Capitulo 14

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"I know I have a fickle heart and bitterness, and a wandering eye and heaviness in my head..."

Según Harry, Alice se había vuelto muy amiga de Jessie. De un día a otro había cambiado su forma de vestir e incluso fumaba, y aunque tratara de demostrar lo contrario, ella seguía siendo la misma chica inocente de siempre.

Pero Jessie no tardó en manipular su mente.

-Liam la encontró fumando drogas un viernes después de la escuela-me dijo-. Alice era bastante... ingenua, alguien tuvo que haberla persuadido a drogarse de esa manera. Y ese alguien era Jessie-aseguró-. Discutimos, nos gritamos y al final dejamos de hablarnos por semanas. Según ella, yo la sobreprotegía, según yo, ella se estaba volviendo loca. Era algo...-suspendió las palabras en el aire y frunció un poco el ceño, probablemente perdido en sus propios pensamientos.

-¿Complicado?

Él me mostró una pequeña sonrisa y al parecer volvió en sí.

-Exacto...complicado.

-¿Y qué pasó después?

-Jessie siguió presionándola-ahora me miraba con seriedad, yo alcé las cejas y preferí quedarme callada-. Alice no quería consumir las drogas, pero él la estaba obligando, o por lo menos...la manipulaba psicológicamente. Cuando por fin dejó de juntarse con ese imbécil, él entonces comenzó a acosarla. Llamaron a papá varias veces de la escuela porque me había metido en problemas por su culpa, nos íbamos a los golpes cada 5 minutos. Un día comenzó a mandarle cartas a Alice, eran...-Harry se aclaró la garganta y quedó en silencio unos minutos. Yo apretaba su mano e intentaba estudiar sus expresiones faciales...y ahora que lo notaba, ahora que lo miraba más de cerca... Harry era una persona difícil de interpretar.

Ya no me miraba a los ojos.

-Si no quieres continuar, no tienes por qué hacerlo-susurré finalmente.

-Eran horribles-reaccionó, ignorando mi comentario-. Ella nunca me dejó leerlas, pero yo conseguí robarle unas cuantas. Poco a poco la volvió loca hasta que...hasta que terminó suicidándose.

(...)

Harry se durmió dos minutos después de que hubiésemos terminado de hablar sobre Alice. Me quedé sentada a su lado, y cuando me vine a dar cuenta, tenía un brazo alrededor de su cuello, y como me sentía muy cómoda, nos quedamos así hasta la mañana siguiente.

Entonces todo volvió a la normalidad: la diva Styles, la duende frenética Foster y la masajista de día y stripper por las noches Margaret. El recuerdo de Alice se fue tan rápido como una estrella fugaz y ninguno de nosotros dos volvió a mencionarla, ni siquiera hablamos sobre Jessie. Era como si la conversación que sostuvimos ayer nunca hubiese existido. Ya no volví a ver al vulnerable y sentimental Harry después de ese entonces.

Y lo prefería así.

Descubrí que dos habíamos bajado considerablemente la guardia. Y teniendo en cuenta que el plazo de tiempo de la apuesta ya casi se estaba terminando, debía mantenerme fuerte hasta que llegara el próximo viernes.

En cierta manera, me sorprendía que Harry no me hubiese jugado uno de sus trucos sucios para provocar a mis hormonas. Quién sabe si planeaba lanzarme la bomba días antes de que terminara el plazo, cuando estuviera menos alerta y se le hiciera más fácil aprovecharse de mí.

Styles era una caja llena de sorpresas, una nunca estaba del todo a salvo con él.

Ni siquiera Margaret la masajista, porque cuando había regresado de la cafetería esa misma tarde, la encontré haciéndole un baile exótico mientras se quitaba la ropa encima de la cama, o mejor dicho, encima de él. Irónicamente, sí, Margaret era una condenada stripper sin vergüenza que no tenía respeto por nada ni por nadie. Por eso no me contuve y la saqué por los cabellos de la habitación, y Harry, un bastardo al fin y al cabo, se moría de la risa mientras observaba el dichoso espectáculo. Cuando finalmente me había librado de esa arpía, se suponía que llegaban los gritos e insultos según nuestra secuencia de desastres, pero sin embargo, los dos nos miramos por unos segundos y luego explotamos en carcajadas como un par de psicópatas.

Y una vez más, nadie volvió a mencionar a Alice. Ni siquiera cuando me llamó Jessie.

(...)

- ¿Cómo que no puedes hacer deporte por dos semanas, Styles? ¡No me jodas, niño!-el entrenador Leslie nos había visitado el mismo día en que le daban de alta a Harry. Usaba su típica sudadera gris y su ridícula gorra roja de Nando's. Detrás de él estaban Liam, que tenía en una mano unos enormes globos azules que deseaban un ¿feliz cumpleaños? para Harry, y el Big Dave, que tenía un pequeño osito teddy...que ahora que lo pensaba mejor, lo había visto antes, en la cafetería, en manos de un niño pequeño y enfermito.

Harry suspiró con agotamiento y miró con indiferencia hacia su derecha, ignorando los inútiles regaños por parte del entrenador. El equipo podía sobrevivir dos semanas con Styles ausente ya que teníamos a Liam como respaldo, pero al...irrazonable del entrenador se le ocurrió organizar un partido "amistoso" contra una de las mejores escuelas de Oxford. Harry era nuestro mejor jugador, se sabía todas las posiciones y podía llevarlas a cabo sin problemas; Liam era bueno, pero era un completo desastre verlo jugar la posición específica de Harry: el ala'8.

-Por un demonio, Leslie-lo interrumpió mi hermanastro con la voz ronca y hastiada; ese hombre acababa con la paciencia de cualquiera-, ¿qué no puedes posponerla y ya?-después su tono de voz se volvió tan infantil e idiota que me costó toda una vida no reírme. Y entrelazando sus manos como una princesa Disney y mostrando todos los dientes, dijo-: si quieres superarte a ti mismo primero debes intentar hablar con las personas, practicar el hermoso arte de la comunicación y... ¡DEJAR DE SER UNA ESPINILLA EN EL CULO!

Payne y yo no lo soportamos más y nos reímos en la cara del entrenador. A veces amaba a Harry, o por lo menos esta parte de él. Ese hijo de puta le hablaba como le diera su reverenda gana al entrenador, porque sabía que sin él, el equipo era una completa montaña de mierda. Harry era intocable para Leslie, y él lo sabía, por eso le sacaba provecho a más no poder.

Típico jugador estrella con complejos de diva.

-Ese es el problema, niñita, ¡no podemos cambiar la puta fecha!-estalló el entrenador, quitándose la gorra y arrojándola al suelo. Vi que Harry se mordía el labio para no reventarse de la risa-. Tenemos dos días...DOS, y tú estás aquí haciéndote la enferma porque te fuiste a los golpes con el malnacido de McCartney, ¿sabes lo que me cuesta entrenar a todo ese montón de lesbianas sin ti, Harry? ¿Tienes alguna idea de lo se supone todo ese peso para mí?

Liam y yo reímos con más fuerza, tanto que nuestras risas rebotaron en las paredes de la habitación, pero cuando caímos en el significado de sus palabras, le gritamos al mismo tiempo un fuerte y muy sonoro "¡oye!". Pero para Leslie, por ahora sólo existía Harry.

-Creo que entiendo-dijo Styles, comenzando a tomarse las cosas un poco más en serio-.¿Qué tienes en mente?

-Pensaba en Jimmy Holliday...reacciona rápido, eso me gusta.

-Pero es muy delicado y me cae mal, descartado-sentenció con el semblante concentrado y mirando fijamente la puerta. Si Reagan estuviera aquí, me recordaría lo ardiente y guapo que se veía este chico cuando pensaba demasiado.

- ¿John Carter?-preguntó el entrenador, Harry negó con la cabeza, luego se dirigió hacia Liam y con la mirada le pidió su opinión.

Carter también quedaba fuera.

Entonces todos tuvieron una brillante idea, en especial Harry, quien me mostró su radiante sonrisa sarcástica y aquella expresión tan irritante y al mismo tiempo adorable que solía ofrecerme cuando quería algo de mí.

A continuación, las palabras que pronunció podían significar varias cosas: muerte súbita, auto-superación, gloria...o todas a la vez.

-Quiero a Jo-dijo.

I knew you were troubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora