Capítulo 14

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Mi corazón se aceleró al ver su rostro de nuevo, traía en su mano un ramo de rosas, sus ojos brillaban como siempre, mis piernas respondieron en ese momento y solamente corrí a abrazarlo. Pude sentir de nuevo su aroma, su calor, su piel. Era como estar de nuevo en otro planeta, y el mundo desaparecía estando su presencia.
-No tienes idea cuanto te he extrañado ¿Que haces aquí?
-Mañana es tu cumpleaños ¿Lo recuerdas?, pero no pude esperar un dia mas para verte -me besó
-Pero... estabas molesto. No me hablabas -baje la mirada
-Fue una buena oportunidad para esta sorpresa, jamás sospecharías, era perfecto. Y no fueron nada fáciles esos días para mi créeme -tomó mi rostro entre sus manos- eres lo mejor que tengo, no te dejaría ir por una estupidez Keila, tu me has cambiado la vida y me has convertido en la persona que ahora soy y se que una mejor. -Las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas.-¿Que pasa? ¿Por que lloras amor?
-Necesitamos hablar -baje la mirada y dije con seriedad
-¿Que pasa amor?
-Ven vayamos a un lugar más tranquilo. -No tome del brazo y lo lleve donde estaba un árbol y nos sentamos debajo de el, me olvide totalmente de Eliseo, ni siquiera le dije <<adiós >>.
- Bien dime ¿Que pasa? -acarició mi mejilla
-Me duele tanto decirte esto, porque se que te dolerá y quizá pierda totalmente tu confianza.
-¿Que pasó? -sus ojos se pusieron rojos
-Te fallé -las lágrimas corrieron por mi rostro de nuevo- Te fallé Joan, la regué.
-¿A que te refieres? ¿Que hiciste? -Su rostro se desfiguró, sabía de lo que hablaba pero supe que quería escuchar la razón.
-Tuve algo que ver con un chico. Y de verdad estoy muy arrepentida pero entenderé si ya no confías en mi -sus ojos estaban inundados en lágrimas al igual que los míos- Pero yo te amo demasiado, no quisiera perderte por esa estupidez que cometí -tomé su mano.- Se que será difícil después de esto, pero te pido que me des una oportunidad Joan, sólo una.
-Yo no quiero perderte Keila, me duele pero no te quiero perder -me abrazó- eres lo mejor que me ha pasado y no veo mi futuro si no es a tu lado.
-¿Puedes...perdonarme? - apenas salían las palabras de mi boca, me consumía el llanto
-Te perdono -dijo en un susurro y sus brazos me apretaron aún más- Yo te amo Keila
- Yo también te amo Joan, te amo demasiado.
-Quiero pasar el resto de mi vida a tu lado -beso mi cabeza
-Gracias por perdonarme Joan
-Gracias a ti por ser sincera conmigo, aunque la verdad doliera tanto
-Vamos a salir de esto <<juntos>> amor, como siempre lo hacemos
-Si mi vida -me besó
-Eres el mejor -sonreí con los ojos aún rojos por tanto llorar
-Y tu la mejor -volvió a besarme, sus labios, eran como estar en el cielo, sus besos eran como sentir la brisa del mar en tu rostro, simplemente sientes algo increíble que te tranquiliza. Eran como medicina para mi corazón, sentía como poco a poco sanaban esas pequeñas heridas que se habían hecho y sus brazos eran como suturas en cada grieta que se había abierto.

Nos tranquilizamos y lo acompañe un rato a su habitación donde se hospedaria ese dia. Nos recostamos un momento en la cama y encendimos la televisión. Rodeó mis hombros con su brazo y ahí estábamos, disfrutando de cada momento que estabamos juntos como siempre lo hacíamos, somos de la idea de no desperdiciar ni un segundo y tratar de siempre pasarla bien y ese día no fue la excepción. Así era como enfrentabamos los problemas por eso rara vez peleabamos y la mayor parte del tiempo estábamos bien.
Sin darme cuenta nos quedamos dormidos y de repente desperté por que mi celular estaba sonando, era una llamada de mi tía.
-Tía ¿Que pasa?
-¿Donde estas niña? Se me hace mucho que no has llegado -retire mi cel del oído y vi que eran las 11 de la noche.
-Lo siento tía perdí la noción del tiempo, ahora mismo voy para allá
- ¿Todo está bien?
-Si tía ya voy. -colgué

Me lave la cara para despertarme aunque la impresión ya me había despertado. Para mi suerte el hotel no estaba muy lejos de la casa, Joan se veía muy cómodo que no quise despertarlo, sólo tome mis cosas y me fui. Estaban solas las calles y estaba fresca la noche, caminé y sentí un escalofrío correr por mi espalda. Me arrepentí de haberme venido sola, pero ya llevaba algo de camino recorrido que estaba más cerca la casa que el hotel, tenía la sensación de que me iban siguiendo, pero como es típico volteaba y no había nada, entonces empecé a correr con todas mis fuerzas. Gracias a Dios llegue a casa sana y salva, el corazón me latía muy rápido y fuerte que podía escuchar mis latidos dentro de mi. Me tranquilice y le avisé a mi tía que había llegado, me fui directo a mi cuarto. Reviso mi celular y tenía dos mensajes.

Mi vida con ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora