XII

4.8K 713 52
                                    

Los días pasaban, se convertían en semanas, lentos, llenos de lamentos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los días pasaban, se convertían en semanas, lentos, llenos de lamentos. Aquellas cartas continuaban guardadas, no era capaz de leerlas, le hería el solo pensar en ellas, no estaba listo.

Era tan fácil terminar con todo, al menos así se escuchaba, solo tenía que leerlas, eran un poco más de un par, pero no quería decir que no fuera doloroso, conocía aquel escozor que dejaban detrás cada una de las palabras que se escondían en cada carta.

"Léelas y te diré dónde está".

Escuchaba una y otra vez aquella frase, pensar en ella era su calvario privado, quería saber dónde estaba, pero a la vez se sentía aprensivo.

Esa era la verdadera razón por la cual ni siquiera lo había intentado, era un pusilánime temeroso e inseguro. ¿Qué pasaría entonces? Tendría su dirección y luego, ¿qué? No merecía un perdón, no merecía siquiera ser escuchado. No rompió el corazón de una chica, destrozó el alma entera de su amiga, una amiga a la que había pertenecido desde que era un niño, no existían recuerdos donde no estuviera a su lado. La conocía desde que tenía uso de razón, la había querido desde antes de saber lo que aquello significaba.

No parecía el mismo, no lo era.

Eran dos hombres tan diferentes, uno lleno de reproches, inconformista, egocéntrico, capaz de destruir sin culpa, de romper y doblegar el amor más sincero solo por placer. Disfrutaba de la atención, de saberse siempre dueño de aquel amor.

En cambio éste, solo era una sombra vacía de lo que un día presumió, débil, lleno de culpas y arrepentimientos, deseoso de escuchar un efímero perdón, con la esperanza de curar las heridas que a cada paso se abrían más revelando más errores, más dolor.

Pero ninguno le llegaba a hacer sombra alguna, al recuerdo de aquel niño, un niño sincero, inocente, un niño sin dudas que obsequió el amor más puro, que expresó todo lo que el egoísmo de un adulto destrozó. Ese niño de sonrisa dulce fue borrado, olvidado por aquellos dos hombres, uno lleno de hipocresía y otro de cobardía.

La valentía que lo había impulsado a tomar la carta, le había abandonado teniéndola en sus manos temblorosas.

La valentía que lo había impulsado a tomar la carta, le había abandonado teniéndola en sus manos temblorosas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Mi renacuajo. Se siente tan raro escribirlo, ¿sabes? Extraño a ese niño, mi amigo. Lo extraño tanto como desconozco al adolescente que me utilizó y odio al hombre que me destrozó.

 

¿Novios? Una palabra tan simple nos apartó, ¿fue eso? ¿Fue el ser novios lo que nos terminó? Quizá si tú nunca hubieras hecho la pregunta, tal vez, si yo nunca hubiese deseado escucharla, nosotros seguiríamos juntos, no lo sé, no sé lo que hubiese podido pasar, podría imaginar cientos de momentos donde estuvimos a tiempo de pararlo, pero no lo hicimos, aceptamos ser novios, lo fuimos, sin amor, no el suficiente. Sin respeto, tampoco confianza, de lo contrario, habríamos aceptado que no me amabas.

 

Ahora, ahora somos menos que nada, nuestros recuerdos se congelaron. Nos perdimos en el camino, no sé cuándo, pero soltaste mi mano, me dejaste, olvidaste a la niña que te decía que te quería. Quizá por eso te fue tan fácil dañarme.

 

Muchas veces quise escucharte decir algo, ¿por qué no terminarlo? Yo habría seguido contigo, como tu amiga, solo eso quería ser para ti, ser algo más nos rompía, ¿dónde quedo nuestra amistad? En el camino a lo que fue nuestra relación.

 

Nuestro error fue olvidar, que no era por ti por quién debía llorar, eras tú quién me debía consolar.

No era de ti de quién me debía enamorar. Nunca debimos cambiar nuestra amistad, no por un amor usurero. No por un final, simplemente no debíamos tener un final. Quizá éste es nuestro karma, ofrecimos más de lo que podíamos dar.

 

Sentía el aire asfixiante, siendo presa de la nostalgia que sin permiso lo atacaba, sin piedad los recuerdos jugaban con su razón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sentía el aire asfixiante, siendo presa de la nostalgia que sin permiso lo atacaba, sin piedad los recuerdos jugaban con su razón. Se sentía hecho pedazos, solo era un fragmento de lo que un día fue una pieza. Salió, queriéndose alejar de aquella casa, de los recuerdos, de la vida misma.

No sabía cuándo o cómo había llegado a aquel lugar, estaba confundido. Solo había salido a caminar, sin rumbo, sin dirección a la cual llegar, pero estaba allí, frente a aquel gran portón negro con aquellas letras de metal gravadas sobre él.

"Cementerio Jardines del olvido".

"Pulvis es et in pulverum reverteris".

.--------------------------------.

Dedicado a AbbymM24 la chica del anunció! 7w7 xd gracias por tus comentarios, me encanta leerlos n.n

Actualizo pronto n.n adiós

Pd: ya sé, el nombre del cementerio es bien original xdxd.

No fui yo, fuiste tú quien falló Donde viven las historias. Descúbrelo ahora