Busque una mesa pegada a la pared, saque mis audífonos, puse música y aproveché ese tiempo para desayunar, llevaba un sándwich, un poco de fruta y agua fresca.
Estaba desayunando tranquilamente cuando alguien llega atrás de mí y me quita los audífonos. Como era de suponerse, era él, ya que no me llevaba con nadie más.
-Perdóname, no fue mi intención que te sacaran -dijo mientras tomaba asiento a un lado de mí.
Continuaba desayunando y ni siquiera voltee a verlo.
- ¿Me vas a aplicar la ley del hielo? -hizo una pausa- Bueno está bien, no hablaremos sólo me quedaré aquí.
Pasaron algunos minutos en absoluto silencio, sólo se escuchaba el crujido de la lechuga al morder el sándwich. Después de un rato rompió el silencio.
- Esta bien, ¿Perdóname sí? Por favor. De verdad, no fue mi intención que termináramos aquí tu y yo solos. Bueno tal vez un poco pero, no realmente, no quería causarte problemas. Yo sólo quería hablarte y creo que no fue el momento adecuado. En serio, sólo quise ser amable. -puso su mano sobre la mía, lo cual me hizo voltear a verlo al instante- ¿Puedes perdonarme Keila? -me miraba fijamente y mostraba mucha sinceridad en sus palabras sobre todo en su mirada.
-Está bien -por fin hablé- Pero ya no lo hagas.
-Sí, se lo importante que es para ti esto. No se va a repetir, lo prometo.
-Muy bien -emule una leve sonrisa en mi rostro.
- ¡Vamos! Sé que tienes una mejor sonrisa que esa. Anda a ver una sonrisa -dijo con un tono juguetón
-Noo -no pude evitar sonreír más
-¡Ves!, te ves más bonita así -pellizcó con suavidad mi cachete y sonreía.
-Ya pues -le quité la mano.
Nos quedamos unos instantes viéndonos a los ojos solamente y ambos sonreíamos, me perdí en su mirada unos minutos, era como ver a mi Joan; una mirada tan tierna y cálida. De repente, caí en cuenta que no era él y rompí ese momento volteando a mi reloj- Mira la hora -dije señalado mi reloj- Ya casi inicia nuestra próxima clase deberíamos irnos al salón de una vez, ¡vamos, vamos! -le animé mientras recogía mis cosas y me levantaba de la silla.
-Está bien, vamos -Sonrió y se levantó.
Ambos nos dirigimos al salón y cuando llegamos vimos que el maestro ya estaba recogiendo sus cosas para retirarse. Tomé asiento y el profesor desde su escritorio me habló y yo me acerqué a él.
-La espero aquí mañana, puntual y espero que no se repita lo de hoy señorita, de verdad veo mucho potencial en usted.
-Así será profesor -asentí con la cabeza
-Escoja bien a sus amigos -dijo mientras volteaba a ver a Eliseo.
-No se preocupe todo estará bien.
-Bueno, entonces me retiro -tomó su maletín y se fue.
Me dirigí a mi asiento, donde ya me esperaba Eliseo sentado a un lado. Afortunadamente cumplió con lo que había dicho, y en las próximas clases supo guardar su palabra, poner atención y no distraerme. Ocasionalmente volteaba a verme, por ende yo también volteaba pensando que hablaría o algo, pero sólo sonreía.
Dieron las 2 de la tarde y nos daban un pequeño receso para ir a comer y luego volver a clases, se trataba de un curso intensivo así que, si era algo pesado y había clases por la mañana y también por la tarde, sólo que por la tarde ya era más como un taller de conversación y era más relajado. Tomé mis cosas y salí del aula, Eliseo solo me siguió.
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Mi vida con Él
SpiritualMi nombre es Keila, y esta es mi historia de como fue que encontré el amor de la manera menos esperada, no solo hablo del amor de una persona que sería mi compañero de vida, sino el amor más puro e incondicional que hay, el amor de Dios. Como para t...