1. As long as you love me [1ra Temporada Terminada] «versión 2020»

40. Grandísimo honor

- ¿Siguiente parada? – pregunté subiéndome al coche de nuevo. Estoy ansiosa.

- Te llevaré a un lugar donde se pone mejor de noche – comentó encendiendo el coche.

- ¿Un club?

- No nena – pasó su brazo detrás de mi asiento para dar marcha atrás. Me gusta verlo hacer eso, su perfil es bastante perfecto que siento que voy a fallecer cuando lo veo hacer eso. Volteó a verme y me guiñó un ojo -. Pero ya verás.

- Hablas de... ¿eso? – pregunté avergonzada.

Justin soltó una carcajada negando, yo cada vez estaba más roja.

-No Eve, pero si quieres, tú dime - besó mi mejilla -. Saber que no me negaré a ti nunca.

- ¡Justin! - rojísima, le golpeé su brazo en un semáforo rojo.

- Bueno, ¿Quieres ver algo?

Asentí.

- ¿Qué es?

[***]

En el momento que nos detuvimos frente en un lugar que no tenía sentido, comencé a pensar que me iba a secuestrar.

De broma obvio, pero cuando comenzamos a caminar tomados de la mano y vi mi escuela, fruncí el entrecejo.

- Es aquí – señaló el edificio principal.

- Paso seis horas cinco días a la semana aquí, gracias.

- Mira las cosas desde otro ángulo nena - me jaló al edificio -. Todo siempre tiene su lado bello.

Miré el edificio. El sol se está metiendo, nunca lo había visto por la tarde, es más lúgubre que por las mañanas, las puertas están cerradas, los árboles secos, no hay ni un alma alrededor. Intento buscar la belleza que Justin menciona, pero solo veo una escuela cerrada. Tal vez ve la belleza en la estructura de piedra, la arquitectura en sí, no lo sé.

- Mira, ven – tiró de mi mano a la puerta del edificio.

- ¿A dónde quieres ir? Está cerrado, y seguro hay alguien cuidando por dentro.

- Que negativa eres – me regañó.

Sin esfuerzo, saltó una de las ventanas y entró como si nada. Desde dentro la abrió por completo para que yo pudiera entrar, miré a ambos lados pensando que tal vez nos están viendo y pueden llamar a la policía.

- Esto es allanamiento.

- Que cobarde – puso los ojos en blanco.

Me extendió la mano y me ayudó a impulsarme para subir. Una vez dentro del salón, me guio a pasos silenciosos por los corredores que parecía ya conocerlos a la perfección, subimos todos los pisos y me llevó hasta la puerta de la azotea donde me besó por primera vez.