Capítulo 13

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Parte 1.

Inefable.

¿Cómo describes aquello que es tan increíble que, todo le queda pequeño, algo tan grande, algo tan mágico, tan bello?, ¿te ha pasado alguna vez algo extraordinario?, una aventura, un momento, un abrazo, una sorpresa, un milagro, un instante... Ese tipo de cosas son sobre naturales, extremadamente especiales, y no pueden explicarse, cualquier descripción que le des es corta, no alcanza para describir la magnitud del hecho, y lo recuerdas y sonríes; y lo hablas y te hace sentir bien; y lo vives y suspiras; y la vida te otorga el regalo más preciado, detiene el tiempo y te dejas llevar y lo disfrutas hasta que sientes que no puede ser real, pero lo es, y no podrías ser más afortunado que en ese preciso instante.


La última semana de clases pasó en un abrir y cerrar de ojos, los proyectos finales se entregaron, las calificaciones se asentaron y los buenos deseos para las próximas festividades navideñas se dieron en forma de abrazos y apretones de manos por parte de compañeros y profesores. A pesar de lo rápido que transcurrió la semana, ocurrieron un par de cosas que sorprendieron a bastantes de nosotros, primero Eduardo y Alejandra terminaron definitivamente, los padres de Alejandra se molestaron con ella y con él y decidieron hablar con los padres de él, al final Eduardo se haría responsable del bebé que venía en camino, pero él y Alejandra no seguirían juntos como pareja. La fiesta de Ange y Mar se hizo tan viral que chicos y chicas pedían los invitáramos. Carlos haría una pequeña cena por su cumpleaños, en su casa, el sábado después de la fiesta de nuestras amigas, y todos nosotros estábamos invitados, eso me puso algo nerviosa, pero traté de tomarlo de la manera más tranquila posible y, también estaba planeando la fiesta por mi cumpleaños, al parecer estaba decidido a celebrarlo, y no quise quitarle ese "honor" según lo describía él, era bastante tierno de su parte y además se veía emocionado.

El viernes llegó y todos estábamos felices porque descansaríamos de la escuela un buen rato, además faltaban apenas un par de horas para la gran fiesta, y debíamos ir a nuestras casas a arreglarnos, y yo tenía que terminar algunos detalles del obsequio de Carlos. Al salir nos dirigimos al estacionamiento.

-Los veremos allá, vayan guapos, bueno... más de lo normal.-Ange me abrazó y besó mi mejilla.

Todos nos despedimos y subimos a nuestros respectivos autos.

-Así que, ¿podría pasar por ti como a eso de las 6:00 p.m?.-Carlos se detuvo en un alto y me miró a los ojos mientras besaba mi mano.

-Me parece perfecto.-Le sonreí mientras lo veía de manera tierna, jamás me cansaría de verlo así.

Llegamos a casa y bajó del coche para abrir la puerta y ayudarme a bajar, me pregunté si su papá o su abuelo le habrían inculcado esos gestos o, en general, ese caballerismo. Llegamos a la puerta de mi casa y me abrazó fuerte, mi rostro, como de costumbre, llegaba justo a la altura de su pecho, pude aspirar su aroma tan varonil, tan fuerte, tan suyo. Besó mi frente y me sentí como una niña pequeña en sus brazos, siempre me sentí de esa manera cuando estaba con él, cuando me abrazaba, cuando besaba mi mano o mi cabello, incluso cuando no estaba con él, sabía que me recordaba, sabía que, aunque fuera un momento al día, estaba en su mente y eso me hacía sentir extremadamente afortunada, porque sabía que él me quería tanto como yo a él. Se separó de mi y tomó mis manos entre sus manos.

-Te veré más tarde, preciosa.

-Estaré lista desde las 5 p.m.-Reí bajito.

-Yo estaré listo dos horas antes de tener que salir de casa para venir por ti.-También rió y miró nuestras manos, unidas, tan unidas como lo estábamos nosotros.-Te quiero, demasiado.-Me besó, despacio y con ternura, y yo me dejé envolver por sus brazos, por su calor, por su cariño, por él.

Nos separamos.-Yo te quiero a ti, no sabes cuánto.-Le di un beso fugaz.

-Lo sé, porque me quieres tanto como yo a ti.-Volvió a besarme y abrazó firmemente mi cintura, sentí cómo mis pies despegaban del suelo, y daban vueltas en el aire.

-Entraré ahora, si no, no tendré tiempo para ponerme bonita.

-Tú siempre estás bonita, cielo.-Cualquier apodo en sus labios se escuchaba tan dulce.-Bonita ni siquiera describe una milésima parte de todo lo que eres.-Besó mis manos.-Nos vemos más tarde, Eunice.-Besó mis labios una última vez y entré a casa. Corrí escaleras arriba para alistarme, no sin antes ver el cooper alejándose por la calle.

Tomé una ducha y al salir comenzó la odisea de mi vida, arreglarme sin mis amigas fue un poquito más complicado, pero al final lo logré. No sabía si usar maquillaje y menos qué usar, decidí que algo cargado no sería lo más fiable y preferí ir por el camino fácil y cómodo. Puse brillo y máscara para pestañas, el vestido y tacones y un pequeño collar plateado que mi madre me había regalado hace años. Al verme al espejo no podía creer que era yo, había hecho un buen trabajo, el vestido, aquel vestido largo de dos piezas encajaba perfecto en mis poco pronunciadas curvas y los zapatos un poco altos hacían que luciera más. Las 5:30, ya estaba lista, sólo faltaba terminar los detalles del regalo para Carlos, cuestioné por millonésima vez si sería buena idea dárselo a las 12:00 a.m, y por millonésima vez me respondí a mí misma que sí.

Las 5:50 p.m, bajé a tomar un vaso con agua para calmar mis, muy justificados, nervios, era normal que Carlos los provocara en mí. Las 5:55 p.m, le envié un texto a mi novio, creí que sería buena idea dejar la puerta principal abierta, para que él pasara y yo sólo abriera la puerta de la casa. Las 6:00 p.m, tocaron el timbre de mi casa, llegué a la puerta y tomé aire, sonreí para mí misma, abrí y lo vi...

El chico que tanto quería, parado justo frente a mí con esa sonrisa que tanto adoraba, tan guapo, tan elegante, tan él. No sabía cómo es que él sabía el color de mi vestido, ya que combinó perfectamente su atuendo formal con éste, tal vez lo había intuido, o tal vez mis amigas le habrían dicho, como fuera, combinábamos perfectamente.
-Hola, cielo.-Sonrió y noté otra vez esa emoción de niño.-Te ves preciosa, eres un ángel bellísimo.-Se acercó a besarme, para después sacar del bolsillo de su saco la pequeña cajita color borgoña, la abrió y dejó a mi vista el corsage, lo tomó y cerró la cajita. Tomó mi mano y colocó el arreglo en mi muñeca, acto seguido besó mi mano y me sonrió.-¿Lista?
Tomé mi pequeño bolso, en donde llevaba lo esencial, mi celular, un brillo para labios, mi cámara y dinero, y la bolsa más grande en donde llevaba el obsequio.-Lista.-Sonreí.
-¿Puedo preguntar qué hay en la bolsa?
-Aún no.-Reí bajito.
-De acuerdo, pero déjame ayudarte.-Me sonrió y tomó la bolsa, para después entrelazar su mano con mi mano y salir de mi casa, me aseguré de haber cerrado las puertas y caminamos a su auto, abrió la puerta del copiloto para que yo subiera y me ayudó a entrar, cerró la puerta y caminó hacia el lado del piloto, colocó cuidadosamente la bolsa en el asiento trasero y subió, comenzó a conducir. Tomó mi mano y la besó.
-¿Sabes?, podrías haber usado pijama y aún así te verías perfecta.
-Estaba pensando seriamente en usar mi pajama favorita.-Me reí.
-Yo tengo la mía atrás, y es una formal para no desentonar.
-Lástima que sólo traje conmigo un par de pantuflas.
-Suerte que traje conmigo una pijama extra para mí bellísima novia.
-Suerte que mi novio siempre piensa en todo.
-Suerte la mía, al tener a la persona más maravillosa a mi lado.-Besó mi mano de nuevo.
-Te quiero.
-Yo te quiero, infinitamente, Eunice.

Así era él. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora