para poder embriagarse con alcohol; los que querían organizar algún tipo de baile escolar de invierno, aunque nunca les salía del todo bien; otros que aseguraban su fiesta sería "la" fiesta y al final nadie iba, y otros que hacían fiestas temáticas; yo sólo había ido a "las" fiestas en las que todos terminaban volviendo el estómago de ebrios, eran las fiestas a las que acudíamos por Eduardo, él creía que eran las mejores y nadie lo contradecía, al menos no en voz alta.

Unas semanas antes de que terminaran las clases, Mar creyó que sería buena idea organizar una fiesta, que sí fuese "la fiesta", con tema y disfraces, con música y baile, con adornos en todas partes, Ange estaba de acuerdo con ella y ambas comenzaron a preparar todo, el evento se llevaría a cabo a finales de Noviembre, justo el último día de clases, un viernes, en casa de Ange, tenía un jardín en el que cabrían perfectamente un par de docenas de personas. Yo sólo me limitaba a ver cómo debatían entre qué tema escoger, si usarían disfraces o no, negro o blanco, flores o estrellas.

-Yo creo que sería buena idea disfrazarnos de cosas de Navidad.-Ange se veía totalmente decidida en su propuesta.

-¡Iugh, Ange!, claro que no, es una fiesta de adolescentes no de niños. ¿Ustedes qué opinan chicos?

-Lo que ustedes decidan está bien, de todos modos no iré disfrazado.-Roberto miraba su celular.

-Tal vez podrían ser algo semi elegante o formal, con antifaces tal vez.-Hablé bajo, esperando que Mar rechazara mi opinión, claro que ella tendría mejores ideas.

-La idea de Eunice me agrada.-Ange brincó en su lugar.

-A mi también.-Carlos me sonrió mientras acariciaba mi mano que estaba entrelazada con la suya.

-¡Perfecto!, será espectacular. ¡Tenemos que ir a conseguir vestidos!, ¿les parece si vamos el próximo fin de semana?

-Por mí está perfecto.-Ange seguía dando pequeños saltos de emoción.

-Yo las puedo acompañar, tendré que comprar un par de zapatos para la ocasión.-Luis se dirigió a nosotras.

-¡Genial!, los tres se verán tan guapos de traje, y nada de "peros", ¿oíste, Carlos?.-Mar se dirigió directamente a Carlos, él sólo rió.

Llegó el fin de semana y acordamos vernos en la plaza, estaba a punto de salir de casa cuando mi celular vibró a causa de una llamada de mi novio.

-Hola, preciosa.-El teléfono para nada distorsionaba su voz, seguía escuchándose angelical y suave.

-Hola.-Sonreí para mí.

-No pensaras ir al centro comercial sin tu novio, ¿o sí?.-Podría jurar que sentí cómo curvaba su ceja derecha en forma seductora.

-Por supuesto que no.-Reí bajito.

-Perfecto, porque ya estoy aquí.-También rió.

Al salir vi al chico de mis sueños esperándome, siendo tan guapo recargado en su auto, tan elegante aunque llevaba jeans casuales, tan relajado con su cabello alborotado y tan seductor con lentes de sol. Al verme se separó del coche y caminó hacia mí, me tomó de la mano y la besó, siempre me sentía como la mujer más afortunada cuando lo hacía.

Así era él. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora