Un día especial.

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Capítulo 23


Un día especial.


Caminó relajadamente con las manos en los bolsillos por el pasillo. Algunas chicas le saludaron con la mano y él respondió de manera ligera, aunque realmente no le importaban. Suspiró, odiaba despertarse temprano. Repasó todo el lugar con sus ojos cafés claros y sacó una de sus manos para remover su cabello, aunque este parecía peinado, pero ocasional. Bajó su mirada un poco y cuando volvió fue más que rápido y no alcanzó a distinguir hasta que chocó en pleno con alguien, sintió algo frío y entonces frunció el ceño.

-¡Hey! ¿No podías fijarte? –Se quejó mirando su camiseta, ahora mojada con agua.

-¡Tú también venías desprevenido! –Dijo el otro chico un poco más alto molesto.

Claro que nadie peleaba con él. Alzó una ceja y le miró con enojo.

-¡Quien te manda a andar como gorila apurado por los pasillos!

-¡¿Qué dijiste?!

El chico se acercó enojado, a lo cual ni siquiera se inmutó, pero antes de que el chico si quiera pudiera empujarlo o algo, sintió un brazo rodearle los hombros ligeramente.

-Eh, Park, tranquilo –el chico alto de cabello negro con un peinado relajado y ojos negros sonrió maravillosamente. ¿Cómo es que siempre mantenía una sonrisa deslumbrante tan marcada? Sus pestañas eran terriblemente largas y alcanzaba a ser un poco más alto que él, sin duda muy atractivo.

El chico enojado se calmó un poco y le miró de reojo, luego simplemente suspiró. Nadie se metía con sus amigos, y eso todos lo sabían, menos con su mejor amigo, eso sí que estaba prohibido si no querían problemas con él.

-Ya, no tienes por qué venir a meterte.

-Te ando salvando la espalda y así me tratas –se llevó la mano al pecho e hizo un puchero alejándose de él. –Me rompes el corazón, Tae.

Tae Hee rodó los ojos y desvió la mirada. Desde que se habían conocido cuando tenían 9 no volvieron a separarse jamás, y de eso ya habían pasado seis años. Y debía aceptar que a su mejor amigo los 15 le sentaban de maravilla, no tanto como él, eso estaba claro, pero sí se veían terriblemente bien.

-Ese maldito me tiró su agua encima, pero qué bruto –se quejó mirando su camisa.

-¿Quieres la mía? –Le miró fijamente, el chico sonrió grandemente. Tenía una sonrisa preciosísima. Desvió la mirada de nuevo. -¡Puedo quitármela aquí mismo!

Dijo bromeando.

-Ja Já, no es gracioso, Rui.

-Anda, no seas gruñón.

Volvió a tomarle de los hombros y acarició su cabello mientras comenzaba a caminar en dirección a su sala de clases.

-Oye, Rui –él le miró de reojo. -¿Vienes a casa hoy?

-¡Oh, sí! –Asintió. –¡Mamá ha dicho que tu papá está de cumpleaños!

-Sí, ya sabes. Como todos los años hará esa ridícula escena donde finge llorar y hace cosas vergonzosas para sentirse más joven.

-Tiene espíritu de niño, es genial.

-¡Es vergonzoso! –Dijo rodando los ojos.

-¡La mejor parte es cuando cantan! –Dijo comenzando a tatarear una canción. –A papá le encanta esa parte.

TÚ, YO Y NUESTRA FAMILIA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora