Capítulo 13

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Parte 3.

Abrió su coche, sacó el obsequio y mi corazón estaba latiendo aceleradamente, me entregó la bolsa, mientras sonreía. Las 11:57, faltaba prácticamente nada.
-Carlos... ¿sabes lo mucho que te quiero?.-Dije viendo el regalo.
-Claro que sí, tanto como yo te quiero a ti.-Tomó mi mano y la acarició suavemente.
-Soy muy afortunada al tenerte conmigo.-Lo miré de forma tierna.
-Yo soy el afortunado aquí, eres increíble.-Acarició mi mejilla con su pulgar.
Saqué de la bolsa una caja de mediando tamaño en color plateado, con un moño en tono borgoña como decoración-Feliz cumpleaños, cariño.-Le di un rápido beso.
-Oh...-Se quedó por unos segundos mirando aquella caja, con una sonrisa conmovedora en su rostro llena de sorpresa.-Eunice, gracias, no tenías qué.
-Sé que te va a gustar mucho.-Le sonreí.-Puedes abrirlo ahora o después.

-Sé que será así.-Me miró con ternura y se acercó a mí para darme un dulce beso. Acto seguido tomó la caja y la abrió, quitó con sus manos el papel que cubría el obsequio, sacó de la misma un álbum de fotografías, en color marrón, con una inscripción que decía "We keep this love in a photograph", de la letra de alguna canción comercial, pero que entraba bastante bien en el contexto. Su mirada llena de asombro y emoción me causó mil sensaciones inexplicables, volvió su mirada hacia mí y sonrió.-Me conoces bien.-Dijo mientras abría el álbum, sonrió como niño pequeño al ver la primera fotografía, nos mostraba a ambos frente al lago, abrazados como si no quisiéramos separarnos jamás, se nos veía felices y tranquilos, era una especie de noción romántica, pues en esa foto también parecía como si nos complementásemos.-Aún recuerdo éste día, hasta ahora ha sido uno de los más felices para mí.

-También lo es para mí.-Le dije mientras sonreía, y era cierto, fue el domingo después de que me pidió ser su novia, ¿cómo no iba a serlo?

Continuó mirando las fotografías, yo contemplaba detenidamente cada expresión, cada gesto, cada movimiento, sonrisa o suspiro y puedo jurar que podría haberme pasado toda la vida mirándolo. Casi todas las fotografías eran de nosotros dos y de nosotros con nuestros amigos, aunque en algunas sólo estaba él, distraído o concentrado, eran fotografías espontáneas y, sin duda alguna, eran mis favoritas, siempre se veía bien, guapo, galán y atractivo, derrochaba seguridad y eso lo hacía ser único. Dentro de toda esa virilidad, siempre provocaba ternura, compasión y unas ganas inmensas de protegerle de todo y todos, no sabía si eso era posible, ya que son cosas totalmente distintas, pero con él lo comprobé. Te inducía a respetarle y sentirte segura a su lado, pero también a quererle y cuidar de él, como si fuera lo más preciado para ti, frágil y fuerte a la vez.

Cuando llegó a la última página del álbum, un espacio se encontraba vació, no había podido encontrar una fotografía que quedara en aquel lugar, fue entonces cuando agradecí mentalmente a Mar, el habernos tomado aquellas fotografías, saqué de mi bolso la fotografía que tanto me había encantado y la coloqué en el álbum. Me miró sonriente y me abrazó fuerte, me levantó sobre el aire y yo me sentí como una niña pequeña de nuevo.

-Te quiero.-Me decía fuerte y claro, sin titubeos, sin dudas, sin un rastro de ironía. No había visto tal emoción en él, como la de aquella noche, aunque nunca reprimía sus sentimientos era algo nuevo para mí.

-Yo te quiero, muchísimo.

-Gracias, es el regalo perfecto.-Besó mis labios una y otra y otra vez.-¿Estás lista para mañana?

-Claro que sí.-Dije sonriente. Al recordar que conocería a sus abuelos me encontré moviendo mis manos de forma nerviosa.

-¿Ocurre algo?.-Preguntó al darse cuenta de tal acción.

-No, no, nada.-Dije aún más nerviosa.

-Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿cierto?

-Lo sé. Sólo estoy demasiado emocionada por ti.

Así era él. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora