Faltaba una semana para que regresáramos a clases. Planeamos ir a acampar cerca de un lago, algún lugar tranquilo, para pasar el fin de semana. Carlos y yo renunciamos al día siguiente de lo ocurrido, pero siempre íbamos a la cafetería a visitar a nuestros amigos y seguíamos saliendo todos juntos.
El viernes por la mañana escapamos nuestras cosas y emprendimos nuestro viaje, tardamos un par de horas en llegar, y yo sólo tomaba fotografías de todo, de mis amigos, del paisaje, hasta de las cosas más mínimas. Estaba muy feliz, nunca antes había viajado con amigos, aunque el lugar al que íbamos no estaba muy lejos de casa, seguía emocionándome. Mis padres no tuvieron problema en dejarme ir, por la relativa cercanía.
Al llegar al lago, empezamos a armar las tiendas de campaña, no resultó nada bien, tubos por allá y por acá, ganchos enterrados en la tierra, nos divertimos tanto; decidimos rentar una cabaña, no era muy grande ni muy pequeña, era acogedora y tenía un toque rústico muy notorio. Las chicas nos establecimos en una habitación y los chicos en otra. Al llegar la noche salimos a comer algo, nos la pasamos escogiendo qué usar, si llevar maquillaje o no, si llevar vestido o jeans, zapatillas o tenis, ellas tenían un estilo muy peculiar, siempre querían verse como princesas, y yo hacía el intento, aunque creo que la mataría de las veces fracasaba, al final Mar y Ange arreglaban el desastre que yo había hecho; para variar comimos pizza, reímos como nunca, nos dolió el estomago por reír tanto. Disfrutaba mucho estar con ellos.
Al terminar de comer nos sentamos todos a lado del lago, los chicos hablaban sobre historias de terror que ocurrían en cabañas en un bosque, y nosotras estábamos aterradas, pero seguíamos riendo.
-Eunice, ¿te gusta alguien?.-Preguntó Ange.
-¿Q...qué?.-No esperaba esa pregunta.
-Dinos, queremos saber.-Insistió Mar.
-La verdad no lo sé.-Y así era, sabía que algo me atraía de Carlos, pero no estaba segura si me gustaba realmente.-¿Por qué la pregunta?
-¿Qué pasaría si te dijéramos que traes del ala a alguien?.-Mar me miró con picardía.
-Cállate, Mar. No debe enterarse aún.-Le reprochó Ange.
-¿Enterarme de qué?
-Anda Ange, igual hasta ya lo sabe.
-¿Qué está pasando?.-Quise saber.
-¡Ay ya!, le gustas a Carlos.-Mar susurró eso último.
-¿Qué?, eso no es cierto.
-Lo es, Eunice.-Ahora habló Ange.
-¿Por qué lo dicen?, claro que no.
-Porque es más que obvio, no hay manera de no notarlo. Cualquier persona que conviva con ustedes lo notaría, excepto tú claro, eres demasiado despistada.
-Él sólo es amable conmigo.-Insistí.
-Ya sabemos que es amable, pero se comparta diferente contigo, ¿acaso no lo has notado?
-Realmente no...
-Eunice, es más que obvio. Pero en fin, ¿a ti te gusta?-La pregunta de Mar me hizo sentir dudosa. Giré mi vista hacia dónde estaba Carlos, se veía tranquilo, sosegado, sonriendo con sus amigos, inspiraba todo lo que una persona puede despertar en alguien, ternura, confianza, cariño. Me gustaba verlo así, justo así, tenía la misma expresión que cuando conducía; concentrado pensando en todo y, tal vez, en nada. Calmando, relajado, no había una sola gota de enojo o frustración en su rostro. Y entonces me di cuenta que en realidad sentía algo por él. Me sentí demasiado nerviosa, e incluso mareada.- Creo que entraré, tengo algo de frío. Buenas noches.-Dije esto último para todos.
-¿Te vas?, ¿estás bien?.-Carlos se levantó.
-Tengo algo de frío, y estoy bastante cansada por el viaje. Nos veremos mañana.-Sonreí, era inevitable no hacerlo cuando él estaba cerca.
Me dirigí a mi cama, necesitaba pensar. ¿Realmente me gustaba Carlos?, ¿o sólo tenía una confusión en la cabeza?, claro que, si me gustara sería con justa razón, era muy atractivo, cuando salíamos las chicas volteaban a verlo, era imponente y jamás me cansé de decirlo, tenía un carisma que cautivaba a todos. No negaba que me gustaba su sonrisa, la manera en que hablaba, cómo se comportaba con todos, conmigo y con los demás. Tal vez sí me gustaba. Pero ¿qué rayos?, Ange y Mar acababan de decirme que yo le gustaba a él, eso era casi imposible, no creí que yo fuera el tipo de chica que le gustaba. Siempre creí que era así de amable con todas y todos, los detalles que tenía conmigo los pasé desapercibidos, yo sabía que era muy distraída, tal vez por eso no me di cuenta. Me sentí ¿victoriosa?, ¿era normal?, ¡claro que era normal!, le gustaba a quien me gustaba, eso pasaba no muy seguido. Pero, ¿por qué yo le gustaba a él?
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Así era él.
Ficção AdolescenteUna estrella fugaz llegó a mi vida, para enseñarme todo lo que desconocía.